• 22/01/2014 01:00

Retos para la democracia costarricense

Siete de los trece políticos que aspiran a la Presidencia en Costa Rica se presentaron en el segundo capítulo de un foro para terminar d...

Siete de los trece políticos que aspiran a la Presidencia en Costa Rica se presentaron en el segundo capítulo de un foro para terminar de exponer y debatir sobre sus programas de trabajo y las necesidades básicas de la población en ese país centroamericano. Aquí se renovará este año su administración, luego de las elecciones que tendrán lugar el domingo 2 de febrero.

Los candidatos hicieron énfasis en alcanzar un acuerdo nacional que sirva de base para la plataforma programática del colectivo y del nuevo presidente. El contexto de este referente de los panelistas sería la realidad actual de la gestión caracterizada por dos periodos seguidos del Partido Liberación Nacional (PLN) —con Óscar Arias y Laura Chinchilla— en el poder.

Esta circunstancia ha roto con la alternancia tradicional entre los colectivos mayoritarios, el PLN y el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), que ahora marcha a la zaga en las encuestas y sufre la división interna y reacomodo de un grupo representativo de sus miembros, que, según el diario La Nación, ‘se brincaron la cerca’ para apoyar al candidato del Movimiento Libertario (ML), en ascendente tercer lugar.

La particularidad del proceso actual es la multiplicidad de opciones que han atomizado las preferencias del electorado en la nación vecina y que no brindan una clara señal de favoritos; en especial por un partido de gobierno que ha perdido la cima.

Según algunas encuestas, como la publicada por la empresa UNIMER hace poco, hay un empate técnico entre tres fuerzas; el PLN, el Frente Amplio (FA), y el Movimiento Libertario. José María Villalta, del FA tiene el 22.2 %, el candidato del partido de gobierno, Johnny Araya, ex alcalde de San José, alcanza el 20.3 %; mientras que Otto Guevara del ML, está en 20.2 %.

Resalta en este resumen estadístico, que la mitad de los encuestados no simpatiza con ninguna fuerza y que por tradición, la mayoría se decide el mes anterior, otros el último día y algunos hasta momentos previos a ejercer el sufragio. Hay una tendencia hacia el descenso en las cifras del PLN, mientras que un ascenso en el FA y el ML.

Ninguno alcanza el 40 % necesario para ganar las elecciones y se requerirá ir a una segunda vuelta, factor que de suceder, aumentará el abstencionismo, normalmente alto.

Con síntomas que van desde una pérdida del concepto de cacicazgos en la política de la nación costarricense hasta una inclinación de la juventud por nuevas fuerzas y ofertas, la actividad electoral tica exhibe un panorama donde quizás por primera vez, se aleja la población de los tradicionales esquemas y el planteamiento del neoliberalismo que hasta ahora pudieron sustentar las principales fuerzas del PLN y PUSC.

Los partidos que marchan junto al PLN, constituyen colectivos ideológicamente opuestos; uno, el FA con un emergente movimiento popular detrás de un joven diputado, abogado ambientalista muy ágil en su proyección, que plantea dialogar ‘con representantes de otras agrupaciones políticas...’. Por el otro lado, el ML recoge a empresarios y miembros tránsfugas calderonistas del PUSC y orbita en un rumbo derechista.

Cualquiera de las fuerzas que alcance la adhesión del electorado, debe construir un proyecto de país que supere los rezagos socioeconómicos de los últimos tiempos, caracterizados por una desaceleración que ha echado al olvido hasta los principios del propio PLN y los ideales socialdemócratas de sus líderes fundadores.

Esta campaña tiene la importancia de que quizás la comunidad sea consciente de los cambios que debe hacer para superar el estancamiento, reducir el aborrecimiento por sus dirigentes tradicionales y profundizar la democracia con nuevos modelos y bríos.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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