Comentarios sobre la escuela nueva

Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en La Estrella de Panamá el 10 de marzo de 1946. La Escuela Nueva tiene su origen entre fines del XIX y principios del XX como crítica a la Escuela Tradicional. El autor presentó al debate el principio de orientación social de la escuela, la educación extracurricular, la sustitución de la apreciación subjetiva por métodos objetivos. Todos conceptos novedosos hace 75 años en Panamá.

Mucho se ha escrito en Panamá sobre los principios y las técnicas de la Escuela Nueva, y no pocos son los pedagogos y maestros que afanosamente luchan por implantar el “modus operandi” de esta escuela.

Comentarios sobre la escuela nueva

Sin referirnos al concepto de Escuela Nueva, que en el terreno de la historia de la Pedagogía es visiblemente equívoco, ya que cada ciclo cultural – se puede informar – ha tenido nuevas ideas y prácticas educacionales y geniales filósofos, es indispensable y muy oportuno que señalemos que en la historia de la humanidad y a través del esfuerzo cultural no ha habido un movimiento renovador tan intenso, profundo y pujante en el campo de la educación como el de la Escuela Nueva.

Este movimiento de nueva educación empezó mucho antes de la gran guerra (la Primera Guerra Mundial) y después de aquel cataclismo que conmovió la conciencia universal, adquirió enorme fuerza y vigor, como si la humanidad cansada, temerosa volviera sus miradas hacia las generaciones de mañana, en busca de un mundo mejor. Por estas razones y valencias, la nueva educación no es un simple trueque de métodos y de cambios antojadizos de materia cultural. No, la filosofía de este movimiento es tan profunda y de tanta actualidad, que podemos hablar de un cambio total de frente, que significa reforma de principios, orientaciones, métodos, materia, edificios y un alto espíritu profesional para dedicarse a la dura e intensa tarea de organizar, cientificar y psicologizar. De tal manera que la organización de la enseñanza y de la escuela es fundamentalmente diversa y opuesta de la planificación tradicional.

Fue indiscutiblemente el progreso de las ciencias biológicas y en particular, de la psicología, en el último cuarto del siglo pasado (1875-1900), lo que permitió el formidable y latente movimiento renovador de hoy (1940's); porque, si la educación es, en su finalidad, obra social y la escuela reto de la comunidad, nadie niega que su estructura íntima, en su dinámica se nos presenta como trabajo de construcción bio-psicológica.

La revisión simultánea de fines y medios de la educación a que nos ha llevado por fuerza este singular movimiento, ha traído una gran confusión de valores. Por eso es que hay que tener mucho cuidado con la copiosa literatura pedagógica actual; hay bueno y malo; y hay malo y pésimo; no hay que destruir todo lo que la educación tradicional ha alcanzado. El edificio cultural de un pueblo se construye lentamente, aprovechando todas las valiosas adquisiciones de las diversas generaciones unidas íntimamente por múltiples intereses y nexos étnicos.

Hablar de la Escuela Nueva y de su filosofía es argumento y criticar los fines y medio de la antigua educación.

De la crítica de los fines se llega hoy a considerar a la escuela – institución de educación intencional y sistemática por excelencia – como órgano de financiamiento y sistematización de toda acción educativa de la comunidad, no un órgano que se puede desligar de ella. En realidad, solo hay un educando, el individuo; y un educador en el medio social. Lo que nos enseña la ciencia de la educación o la sociología educacional es que “la educación es la socialización del niño”.

De este principio de orientación social de la escuela, se desprende la creación de la escuela única para todos los niños; la organización de la escuela como comunidad de trabajo, pero de trabajo solidario; y la formación de instituciones post y periescolares (las actividades en el ámbito deportivo y cultural que posteriormente se conocerían como extracurriculares), que den una mayor significación al trabajo.

De los nuevos fines que señala el movimiento de la nueva educación, se deducen, naturalmente, nuevos medios para lograr aquellos fines. De allí los innumerables métodos ensayados en las diversas comunidades escolares y en diferentes latitudes. Cada sociedad solo tiene la educación que puede tener y organizar la escuela como algo capaz de continuarla en el espacio y en el tiempo. Pero la orientación social de la escuela se realiza por medios biológicos, entiéndase también psicológicos, es decir, por medios que se relacionen con el conocimiento individual de los alumnos.

Toda la metodología actual toda la acción educativa de nuestros días procura basarse en la biología y en la psicología.

