• 10/11/2013 01:00

¿Salario mínimo o salario necesario?

Según el artículo 65 de la Constitución Política, el salario mínimo es una garantía para todos los trabajadores del sector público y pri...

Según el artículo 65 de la Constitución Política, el salario mínimo es una garantía para todos los trabajadores del sector público y privado, y consiste, de acuerdo al Código de Trabajo, en un salario que cubra las necesidades del hogar en el orden material, moral y cultural (art. 174).

Nuestras autoridades han publicitado los últimos ajustes al salario mínimo como ‘el más grande de los últimos tiempos’, lo que no se compadece con la realidad de los que viven de su trabajo, pues el dinero no les alcanza para cubrir la ‘canasta básica familiar de alimentos’ (B/332.31 mensuales) y además pagar transporte, gastos escolares, gastos médicos, vivienda (hipoteca o arrendamiento); y un gran etcétera.

Hoy, el valor de un dólar ha disminuido en 30 % con respecto a lo que podía comprarse hace ocho años con esa moneda; es decir, que lo que costaba antes B/.1.00, ahora cuesta B/1.30, pero los salarios han aumentado entre 7 % y 25 %, incluidos los publicitados ajustes al salario mínimo legal.

Por otra parte, todas las estadísticas y fórmulas de calcular el salario mínimo que se requiere para hacerle frente al actual costo de vida, para una familia de 3.84 personas (así lo define el MEF), conllevan a cifras muy altas, rondando los mil balboas mensuales, lo que parece exagerado, pero es la realidad que arrojan los números y cálculos que se puedan hacer, objetivamente.

Esta gran brecha que se ha producido entre los salarios y el costo de vida, que conlleva a este altísimo ajuste salarial, se origina en la falta de aumentos reales de los salarios y al descontrol absoluto de los precios de los bienes y servicios, en donde se pretende que los salarios estén regulados pero la ganancia no.

¿Ahora bien, pueden las empresas pagar este salario mínimo? La respuesta está ligada a los niveles de crecimiento de la economía panameña de la última década; al reconocimiento de la deuda social que hizo el presidente Martinelli en su reciente discurso ante la Asamblea General de la ONU, en donde declaraba sin ambages que sin ayuda exterior no cumpliríamos los objetivos del milenio (el principal: reducir los niveles de pobreza del año 1999 a la mitad, en 2015).

La respuesta está en la estructura económica nacional, en donde el 20 % de los más ricos ostentan el 60 % de la riqueza nacional.

Las empresas establecidas en el país se dividen en empresas multinacionales; empresas de capital nacional y pequeñas empresas. A las primeras no les resulta para nada difícil pagar el salario mínimo necesario; a la empresas nacionales, dados sus márgenes de ganancia enormes gracias a la especulación (sobreprecios en los bienes y servicios que ofrecen), tampoco, mientras que a la pequeña empresa podría dársele algunas facilidades, como exoneración de impuestos por el 100 % de los aumentos al salario mínimo, etc.

Algunos han dicho que el salario mínimo es un premio a la incompetencia, sin entender que es una carga social y que los empleadores, preocupados por la productividad, deben ajustar los salarios en cada empresa, de acuerdo a la productividad y no hacer ajustes salariales a todos los trabajadores por igual.

*DOCENTE UNIVERSITARIO.

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