Aumentan los años de escolaridad en los pueblos indígenas

Actualizado
  • 13/07/2023 00:00
Creado
  • 13/07/2023 00:00
El promedio de años de estudio de la población indígena es de 6 años. A pesar de este avance (2,2 años) está muy por debajo de la población afrodescendiente (10,1 años) y el resto de la población (11,6)
El poeta indígena Maninaindi Roldán durante el evento 'Las dinámicas demográficas y las políticas públicas: Qué nos dicen los resultados de los Censos'

El promedio de años de estudio de la población indígena era de 4,6 años, según los censos de 2010. Unos 13 años después, el promedio de los años de estudio de la población es de 6,8 años, es decir que aumentó 2,2 años, de acuerdo con los indicadores del XII Censo de Población y el VIII de Vivienda (década 2020) realizados en 2023.

“Nos lleva a la conclusión de que se incrementó el promedio de estudios 2,2 años, eso es positivo, pero no es suficiente”, manifestó el director del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec), Samuel Moreno, este miércoles en el evento 'Las dinámicas demográficas y las políticas públicas: Qué nos dicen los resultados de los censos', en conmemoración del Día Mundial de la Población 2023, organizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social y con la colaboración del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec).

Se incrementa de forma sistemática, censo tras censo, la población estudiantil de 6 a 19 años en valor absoluto, que está en el sistema educativo de la población indígena. Por ejemplo, en los censos de 2000, la población escolar de 6 a 19 años de edad que asistía a la escuela o colegio era de 65.021 niños y jóvenes. Mientras que en 2010, un total de 120.747 alumnos; y en 2023 se registran 190.124 estudiantes.

La población indígena de 6 a 19 años en 2010 era de 151.194. Mientras que en 2023 es de 228.247. Si miramos la cobertura escolar de este grupo etario para 2010, era de 80,1% y en 2023 es de 83,3%.

Otro dato importante es la cifra de analfabetismo de la población indígena. En este aspecto se registra un detrimento del analfabetismo en la población indígena de 10 años y más de edad.

De estos grupos étnicos, el Inec revela que en el censo de 1990 eran 56.738 los que en aquel momento no sabían leer ni escribir; para los censos de 2000 eran 65.922; para los censos de 2010 fueron 63.761 y actualmente para 2023 son 62.342 ciudadanos.

A pesar de lo alarmante de la cifra, se pueden rescatar avances. Es evidente que la tasa de analfabetismo en la población indígena viene disminuyendo sistemáticamente, ya que en términos porcentuales en 1990 representaba un 44,3% de la población indígena, luego en 2000 era un 34,5%; en 2010 fue de 22,4 % y para este año representa el 12,2%.

Ese porcentaje se traduce de la siguiente forma: para 1990 eran 56.738 personas analfabetas; en 2000, unas 65.922; en 2010 unas 63.761 personas y en 2023 unas 62.342.

De acuerdo con los censos de 2010 la población indígena de 10 años y más era de 285.529 y para 2023 es de 510.891.

La población indígena está integrada por 698.114, de los cuales 345.822 son hombres (49,5%) y 352.292 (50,5%) mujeres.

Indicadores de la población afrodescendiente

Los cambios son exponenciales, sin embargo, si estas cifras se comparan con otro grupo étnico o el resto de la población, la brecha educativa es abismal. Por ejemplo, el promedio de años de la población afrodescendiente según los censos de 2010 es de 10,0 años de estudio, y para 2023 es de 10,1 años. Mucho más elevada que la de los indígenas, pero si se compara el porcentaje entre los dos últimos censos, la diferencia es casi imperceptible.

Mientras que el promedio de escolaridad del panameño es de 11,6 años, dijo Samuel Moreno durante una pasada entrevista que ofreció a este medio.

La población afrodescendiente ha tenido grandes avances, al menos en la asistencia de la población de 6 a 19 años de edad a una escuela o colegio.

La cobertura escolar en 2010 era de 89,1% y para 2023 es de 92,2%. En cifras totales, para 2010 unas 58.888 iban a los centros educativos, y para 2023, unos 257.411 asisten a las escuelas.

Para el censo 2010 la población afrodescendiente de 6 a 19 años era de 66.144. Mientras que en el censo de 2023 la población afrodescendiente de 6 a 19 años es de 279.257. Aunque la diferencia del total es considerable, los porcentajes varían poco, aproximadamente un 3%.

En este grupo étnico, la tasa de analfabetismo no es nada favorable. En 2010 en términos porcentuales representaba 1,7% y para 2023, 1,8%, a pesar del crecimiento de la población en ese rango de edad. En 2010 se registraron unas 4.433 personas que no saben leer ni escribir en el grupo etario de 10 años y más. Para 2023 la cifra se incrementó a 20.298.

La voz de una lideresa

Sara Omi, abogada y mujer indígena emberá, manifestó durante el evento que los problemas de los pueblos originarios no son nuevos, sin embargo, las políticas o acuerdos que los gobiernos han firmado a favor de los territorios deberían ejecutarse.

Durante una entrevista con La Estrella de Panamá, Omi remarcó que es evidente que esta población es pobre, pero más allá de reiterar las diversas problemáticas, es necesario que las políticas que se han propuesto sean implementadas y que, en general, sean sostenibles.

“Tenemos las herramientas de los conocimientos tradicionales, pero que no se reconocen, no se visibilizan, y mucho menos se trabajan. Las mujeres estamos diciendo 'tenemos nuestros conocimientos tradicionales', pero tenemos que trabajarlos en conjunto” con las entidades del Estado.

Pero no se puede avanzar, agregó, sin por ejemplo, un programa de empoderamiento como Capital Semilla de la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, que no llega a los territorios indígenas. “Estos programas tienen que llegar a nuestros territorios, pero con identidad, con mecanismos de accesibilidad para la mujer indígena”.

“Todos los mecanismos se tienen que condicionar a las necesidades que tenemos las mujeres indígenas dentro de nuestras comunidades. El tema de la empleabilidad no se aborda, no existen estadísticas de datos laborales de la mujer indígena. Todos estos elementos tienen que cambiar”, insiste.

La jurista añadió que en el caso de la educación en los territorios indígenas, luego de haber padecido una pandemia, “solamente dicen que los niños indígenas no pudieron avanzar, pero ¿por qué no avanzan? Es una gran tarea colocar el problema sobre la mesa, pero también buscar soluciones. No depende solo de nosotros, sino de los responsables que tienen que ver y abordar estos temas”.

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