• 01/11/2013 01:00

Afrenta a los Aguiluchos

‘Tranquila a la falda paterna del Ancón se yergue la mole de un Templo del saber’. Un hecho inaudito, digno de la mayor reprobación, fue...

‘Tranquila a la falda paterna del Ancón se yergue la mole de un Templo del saber’. Un hecho inaudito, digno de la mayor reprobación, fue la decisión extrema que asumió el Ministerio de Educación de autorizar el allanamiento del Instituto Nacional en busca de pruebas sobre actos vandálicos y apresar violentamente dentro de sus propias instalaciones a numerosos estudiantes, de ambos sexos, en forma indiscriminada, en una actitud abiertamente brutal por parte de agentes de la Policía Nacional, debidamente uniformados, con cascos y utilizando gases lacrimógenos.

Han sido incontables las voces de condenas que se han esgrimido por distintos medios por esa decisión absurda de la ministra Lucy Molinar y lo que es más lamentable, es que ella ante todo ha ejercido el periodismo antes de ocupar ese alto cargo, por lo que su actuación en tal sentido, debió ser más cauta, aun cuando hay que reconocer que entre los estudiantes de ese plantel militan algunos elementos que no solo dañan su buena imagen, sino también la honrosa trayectoria del movimiento estudiantil en general.

Ante esta mala conducta de algunos estudiantes, lo indicado es que el Ministerio de Educación, junto con educadores, padres de familia y acudientes, sin excluir a los propios líderes estudiantiles, hubiera iniciado un diálogo en busca de que el Instituto Nacional pudiera retornar a sus viejos senderos en los que ha ganado tantas glorias, por su conducta gallarda del civismo en que jamás un solo policía hubiera atravesado sus umbrales.

Viene a mi mente un hecho que pretendió darse en diciembre de 1947, cuando en ese plantel funcionaba en horario nocturno la Universidad Nacional y el entonces ministro de Gobierno y Justicia, Francisco Filos, haciéndose acompañar de algunos policías, pretendió arrestar al estudiante en ese entonces Secundino Torres Gudiño, y a lo cual se opuso rotundamente su Rector, Doctor Octavio Méndez Pereira, y se frustró la diligencia del ministro aludido, acatando la determinación de tan digno educador.

Por otra parte, los hechos delictivos que pudieran estarse dando dentro y fuera del Instituto Nacional, no pueden ser a la luz de análisis simplistas, como si ese plantel o cualquier otro con similares problemas, se tratara de islas. Todos esos problemas tienen que ser analizados en el devenir de los distintos gobiernos que nos han regido, especialmente del actual que preside Ricardo Martinelli, que ha resultado el más corrupto.

Se dice que se educa con el buen ejemplo y este gobierno da los pésimos ejemplos, lo cual ha ido incrementando la delincuencia en el país de frontera a frontera y, por lo mismo, la inseguridad que todos sufrimos diariamente y que los distintos medios registran.

Un hogar de los más populosos en que padre y madre se mantienen en eterna discordia o se han obligado a separarse, crea al caldo de cultivo, lo que seguramente hará mella en el espíritu de la prole, que a la postre dará estos elementos aislados a los que me he referido, pero que estamos aún a tiempo de subsanarlos con una sociedad menos desigual y que nos rija un gobierno digno.

*ABOGADO Y PERIODISTA.

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