• 07/08/2013 02:00

Dirigencias gremiales y educación

Pareciese que la credibilidad de las dirigencias gremiales del sector educativo comienza a languidecer, puesto que los llamados a paros ...

Pareciese que la credibilidad de las dirigencias gremiales del sector educativo comienza a languidecer, puesto que los llamados a paros y huelgas en los últimos años no está teniendo el respaldo acostumbrado. La era en que la educación pública panameña era maniatada o prácticamente controlada por los gremios educativos con la complicidad politiquera de ministros anteriores, va llegando a su fin.

Quizás, ello se deba a la falta de líderes auténticos, carismáticos, honestos, congruentes y de vocación docente, que tengan claro el sentido de responsabilidad social, más allá de pretender negociar y lucrar con la educación y el futuro de nuestros estudiantes.

También, puede deberse a que los diferentes gremios de educadores son acaparados por figuras desgastadas que ven los cargos de dirigentes como puestos vitalicios o como monarquías hereditarias y totalitaristas que emplean la coacción para con todos aquellos colegas que se oponen a sus ideologías y que verdaderamente creen en el servicio docente de entrega; a quienes adjudican calificativos peyorativos como ‘arrastrados’, ‘vendidos’, ‘cerdos’, ‘cepillos’, ‘perros’, entre otros..., olvidándose de respetar la libertad de expresión, ideas y pensamientos de los demás. De esto último, puedo dar fe por experiencias vividas en carne propia.

Lamentablemente, la mayoría de los docentes de este país somos representados por una minoría villanesca, que más que defender nuestros derechos, buscan movilizarnos en masa para satisfacer intereses particulares. En tanto, el discurso pedagógico se ha ido diluyendo al primar los intereses gremiales que se hacen impositivos, so pretexto de defender los Derechos docentes o quizás, los más convenientes para la dirigencia. Discusiones inertes que rayan en la confrontación, delirios de persecución, complejos de supremacía por antigüedad, síndromes de susceptibilidad crónica y otros, opacan a la sazón, el buen funcionar del proceso enseñanza-aprendizaje en nuestros centros educativos públicos, para dar primacía al discurso gremialista retórico con los mismos planteamientos anacolutos con fuertes dosis de perífrasis y pleonasmo.

Las nuevas tendencias en la Educación panameña (Transformación curricular, Decreto 920, Provel, Centros educativos de excelencia, entre otros.), aterrorizan a estas dirigencias, pues exigen ser docentes de vocación (innovadores, actualizados, colaboradores, responsables, formales, respetuosos de las autoridades y estudiantes de los centros educativos, etc.), perfil que dista mucho de ser propio de ellos. He allí, la razón de considerar las nuevas tendencias educativas como un atentado a su estabilidad laboral.

Urge entonces, que los docentes sensatos, prudentes y elocuentes resuelvan ponerse de acuerdo para escribir, entre todos, una historia presente, capaz de encaminarnos a la verdadera unidad, que fortalezca la bondad, fomente el decoro y el orgullo de ser docentes, para devolverle a tan prestigiosa profesión el sitial que se merece y que por años se ha visto opacado. ¡Eso sí!, sin olvidar la salvaguarda de nuestros Derechos como profesionales de la educación y sin transgredir el derecho de nuestros estudiantes a recibir una educación de calidad.

*DOCENTE.

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