• 28/11/2012 01:00

La inestabilidad ha caracterizado al gobierno

Las dos recientes bajas en el gobierno son muestras del estilo que ha venido utilizando esta administración como manera muy suya y muy p...

Las dos recientes bajas en el gobierno son muestras del estilo que ha venido utilizando esta administración como manera muy suya y muy peculiar de gerenciar la cosa pública. Prometieron ‘un cambio’, pero pronto comenzaron otra clase de cambios: en la jefatura de ATTT, continuando en ristra por ministros y directores hasta zarandear la semana pasada Aduanas y Alcaldía. Cabría preguntar si así se mejora la administración pública o si, al contrario, produce un clima de incertidumbre que la perjudica. La pregunta es retórica; la respuesta, evidente.

Veamos los cambios habidos. Se dividió un ministerio y el gobierno añadió al Gabinete dos ministros de mentirita protocolar. De 16 miembros, 10 ministerios sufrieron cambios en 42 meses transcurridos hasta ahora; así, tres ministros se turnaron las carteras de MINGOB, RR.EE. y MIDA; y dos ministros han dirigido, cada uno, el MEF, MINSA, MOP, MIVIOT, MICI, Canal, Presidencia. También se sustituyeron viceministros.

No han tenido diferente suerte muchas entidades descentralizadas que son parte del Ejecutivo: IDAAN, BHN, BDA, Pandeportes, IMA, ASEP, INADEH, ANAM, Registro Público, Lotería, Secretaría de Energía, Migración, Dirección Médica de la CSS; y tampoco organismos importantes subalternos como Policía Nacional, el DIP, Consejo de Seguridad, Direcciones de Presupuesto de la Nación y de Crédito Público, el PAN. En todos ellos hasta ahora ha habido dos o más jefes.

Otro cambio por doble vía ocurrió con la recolección de la basura, separando el DIMAUD de la Alcaldía de Panamá para crear la ANA como autoridad nacional y nombrarle nuevos dirigentes.

Los otros Órganos del Estado no se quedan atrás. Sin ser requisito legal, la Asamblea elige anualmente su administración interna; cada nueva junta directiva y las 12 comisiones permanentes suelen cambiar personal. A la Corte Suprema por mandato constitucional se designaron tres nuevos magistrados; uno de ellos fue reemplazado al poco tiempo, pero estamos en vísperas de un nuevo cambio.

En la Procuraduría se forzó un cambio bochornoso, seguido casi de inmediato por una renuncia del sustituto. En la Fiscalía Electoral se reemplazó al titular y en el TE acaba de ser nombrado un magistrado.

Cambios ha habido también a nivel municipal. En la capital, una vicealcaldesa al principio encargada temporalmente, luego un alcalde titular asume en propiedad, una renuncia, vuelta a la vicealcaldesa que ocupa el cargo ya en propiedad. En Colón, un alcalde investigado, separado temporalmente, reintegrado. En San Miguelito y Chame, alcaldes en la cuerda floja, amenazados con separación judicial. En otros municipios, alcaldes ‘tránsfugas’, que sus razones tendrían para cambiar de partido político, como acaba de suceder en Penonomé.

Irónicamente resulta más fácil identificar las pocas dependencias que no han sufrido cambios. Son menos los miembros del flamante equipo de gobierno original que no han sido reemplazados, cuando se nos dijo que se gobernaría con ‘los mejores’ sin importar sus preferencias políticas. Pero los hechos demuestran lo contrario: bajo cualquier criterio que se quiera, resulta exagerada la cantidad de cambios, renuncias y destituciones ocurridas en tres años y medio de gobierno. No le hace bien al país; no puede haber eficiencia en la precariedad causada por un gobierno insensato.

En efecto, no la hay. Peor aún cuando el próximo torneo electoral pronto reafirmará o destapará ambiciones políticas con sus consecuentes cambios adicionales y un jefe del Ejecutivo de salida, cada día con su poder político naturalmente más menguado. Se recrudecerá la inestabilidad y la falta de continuidad por las inseguridades creadas cuando ‘cada maestrito vendrá con su librito’ y, hasta las elecciones, redefinirán sus prioridades según su cortísima visión. Al resto de los panameños no nos convencen.

EXDIPUTADA DE LA REPÚBLICA.

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