• 12/04/2013 02:00

¿Transfuguismo en la Comunicación?

El transfuguismo en Panamá señalan algunos entendidos llegó para quedarse y expandirse a otras áreas. En Panamá es vox populi el cambio ...

El transfuguismo en Panamá señalan algunos entendidos llegó para quedarse y expandirse a otras áreas. En Panamá es vox populi el cambio radical que experimentan los políticos que han tomado la decisión de saltar al oficialismo, desde cuentas millonarias en Juntas Comunales; miles de dólares en contratos fantasmas en la Asamblea; nombramientos para allegados en el engranaje gubernamental y servicio exterior; entre otros beneficios que jamás hubiesen adquirido desde la trinchera opositora. Lamentablemente todas estas prebendas son a costilla de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos.

En el actual quinquenio se proliferó una inédita ola de transfuguismo en la esfera política; sin embargo, es un veneno cuyo antídoto, precisamente, está en manos de cada uno de los panameños que no toleramos esta mala praxis, durante el próximo torneo electoral.

Hice énfasis en lo anterior, porque desconozco si de forma intencional o por ignorancia se quiere trasladar la mala praxis del transfuguismo al campo de la comunicación social, y por vocación jamás lo permitiremos. Aparentemente la idea de las mentes políticas detrás de la estrategia es al final del camino ‘satanizar’ a los comunicadores sociales, con el objeto de crear una cortina de humo para distraer a la población sobre el despilfarro que ejercen actualmente algunos tránsfugas con el erario público.

Lo anterior hace trasladarnos al campo de la comunicación donde vivimos la realidad que los dueños de medios televisivos, radiales e impresos, en su mayoría pertenecen tanto al poder económico como al poder político gubernamental y de oposición, lo que al final del camino se traduce en intereses particulares y los profesionales de la comunicación se encuentran en el centro de una encrucijada cuando existen posiciones antagónicas entre aquellos intereses.

Hoy el pueblo es testigo de cómo algunos medios de comunicación que representan al sector económico criollo abren fuego contra la gestión gubernamental y viceversa, lo que produjo como reacción que el poder oficialista comprara acciones —sin tener claro de dónde provienen los fondos— en varios medios de comunicación, distorsionando ambas partes la dinámica y la esencia de la verdadera razón de un medio informativo y la responsabilidad social que se debe tener frente al público.

Es triste escuchar epítetos como ‘medios de oposición’, ‘medios de los sapos del gobierno’ y ser testigo de cómo los dueños de algunos medios utilizan a los periodistas de las diversas disciplinas como ‘kamikaze’ para atacar a mansalva con o sin pruebas a sus adversarios.

La histórica injusticia en la retribución económica a los profesionales de la comunicación, cambia el panorama y hace que muchos profesionales que prestaban sus servicios en los medios tradicionales emprendan nuevos retos en los medios televisivos, radiales, impresos y digitales, adquiridos por allegados del gobierno de turno, lo que ha desatado un desprestigio soez contra estos comunicadores, que lo único que aspiran es a una mejor calidad de vida con el sudor de su frente y con el talento que cada cual ha demostrado en su trayectoria.

Es allí donde quiero diferenciar a los comunicadores sociales de los políticos tránsfugas y no pretendo ser abogado de los comunicadores que se fueron para medios afines al gobierno de turno, ellos y su conciencia saben lo que hacen, solo defiendo la dignidad de la comunicación social que nada tiene que ver con la mala práctica del transfuguismo, cada profesional en el sector privado tiene derecho a desempeñarse donde le ofrezcan mejor salario; mientras que en la esfera gubernamental es imperdonable el millonario presupuesto que manejan los exopositores que incurrieron en transfuguismo. Al final del camino uno llega a la conclusión de que a los comunicadores los quieren satanizar y verle cara de chivos expiatorios preguntándoles quién es Dios.

DIRECTOR DE VOCES DE PANAMÁ.

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