• 10/04/2012 02:00

La destrucción ambiental de Darién

Los recientes enfrentamientos en Darién entre indígenas y personas que talaban árboles de Cocobolo, con supuestos permisos de la ANAM, h...

Los recientes enfrentamientos en Darién entre indígenas y personas que talaban árboles de Cocobolo, con supuestos permisos de la ANAM, han llevado a la palestra este tema tan delicado, que es la acelerada destrucción ambiental de esta región, antes llamada ‘El Tapón’ por sus impenetrables bosques.

En la página Web de la ANAM, EIA Aprobados por ANAM. (Darién) (2002-2012) ‘Manejo y Aprovechamiento Forestal... etc’, se mencionan: 2002 (5 EIA) 2630 ha., 2003 (6 EIA) 9400 ha., 2006 (3 EIA) más de 3000 ha., 2007 (1 EIA) ha. No determinadas, 2008 (1 EIA) 1000 ha, 2010 (1 EIA) 10,000 ha. -Cerca de 30 mil ha.

Curiosamente la mayoría de las veces aparecen como promotores las comunidades del área. Lo que, con la escasa y deficiente supervisión oficial, supone, por lo menos, más de 100 mil ha. Sometidas al ‘aprovechamiento’ forestal. Esto, por supuesto no incluye los ‘Permisos de Tala de Subsistencia’, que suman fácilmente otras 50 mil ha. ‘De facto’. Agregamos la tala clandestina o ilegal y fácilmente superamos las 200 mil ha.

Pero la destrucción ambiental de Darién no solo se debe a estos EIA y ‘Permisos’ y la tala ilegal. Vemos que los EIA aprobados para reforestación con Teca (Tectona grandis), para Darién suman decenas de miles de hectáreas.

La Teca es una especie originaria del Sudeste asiático, y para hacer estas ‘reforestaciones’ es necesario talar completamente toda la vegetación nativa. Esta operación, por supuesto, es muy rentable, porque se ‘aprovechan’ las especies maderables nativas, sin tener que sacar un permiso específico. Pero la Teca presenta serios problemas ambientales, porque no permite que crezca la vegetación del sotobosque e incrementa enormemente los niveles de erosión del suelo.

Además, la Teca no produce frutos comestibles, por lo que la fauna nativa se ve afectada seriamente. Una Plantación de Teca de 1000 has., es de hecho, un desierto estéril para la fauna y flora nativas, en el que se han alterado seriamente los ecosistemas. Y finalmente, cuando las plantaciones de Teca son ‘aprovechadas’, estas aéreas nunca vuelven a ser bosques, sino que se utilizan como potreros, completando el ciclo de destrucción.

En Panamá existen varias especies de las llamadas ‘maderas preciosas’, el Cocobolo (Dalberghia retusa) es una de ellas, y tiene fama mundial desde hace siglos. En los siglos XIX y XX las armas de cacería más finas de EE.UU. y Europa se hacían con Cocobolo de Panamá. El problema es que un árbol de Cocobolo se hace comercial después de los 50 años de crecimiento. Muchos de los que se extraen de Darién tienen más de 100 años.

Otras maderas preciosas nativas son el Zorro (Astronium graveolens), Bálsamo (Myroxylon balsamum), Guayacán (Tabebuia guayacan). Quira (Platymiscium pinnatum), Nazareno (Peltogyne purpurea), que, como el Cocobolo se caracterizan por tener una alta densidad (dureza), de más de 1000 kg. por metro cúbico.

La destrucción de Darién y San Blas, solo se podría detener tomando medidas estrictas y efectivas, como la prohibición total de todos los EIA o permisos de tala o ‘aprovechamiento’ forestal, ya sea de subsistencia o no, y por supuesto prohibir todas las exportaciones de maderas nativas. También la prohibición de todo proyecto de reforestación con especies exóticas como la Teca. Y la implementación de un programa de reforestación masiva, con especies nativas, involucrando a las comunidades del área.

Desde luego, la ANAM debe organizar un sistema de guardabosques bien equipado para mantener todo bajo control.

MAGÍSTER, CONSULTOR AGROFORESTAL Y AMBIENTAL.

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