• 26/08/2013 02:00

Un discurso memorable

Una de las características más importantes de los líderes más influyentes a lo largo de la historia, ha sido su oratoria. Investigando e...

Una de las características más importantes de los líderes más influyentes a lo largo de la historia, ha sido su oratoria. Investigando en ese sentido, los líderes más reconocidos y que provocaron cambios sustanciales en el destino de sus pueblos, fueron oradores excepcionales.

De los personajes actuales la profundidad de los mensajes, el estilo elocuente, educativo y siempre visionario del presidente Barack Obama es quizás hoy, el más significativo de los principales actores del escenario mundial. A todas cuentas, Obama tiene inherencia directa en lo que dirá una vez enfrentado a un grupo de receptores, a pesar de que la Casa Blanca tiene un equipo muy selecto de escritores para preparar sus discursos. ‘Cuando Obama decide dar un importante discurso, el proceso de escritura comienza semanas, a veces meses, antes de tiempo con ‘la lluvia de ideas’ —el presidente da las ideas escritor sobre lo que le gustaría decir’, publicó en una nota la Prensa Asociada sobre el proceso de preparación de un discurso del presidente de los Estados Unidos.

Pero igualmente, ya en la presentación pública de la misma, siempre invita al espectador a tomar el momento para apreciar un estilo de oratoria y liderazgo que seguramente marcará decididamente en la historia de ese país.

Expertos historiadores han definido como verdaderamente trascendentales, un muy selecto número de discursos que personajes, ya considerados históricos, han dado a lo largo de los tiempos. Algunos en su totalidad y otros han cobrado especial importancia por extractos muy puntuales. Tom Clark del periódico inglés ‘The Guardian’, escribió que: ‘... un discurso será realmente grandioso cuando concuerda con los tiempos en que es ofrecido (...) Muchos de los grandes discursos pintan un cuadro sobre cómo sería un mundo mejor’.

Algunos estudiosos de la oratoria señalan como fundamental el discurso ‘Soy un Africano’, pronunciado el 8 de mayo de 1996, por Thabo Mbeki, entonces vicepresidente de Nelson Mandela, en razón de la nueva constitución de Suráfrica. Mbeki emotivamente acentuó que: ‘Hoy, como nación, mantenemos un silencio perceptible sobre estos ancestros de las generaciones que hoy viven temerosas de admitir el horror de un hecho anterior, intentando borrar de nuestras memorias un evento cruel cuyo recuerdo debería enseñarnos a nunca volver a ser inhumanos’.

Si podemos dejar a un lado la descalificación y las pasiones políticas, tenemos que reconocer a varios personajes del pasado reciente que por su oratoria, la profundidad de su pensamiento o por su entrega y su capacidad de mover a las masas, deben ser reconocidos como de importancia. Debemos notar como brillante la intervención del joven abogado Fidel Castro cuando en 1956 llevó a cabo su autodefensa titulada ‘La Historia me absolverá’.

Desde la profundidad de su alma, El 1 de abril de 1983, en la ceremonia de reversión de la estación de la policía de Balboa en la Zona del Canal, el doctor Jorge Illueca comenzó su discurso diciendo: ‘En el muro de la casa de un patriota panameño en nuestra capital, se haya gravada la frase de Joaquín Beleño que dice: ‘Quien siembra banderas, cosecha soberanía’...’, la reacción del publicó ante esa singular frase, quedó marcado en mí para siempre como fundamental para dar por finalizado un capítulo que culminaba con la desaparición para siempre de esa fuerza represiva que dejó sus huellas en la momería nacional por su participación represiva el 9 de Enero de 1964.

Desprendernos de la mezquindad para darle el valor histórico que se merece el discurso del general Torrijos el 11 de octubre de 1971 en la Plaza 5 de Mayo cuando preguntó: ‘¿Qué pueblo de América, o qué pueblo del mundo soporta que contiguo a su territorio exista un gobernador? ¿A nombre de qué? ¿Y gobernador de qué?’. Incitador y llamando a la contextualización colectiva de un malestar, hasta entonces, permanente.

Para los norteamericanos, el discurso de Abraham Lincoln, ‘The Gettysburg Address’, pronunciado el 19 de noviembre de 1863 en la inauguración del Cementerio Nacional de los Soldados en Pennsylvania y el segmento muy puntual del discurso inaugural de 1961 del asesinado presidente John F. Kennedy: ‘No preguntes qué tu país puede hacer por ti; pregunta qué puedes hacer tu por tu país’, son considerados dos de los discursos más significativos para la historia de ese país; y lo dicho por Kennedy es una de las frases más conocidas alrededor del mundo por su valor de exaltación al servicio del país.

Este miércoles 28 de agosto marca el 50 aniversario del pronunciamiento del discurso titulado ‘I Have a Dream’ de Martin Luther King realizado en la ‘Marcha sobre Washignton’, en protesta y para demandar el fin del racismo en los Estados Unidos (racismo institucionalizado). Es una de las piezas de oratoria más excepcionales jamás expuestas en la historia reciente de la humanidad y se considera una de las entrega públicas que marcó un cambio en la conducta humana a nivel global y que ha dejado huellas permanentes en la memoria colectiva.

Triste el escenario local actual. Los eventos de hoy en donde una figura pública pretender influir en la sociedad son ficticias, armadas por los ‘creativos’ con audiencias contratadas para vitorear y aplaudir. ¿Dónde quedó la pasión por dominar la palabra para promover cambios verdaderamente significativos en la vida de las naciones? ¿Dónde quedó la necesidad de convencer, mediante argumentos firmes; directos y persuasivos? Muy triste el escenario de figuras que el presente nos ofrece.

COMUNICADOR SOCIAL.

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