La clínica en cuestión estará provista de pruebas rápidas, kits de sutura, jeringuillas, suministros de oxígeno, vacunas y una pequeña nevera para almacenar...
- 25/11/2025 10:35
La intervención de Ana Corina Sosa, hija de la dirigente opositora venezolana María Corina Machado, fue uno de los momentos más emotivos del Foro de Desarrollo de Democracia y Libertad en Iberoamérica, celebrado en Panamá. Desde una perspectiva generacional, personal y política, Sosa expuso el impacto que ha tenido el régimen chavista en la juventud venezolana, en su familia y en los millones de ciudadanos que han debido abandonar el país.
Desde el inicio, agradeció a la Fundación organizadora y a Panamá por la acogida que la diáspora venezolana ha encontrado en el país. “Siempre nos sentimos como en casa; sé que hablo por muchos que están hoy aquí presentes”, dijo ante el auditorio.
Una generación marcada por la crisis y el colapso institucional
Ante la pregunta de cómo su generación ha vivido bajo el régimen chavista, Sosa señaló que los jóvenes venezolanos crecieron normalizando la corrupción, la escasez y la desaparición de oportunidades. Recordó que entre 2013 y 2023 el PIB se desplomó un 80%, mientras que la producción petrolera cayó a una quinta parte de lo que era a mediados de los años 2000.
Esa caída, afirmó, contrasta con la magnitud de la riqueza natural del país:
“Tenemos la reserva petrolera comprobada más grande del mundo y una de las reservas de gas natural más importantes”.
Aun así, más del 76% de la población vive en pobreza extrema.
El resultado ha sido un éxodo masivo:
“Esta crisis ha desplazado a casi un tercio del país; son casi 9 millones de venezolanos, millones de familias separadas”, aseguró.
El costo humano de la lucha de María Corina Machado
Sosa recordó que su madre nunca aspiró a dedicarse a la política:
“Ella soñaba con seguir los pasos de mi abuelo en la industria siderúrgica, pero cuando Venezuela empezó a colapsar se vio obligada a actuar por un compromiso inquebrantable con la dignidad y la libertad”.
Desde entonces —explicó— la persecución contra Machado ha sido constante. Enumeró acusaciones y agresiones físicas, pero también denunció un agravamiento reciente que la afecta directamente como hija:
“La han llamado extremista, radical, loca; la han acusado de terrorismo y de traición a la patria. La han agredido físicamente. Y en este momento no sé dónde está mi mamá. Llevo rato sin verla.”
Aseguró que cualquier persona que colabore con ella corre riesgos:
“Quien trabaje con ella puede terminar desaparecido, preso, exiliado o sin medios de vida. Incluso a quienes le ofrecen comida en sus recorridos les cierran el negocio”.
Doce años de exilio y una obligación moral
Sosa compartió también su propia experiencia migratoria. Contó que tuvo que abandonar Venezuela hace 12 años, dejando atrás familia, amigos y su vida entera. Hoy reside en Nueva York, donde trabaja en el sector privado en tecnología e inteligencia artificial.
Pero insistió en que la distancia no implica renuncia:
“Antes que todo soy venezolana y parte de una generación que no se puede dar el lujo de mirar hacia otro lado”.
Afirmó que su responsabilidad —como la de miles de jóvenes profesionales en el exterior— es dar testimonio, denunciar los abusos y utilizar cada espacio disponible para exigir libertad. “Estamos aquí para contar lo que pasa en Venezuela y para pedir la libertad de nuestro país”, sostuvo.
“Tengo esperanza de que estamos muy cerca de un cambio”
A pesar de la gravedad del panorama, Sosa cerró con un mensaje de optimismo. Dijo estar convencida de que Venezuela está cerca de una transición que permita recuperar su posición energética, su relevancia geoestratégica y su capital humano disperso por el mundo.
“Vamos a volver a ser reconocidos por nuestro sector energético, por nuestra posición estratégica y, sobre todo, por nuestra gente preparada que quiere regresar y reconstruir el país”, afirmó.
Su intervención concluyó con un aplauso prolongado y la sensación de que, para quienes dejaron Venezuela, la distancia no disminuye la responsabilidad ni el compromiso con el futuro de su nación.