Para que la técnica escolar llegue a obtener el resultado de hombre social eficiente, miembros integrantes de su comunidad, es necesario favorecer paralelamente el desarrollo del aspecto animal como el aspecto espiritual.

La Escuela Nueva es predominantemente científica y funcional. Estudia al niño en el orden biológico y psicológico y considera los contenidos de la instrucción como formas activas de la cultura y como vínculo vivo que une al educador con sus alumnos y que les permite a estos el despliegue de sus actividades con las cuales han de asimilar los alimentos específicos para el desarrollo de su espíritu.

Es necesario que digamos que la nueva educación al poner de relieve el factor alumno no desconoce la importancia de la materia de enseñanza, sino que junto con emplear este concepto en el sentido de que él incluye los diversos contenidos culturales, sostiene que son los niños mismos, mediante el despliegue de sus propias energías, quienes pueden y deben elaborar su cultura. De ello se deduce importantes consecuencias, pues de la buena organización de las clases resulta la mayor o menor eficiencia de la enseñanza, producción o rendimiento escolar. Es el problema estático de la organización. La psicología interviene ahí ante el proceso mismo de la enseñanza.

Con estos elementos se ha ido formando paulatinamente el conjunto de técnicas de la psicología experimental. Mas la pedagogía experimental no ofrece ningún sistema ni es por sí misma una ciencia. Proporciona solamente, medios prácticos para la comprobación objetiva, que debe, poco a poco, ir sustituyendo los medios de apreciación meramente subjetivos o personales de los maestros.

Rozamos un punto que nos parece importante en la cuestión; la psicología como ciencia pura, desinteresada, va alcanzando, de pesquisa en pesquisa, la concepción del funcionamiento del espíritu; va indicando cómo surgen y se desenvuelven las conductas y cómo, en fin, se solidarizan y se sistematizan en la formación de la personalidad.

De ahí los recursos psicológicos de la organización dinámica de la pedagogía actual, y sin referirnos a la contribución e influencia de las diferentes doctrinas educacionales del pasado, podemos concluir diciendo que “por escuela nueva” se debe entender hoy, un conjunto de doctrinas y principios conducentes a revisar, de una parte, los fundamentos de la finalidad de la educación; de la otra, las bases de aplicación de la ciencia a la técnica educativa.

Tales tendencias nacieron de las nuevas necesidades sentidas por el hombre en el cambio de la civilización en que nos hallamos y son más evidentes y se mantienen en los países que sufren en carne propia los efectos terribles de la guerra y la aplastante humillación de las mentes reaccionarias.

Desde el punto de vista de los fines de la educación, la Escuela Nueva entiende que la escuela debe ser órgano de esfuerzo y de coordinación de toda la acción educativa de la comunidad.

Desde el punto de vista político la Escuela Nueva es el órgano viviente y puro de los principios democráticos y aspira a la escuela única y a la paz universal por la escuela misma.

Desde el punto de vista filosófico admite, más generalmente las bases del neo-vitalismo y neo-espiritualismo que las del mecanismo empírico.

El autor
Demóstenes Vega Méndez

Nace en el pueblo de San Carlos, actual Provincia de Panamá Oeste, el 22 de diciembre de 1915, y muere en ciudad de Panamá el 20 de noviembre de 1997. Sexto hijo de una familia numerosa de profesionales esforzados. Hizo la Secundaria en el Instituto Nacional, ciudad de Panamá, y los estudios universitarios en la Universidad Católica de Santiago de Chile, obteniendo el título de Profesor de Español y Filosofía. Al regreso a su patria ejerció la docencia con orgullo y empeño en su alma mater, “El Nido de Águilas”.

Por su preparación académica, honradez comprobada y cultura universalista, fue nombrado por varios años Cónsul de Panamá en Génova, Italia; en Amberes, Bélgica; Vancouver, Canadá y, por un período para él muy especial, en Kobe, Japón.

En la vida nacional participó de manera intensa en el Partido Panameñista, alcanzando el escaño de Diputado ante la Asamblea Nacional.

Fue un apreciado escritor en círculo de amigos letrados, un elocuente hombre en las tribunas políticas y, participó activamente en el negocio de bienes raíces.

Fiel amigo, hermano dedicado y buen padre de familia. Enseñó valores cívicos y morales, y defendió la justicia y la paz.

Lo Nuevo