• 26/12/2013 01:00

El amor no se compra

El plan del mundo, hoy más que nunca, sigue insistiendo y tergiversado los valores en la familia, principalmente al amor, sobre el que s...

El plan del mundo, hoy más que nunca, sigue insistiendo y tergiversado los valores en la familia, principalmente al amor, sobre el que se han escrito cualquier cantidad de equívocos, tratando de colocarlo como el acto sexual.

También arremete contra los sentimientos que se experimentan antes de la Navidad, cuando se comparten regalos o disfrutamos de una comida familiar. Quiere y desea que el espíritu navideño se exprese en ir a los almacenes a comprar, ver ‘los arreglos navideños’, escuchar villancicos; en fin, ‘consumir’, haciendo énfasis en que aquel que más gasta más amor da.

El compartir amor no tiene nada que ver con el dinero, dado que el amor no se compra. Estos gastos generan sentimientos fuertes en la pareja, porque surgen conflictos; si un cónyuge es ahorrativo y el otro juzga que el dinero se ha hecho para gastar, vienen las peleas.

A medida que se acerca la Navidad, aumenta la tensión, surgen las discusiones, las posiciones encontradas; por un lado ‘comprar’ el amor de los hijos con regalos costosos y por el otro oponiéndose, viendo cómo hacer frente a todo esos gastos.

Dejarse llevar por ese remolino consumista, agobia, cansa y genera ansiedad, en quien lo espera y en el que compra tal vez un alivio pasajero, porque pasadas las fiestas regresa el tedio, el vacío y, sobre todo, la incomprensión y rechazo, pues nunca se llenan las expectativas del otro.

Es bueno tocar este tema, dialogarlo y compartir sentimientos, escucharse, aceptarse el uno al otro, así como unir voluntades y ver con los ojos del amor, el aporte de cada uno, porque el regalo dará vida al que lo recibe y al que lo da.

El verdadero sentido de la Navidad está en prepararse para ‘recibir’ a Jesús, en nuestros corazones, recibirlo con amor, como todas las veces que teníamos todo preparado para el nacimiento de los hijos. Jesús viene y nace en nuestros corazones cada Navidad, da vida, llena de esperanza y alegría nuestra existencia y quiere que compartamos esta buena nueva a toda la familia.

Una manera sencilla de compartir amor es escribiendo una carta llena de sentimientos, diciendo todo lo que te gusta de tu esposa/o, hijos, madre, padre y terminarla dando gracias a Dios por la familia maravillosa que Dios les ha regalado. Si desean compartir amor con un regalo, les sugerimos den de ustedes, lo que les cuesta: tiempo, presencia, ayuda en el hogar, dejar de tener la razón, buena comunicación, comprensión y optar por estar en buena relación. Aquello que dé vida al otro.

Abuelos, consideren que el amor de un nieto no se puede comprar con juguetes y regalos, resistan su extorsión y manipulación; sean austeros, pero ricos en amar, generosos en compañía, que es lo que ellos esperan de ustedes. Recuerden que si bien es cierto que los abuelos consentimos, son los padres los que forman.

La Navidad es reafirmar nuestro sacramento de amarnos, respetarnos siendo fieles a la promesa que un día dimos en el altar, este es el mejor regalo a Jesús que va a nacer para alegrar nuestra Nochebuena y venga, así, llena del Niño Dios en el pesebre para continuar nuestras antiguas costumbres de venerarlo a Él y no a personajes extraños, que han incursionado en nuestras fiestas.

MÉDICO-ROTARIO.

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