• 30/01/2014 01:00

El juego de Ripper

El título viene del juego de Ripper un juego de rol, inspirado en un misterio del crimen, Jack el destripador, misógino asesino de mujer...

El título viene del juego de Ripper un juego de rol, inspirado en un misterio del crimen, Jack el destripador, misógino asesino de mujeres en los barrios bajos de Londres hacia 1888. Se sospechaba que era aristócrata, miembro de la familia real.

La acción se traslada hacia el año 2012, Celeste Roko la psiquiatra, astróloga más reputada en San Francisco pronosticó un baño de sangre. En la investigación sobre los asesinatos, el inspector jefe de policía, Bob Martín, recibirá la ayuda inesperada de su hija Amanda, quien lideriza un grupo de internautas especializados en Ripper. Adolescentes de distintas partes del mundo participan en el juego. Colabora el abuelo de Amanda, único adulto del grupo. Cuando empieza una serie de crímenes, ellos van un paso adelante en la investigación, analizan en detalle los asesinatos, no tienen la estructura rígida de la Policía, descodifican las claves, descubren al asesino en serie: el Lobo, travestista psicópata, se ensaña castigando a sus víctimas antes de matarlas por venganza.

La primera víctima es un guardia de seguridad de la escuela, aparece en el gimnasio del colegio. El asesino en serie, ha ejecutado y ultimado a una pareja de ancianos, una juez estrangulada, un psiquiatra especializado en menores envenenado, dispara a Alan, el prometido de Indiana, sanadora de Reiki. Secuestra a Indiana, para crucificarla en Viernes Santo.

Es un criminal organizado, ritualista. Las fechas son importantes, los ritos también, porque dan significado y belleza a los actos humanos. El homicida había cometido varios asesinatos, en ninguno hubo señales de lucha. El criminal entró sin violar cerraduras, conocía a sus víctimas, sus hábitos, tenía acceso fácil. El asesino siempre se da tiempo para hablar con sus presas, porque tiene algo importante que decirles. Profana sus cadáveres, no los tortura físicamente en vida, sino psicológicamente. Su intención es dejar un mensaje. Sistemáticamente todos los crímenes fueron cometidos a la medianoche.

Amanda Martin de 17 años, inspirada en Andrea, nieta de Allende, adicta a los libros de intriga nórdicos, vive con su abuelo Blake Jackson, viudo, y su madre Indiana, sanadora clínica de Nueva Era, busca el lado bueno en las personas. Su hija fascinada por el mal, lado oscuro de las personas como su padre, inspector de policía.

Indiana trabaja con cuarzos y cristales, trata sus pacientes con aromaterapia. Tiene relaciones hace cuatro años con Alan, guapo heredero de una de las familias más distinguidas de San Francisco, entre sus pacientes está misteriosamente: el psicópata. También atiende a Ryan, un traumatizado comando especial de las fuerzas armadas norteamericanas que mataron a Bin Laden. El soldado americano perdió una pierna, vive su perro Atila, quien le salvó la vida, ambos están entrenados para combate. Ryan se enamora de Indiana, tienen un breve romance cuando ella rompe con Alan, pero se reconcilian para contraer matrimonio, Indiana está esperando un hijo, abandona al soldado.

Indiana desaparece, secuestrada, torturada por una mente enferma que programa crucificarla el Viernes Santo a medianoche. El Lobo siempre asesina a las doce de la noche en luna llena. Ryan se enfrenta al asesino, él está solo, porque estos criminales no cuentan con cómplices. Ryan es exterminado por el homicida, salva la vida de su amada, murió en el enfrentamiento, su perro Atila mató al asesino. Ya muerto, Indiana lo amó más que nunca, decide ir a Afganistán a encontrar los niños, de quién hablaba, cumplir la misión. Allende pone las claves del thriller, mantiene el suspenso de esta novela policial, influenciada por las novelas negras suecas.

PSICÓLOGA, ESCRITORA Y DOCENTE UNIVERSITARIA.

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