• 02/01/2013 01:00

Fiscalización y justicia independiente

F inalizamos el año 2012 con un crecimiento económico del 11% en el Producto Interno Bruto, liderando el índice de crecimiento económico...

F inalizamos el año 2012 con un crecimiento económico del 11% en el Producto Interno Bruto, liderando el índice de crecimiento económico en América Latina. Según las autoridades gubernamentales dicho incremento redundó en la disminución de la tasa de desempleo de 4.6% a 4.1%.

Según expertos economistas, el índice presentado incluye como empleados a los trabajadores informales (limpiabotas, periodiqueros, bien cuida’os, planchadoras, etc.), generalmente población desocupada, manipulando y distorsionando así el índice de desempleo real.

Panamá es reconocido mundialmente por poseer una economía robusta, con un crecimiento sostenido aproximadamente desde el 2007, pero existen dudas razonables sobre la veracidad de la tasa oficial de desempleo dada por la Contraloría General de la República.

Los beneficios de ese extraordinario crecimiento económico nos ha llevado a ganar un sitial de reconocimiento mundial, pero de esa riqueza sólo se beneficia una elite de políticos y empresarios, sin que estos beneficios alcancen a las capas medias y bajas de la sociedad.

Lo contradictorio de este ‘espectacular’ crecimiento económico es que, mientras menos de un 15% disfruta de la opulencia, el grueso de la población (85%) ven cada vez más restringido su poder adquisitivo, para hacer frente al alza indiscriminada en los precios, alimentos, bienes y servicios.

El aumento de los precios provenientes del mercado externo, por una parte y por la otra las dañinas prácticas monopolísticas, la especulación en los precios del mercado nacional, mantienen la economía con una tasa inflacionaria del 6.8%, jamás vista en Panamá, lo cual repercute en mayor proporción a la ya escuálida economía familiar.

Parecieran no existir leyes ni controles para castigar este crimen social, que termina por encarecer la vida del nacional.

Es necesario hacer un análisis serio y objetivo sobre los factores positivos y negativos que nos ha trae el elevado crecimiento económico, toda vez que, hemos ganado prestigio financiero e inversión de capitales extranjeros, pero también hemos visto desmejorada nuestra calidad de vida.

Otro ejemplo es el flujo migratorio de extranjeros, entre ellos jubilados con altos ingresos, que generan una espiral inflacionaria en el precio de los bienes y servicios, entre ellos alquileres que resultan impagables para nacionales, con ingresos medios y bajos, por lo cual no alcanzan para pagar una vivienda decorosa.

Por otro lado, los políticos con sus acostumbrados improperios y corrupción no dejaron de ser noticia.

Uno de los casos de corrupción más sonados fue la compra de 30,000 jamones por un valor de 675 mil dólares, con un presupuesto que sobrepasaba el asignado a la Junta Comunal de El Chorrillo y para ser distribuido fuera del corregimiento, donde Cheyo Gálvez es representante.

Ya para cerrar el año, salió a relucir un escándalo donde presuntamente está vinculado el presidente Ricardo Martinelli con el caso Financial Pacific, y la utilización de información privilegiada, para especular en compra de acciones en el mercado de valores.

Finalmente estos escándalos quedarán en el olvido, porque antes ni ahora los Órganos de fiscalización y justicia han asumido el rol independiente que les corresponde, de jerarcas con suficiente moral, rectitud, honestidad y transparencia que se atrevan a impartir instrucciones de investigación, en salvaguarda de la población y el país.

ECONOMISTA Y EDUCADORA

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