• 29/01/2013 01:00

Dolores del crecimiento

El sentido común agudo del general Torrijos me dio a mí muchas lecciones. Para uno que creía en la educación y la formación académica co...

El sentido común agudo del general Torrijos me dio a mí muchas lecciones. Para uno que creía en la educación y la formación académica como la base del conocimiento, Torrijos me enseñó que más sabían los que tenían sentido común y a su vez están mejor preparados para la vida. Un día me dijo que él no necesitaba todos los índices económicos que le mostraba su ministro de planificación, el Doctor Nicolás Ardito Barletta. ‘Nicky —me dijo— dice que vamos bien, porque creció el PIB y la relación con la deuda es tanto, yo, Mario, salgo en la noche y paso por la calle del Hotel Granada, si las prostitutas en la esquinas son cholitas panameñas, vamos mal, si lo que ves son colombianas, el país va bien, ellas solo van a países con plata’. Siguiendo sus enseñanzas y viendo las esquinas hoy, no del Granada sino del Veneto, más los anuncios en los clasificados, no dudo que estamos creciendo al 10%.

En otra ocasión me visitó un supuesto financista francés y me pidió una cita con Omar. Se la conseguí y el general me pidió que lo mandara a Contadora ese fin de semana que estaría allá. El lunes, el entonces director del DENI, Darío Arosemena, me reprocha que envié a ‘ese estafador internacional’ a hablar con Omar, que lo había verificado y estaba buscado por la Interpol. Apenado tras la regañada de Darío, llame a Torrijos para disculparme. ‘Disculparte de qué —me dijo— me alegraste la semana. Mario, cuando el país crece y va bien, empiezan a llegar los dos, inversionistas y estafadores. ¿Tú crees que tu francés irá a Haití? No, está aquí porque vamos muy bien y hay plata’.

Hoy recuerdo ambas anécdotas, porque con un crecimiento de 10 y 11% anual, nos estamos llenando de las prostitutas caras y ya no solo de Colombia, ahora hay dominicanas y hasta rusas, algo que a nadie parece importarle. Por otro lado, empezamos a ver a estafadores internacionales con métodos ajenos a los propios panameños. Ya el panameño parece aceptar como una realidad del crecimiento el secuestro express, el secuestro por rescate y la clonación de tarjetas de crédito. De igual forma, las estafas por hackeo de cuentas bancarias y recientemente la estafa mayor, la que se comete con empresas de inversión.

Años atrás, solo un funcionario de banco podía irse del país tras saquear un banco, los montos de los casos más sonados ni siquiera llegaban a los $100,000. Hoy, el panameño queda estupefacto cuando una compañía de inversiones, Financial Pacific, aparece con un desfalco de $14,000,000 y con las autoridades dando la impresión de ser cómplices del supuesto robo, cuando la propia Corte Suprema acoge un recurso que no falla y no permite así que el ente regulador investigue. Dan tiempo y milagrosamente inversionistas anónimos depositan $12,000,000 para sanear al compañía, mientras desaparece el auditor del ente encargado de ver la empresa y el director general del ente pide protección policial por miedo. En el manual de Omar, estamos creciendo impresionantemente, aquí ya hay mafias de alto voltaje trabajando.

Pero no es solo en la banca, ya el año pasado vimos cómo se estaban apoderando de tierras con el apoyo de los funcionarios, mientras por otro lado se daba el asesinato del exgobernador de Coclé, Darío Fernández, en medio de un robo de fincas. Lo malo de las mafias que han llegado es que, lo que Omar sí entendía era que había que estar atentos para detenerlas, pero en nuestro sistema actual de impunidad aquí las cosas pasan y nadie, pero nadie queda preso. Se trataron de robar un parque en plena ciudad y todo acabó con el gobierno construyendo finalmente el parque. Pero esa impunidad tiene su precio. Por allí circula un rumor muy feo de una finca que un conocido empresario intenta quitársela a un colombiano, donde el colombiano, según corre el rumor, se irá, pero dejará secretarios para hacer justicia. Si ya no se cree en la justicia del país, solo les resta la justicia en sus propias manos...

No dudo que en todo gobierno hay sobreprecios en compras, coimas en grandes contratos, las empresas inclusive que licitan lo saben y tratan de jugar con las reglas del patio, en fin de cuenta el panameño no siente que eso le afecta su bolsillo, pero cuando las trampas y robos tocan propiedades privadas, la cosa cambia. Robarle al Estado tierras nacionales es una cosa, robarse un finca privada y quedar todos en un litigio de tierras, es otra. La impotencia de lograr resolver con la justicia te lleva a pensar en otras formas más dramáticas de hacer justicia. Hemos vivido en nuestro país varias muertes no resueltas de abogados, principalmente por casos conocidos de robos de tierras privadas.

Siento que la corrupción de hoy en el Órgano Judicial nos está llevando a que muchos empiecen a pensar en ajusticiar a su manera. Es una lástima que tengamos el crecimiento, que tengamos a las prostitutas más calificadas y los mejores estafadores en el medio, pero no hagamos nada para controlar la situación. La impunidad y la expansión de la corrupción está permeando ya hasta la Fuerza Pública, jueces y fiscales están ya en entredicho, magistrados de la Corte totalmente desprestigiados. No sé si este gobierno ya pueda hacer algo, y quiero creer que el próximo enfrente el problema al precio que tenga que pagar.

INGENIERO INDUSTRIAL Y ANALISTA POLÍTICO.

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