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La batalla centenaria contra los mosquitos
- 15/08/2014 02:00
- 15/08/2014 02:00
Historiadores como Álvaro Menéndez Franco piensan que Panamá nació con la construcción del Canal. Antes, no había alcantarillado ni plantas potabilizadoras de agua, que se tomaba directamente del caudal que bajaba de las faldas del Cerro Ancón, recuerda.
Las condiciones sanitarias en las dos ciudades principales, Panamá y Colón, eran caóticas, coincide Lorenzo Cáceres, investigador del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud.
La mayor cantidad de muertes de trabajadores canaleros ocurría por neumonías, nefritis, meningitis, septicemias, endocarditis, pericarditis y miocarditis. Otra cantidad importante de defunciones era a consecuencia de las fiebres malignas: la amarilla y la malaria.
El doctor Juan Carlos Finlay, en Cuba, había logrado avances importantes sobre la fiebre amarilla. Para 1901, en Cuba se aislaba a los pacientes infectados. Se pensaba, entonces, que el único transmisor era el Aedes aegypti .
De la malaria o fiebre de pantano, se decía que era producida por la miasma de los pantanos, por la putrefacción de la materia en descomposición.
Cáceres, quien lidera el proyecto de mosquitos transgénicos, menciona que la malaria ha estado con nosotros desde los años de la conquista española. La enfermedad es transmitida por el Anopheles gambiae y el Plasmodium falciparum .
En junio de 1904, con la reanudación de los trabajos por los estadounidenses, se encargó de la sanidad a Williams Gorgas, quien empezó por evaluar la situación médica del país.
El problema de Panamá era más complejo que el de Cuba, concluyó Gorgas. Los más vulnerables eran los obreros extranjeros porque los panameños estaban aclimatados.
Durante el primer año, las cuadrillas de Gorgas fumigaron hasta tres veces las casas del área afectada con 300 toneladas de azufre. Para 1905, Gorgas tenía 5 mil hombres a su mando y 50 mil dólares para invertir en mallas metálicas contra los mosquitos, identificados ya como los implacables vectores de las fiebres mortales. Hasta los árboles eran podados para que los mosquitos no se resguardaran en sus copas.
A mediados de noviembre de 1994, a pocos días del cierre del Hospital Militar Gorgas, un médico panameño solicitó permisos para revisar las autopsias de los fallecidos durante la construcción del Canal, en la época de los norteamericanos.
Allí se guardaron hasta esa fecha 4,155 autopsias que luego se trasladaron a Estados Unidos.
El patólogo Gil Sánchez, quien estudió 744 de aquellos registros. ‘Si se revisan estas autopsias de forma integral, se mencionan otros hallazgos, como la tifoidea con cuadros clínicos capaces de acabar con la vida del individuo’, concluye el especialista panameño.
Transcurrido un centenario de la apertura de la vía, las autoridades luchan aún con el Aedes , que este año ha causado ocho muertes.