• 31/12/2014 01:00

¿Quiénes disfrutan los millones?

Lo que más alardea el gobierno del presidente Ricardo Martinelli es el rublo de inversiones; de obras millonarias, pero — como se ha den...

Lo que más alardea el gobierno del presidente Ricardo Martinelli es el rublo de inversiones; de obras millonarias, pero — como se ha denunciado —, con descarados sobreprecios; hay negociados por doquier. Los millones están en las obras, pero también en bolsillos conocidos. Son millones que no llegan a la gente, salvo para mercadear sus intenciones para retener el poder.

Cuando el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, visitó Panamá, resaltó los extraordinarios resultados económicos obtenidos en los últimos años, previendo que ‘Panamá seguirá siendo uno de los países de más rápido crecimiento del hemisferio’. El director del FMI no se equivocó, aunque sí lo hizo en su aspiración de que los ‘beneficios de la prosperidad actual fueran distribuidos ampliamente entre la población y contribuyan a reducir la pobreza y la desigualdad’.

Sí hemos tenido progreso, esto no se discute. Y no solo en estos cinco años. Basta recorrer los países vecinos para palpar la revolución que vive el país en su desarrollo urbano. La contracción económica con la crisis de 2008, y que afectó a gran parte a la Región, no tuvo en Panamá mayor incidencia; el país mantuvo el ritmo de crecimiento que, para el 2010-2012, alcanza cifras por encima del 7 %. La pregunta es la siguiente, ¿hasta dónde ello se ha traducido en la arena social?

La respuesta es desalentadora, sobre todo al constatarse que Panamá aparece entre los países de peor distribución de las riquezas. La equidad no ha sido parte del paquete del gobierno actual. Aleida Samaniego, lo sintetiza correctamente al referirse a Panamá como ‘un país rico que no supera la desigualdad’. Los datos, del Informe del Desarrollo Humano, referencia el crecimiento positivo, identifican un ascenso de cinco posiciones, lo que nos ubica entre los cuatro países latinoamericanos mejor evaluados. No obstante, se reconoce que nada de esto ha permitido una distribución efectiva de las riquezas. Un 38 % de la población vive en pobreza. Hay riquezas, pero no hay equidad. Y esto, trastoca al conjunto social desmedrándose las oportunidades funcionales en la educación, salud, en el acceso a los alimentos, en fin.

El encarecimiento de los alimentos no tiene parangón en estos cinco años. Se gasta mucho, pero se compra menos. No solo los pobres se imposibilitan de una buena alimentación. Los sectores medios, con la inflación importada y el incremento del ITBM (del 5 al 7 %, y ahora con la pretendida revalorización del impuesto sobre las propiedades), han desmejorado significativamente su status económico.

Los productos de mantenimiento y remodelación de vivienda han aumentado un 4.2 %; el mercado automotriz y combustible, un 7.3 %, y los servicios públicos (agua, luz y gas) han elevado sus precios, en enero de 2011, en un 2.1 %. (La Estrella, 6 marzo).

Para colmo de ser un país sin equidad, tenemos ahora el uso indebido de los bienes públicos para campañas millonarias (38 millones aprobados para promover obras de gobierno más 30 millones para ‘oficializar el clientelismo’) con la que se busca la reelección del partido político en el poder. Son millones que tampoco llegan a la gente, salvo para inducir el comportamiento electoral del 2014.

Tan desmedidos son los apetitos de poder, o la necesidad de retenerlo, que no se escatiman gastos para hacernos creer que estamos ante un ‘buen gobierno’, cuando en verdad el gobierno es la gigantesca caja menuda de los millonarios que gobiernan.

DIPUTADO DEL PARLACEN.

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