• 20/01/2012 01:00

Estrategia nueva o ¡a patear el tablero!

D efender ‘la democracia e institucionalidad democrática del país’ implica la unidad de concepto y estrategia entre todas las fuerzas vi...

D efender ‘la democracia e institucionalidad democrática del país’ implica la unidad de concepto y estrategia entre todas las fuerzas vivas dispuestas a defender la democracia.

Ello implica terminar con el excesivo presidencialismo que lleva a la invasión del poder Ejecutivo sobre el Legislativo, el Judicial, la Contraloría, la autonomía municipal, el Ministerio Público y de la administración entre otros.

Está claro que con los dos primeros métodos establecidos por la Constitución para su reforma no se podrá fortalecer la democracia, porque quienes detentan el poder, apostarán al status quo que garantiza su excesivo poder y privilegios en detrimento de la sociedad civil.

De allí la urgente necesidad de que todos los sectores políticos y de la sociedad civil se unan, dejando de lado el 2014, para elaborar una propuesta de nueva constitución que evite que el autoritarismo civil o militar, el clientelismo, la corrupción y la represión a los sectores disidentes al gobierno; además de una propuesta que garantice la transparencia de los futuros torneos electorales.

Los sectores democráticos debemos tener claro que con las actuales reglas solo gana el pequeño grupo de interés que está en el poder; lo que se da por las lagunas legales, la discrecionalidad y los mecanismos de presión que se le permiten al Ejecutivo para designar magistrados y otros funcionarios e influir en las decisiones de los otros poderes del Estado.

Ejemplo de lo anterior lo tuvimos en las elecciones de El Bebedero, donde se entregaron recursos del gobierno a los votantes, según rezan las denuncias presentadas ante la Fiscalía y Tribunal Electoral.

Este no fue más que el ensayo general de lo que se pretende hacer en el 2014, cuyos desmanes irían a la Corte Suprema de Justicia, controlada por el Ejecutivo, siempre dispuesta, como en el caso de Bosco y como ha sucedido en el pasado, a invadir el terreno jurídico del Tribunal Electoral.

De allí que suscriba el llamado a una constituyente paralela, en donde los diputados y el Ejecutivo no tendrían mayor ingerencia, salvo el impulso de sus candidatos a la misma.

Creo que la sociedad civil y los partidos políticos de oposición, los primeros para administrar el movimiento y los segundos para darle sus estructuras y su base operativa, tienen con creces la cantidad suficiente de simpatizantes y miembros como para alcanzar el 20% que corresponden a 450,000 firmas que se requieren y la ventaja de que es el Tribunal Electoral el único órgano independiente que todavía nos queda, quien certificaría las firmas y convocaría a la consulta.

Por los inmensos recursos que se manejan desde el Estado, el partido del gobierno podría intentar convertir el país en un inmenso Bebedero, si no se cuenta con nuevas reglas para la democracia, que garanticen la transparencia del proceso electoral y que, además, le den los fondos y el poder disuasivo al TE para evitar el espectáculo inmenso de pan y circo y la posibilidad de fraude que se podría estar preparando para las elecciones de 2014.

Con las reglas de la ultraderecha gana la ultraderecha. Con las reglas del facismo, gana el facismo. Las reglas de la democracia consignadas en nuestra Constitución envejecieron y se han convertido en el fundamento del autoritarismo.

Las fuerzas democráticas somos mayoría. Hay una nueva correlación de fuerzas, en donde la sociedad civil, la oposición y los principales medios lideran la opinión pública. Se está en capacidad de cambiar de estrategia y derrotar a los enemigos de la democracia. La situación exige Juego Nuevo ¿Qué esperamos para patear el tablero?

DELEGADO AL CONGRESO NACIONAL DEL PRD.

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