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- 26/10/2025 10:44
¿Está listo Panamá para asumir el desafío que exige entrar a la OCDE? Es la pregunta que plantea la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede), al advertir que la adhesión a esta organización internacional representa una oportunidad histórica, pero también requerirá reformas profundas en materia de transparencia, institucionalidad y gobernanza.
La presidenta del gremio empresarial, Giulia De Sanctis, señaló que la adhesión a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) debe entenderse como una “decisión de Estado trascendental” que podría elevar el nivel de vida de los panameños, siempre que sea asumida con responsabilidad colectiva y no como un logro meramente diplomático.
“Ingresar a la OCDE no es una aspiración diplomática; es una transformación profunda que implica revisar cómo planificamos, cómo gastamos, cómo regulamos y cómo rendimos cuentas”, sostuvo De Sanctis, en la columna dominical, ‘La voz de Apede’.
La organización destacó que los países miembros de la OCDE utilizan herramientas de gestión pública que Panamá aún debe fortalecer, como el Análisis de Impacto Regulatorio, la evaluación ex post de políticas y el Presupuesto por Resultados, que priorizan la eficiencia y la rendición de cuentas sobre el simple control del gasto.
Apede subrayó que el país llega a este proceso con desafíos estructurales significativos, entre ellos una deuda pública superior al 66% del PIB, un entorno institucional frágil y una creciente desconfianza ciudadana.
En este contexto, la adhesión podría convertirse en un “motor de reformas” solo si se orienta a mejorar la calidad de las políticas públicas y fortalecer la institucionalidad democrática.
Aunque Panamá ha avanzado en materia de transparencia —al salir de la Lista Gris del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) en 2023, ser retirada de la lista europea de alto riesgo en 2025 y adoptar el Instrumento Multilateral de la OCDE contra la evasión fiscal—, Apede advirtió que el reto real será sostener esos avances y traducirlos en políticas efectivas y duraderas.
La gremial enfatizó que pertenecer a la OCDE implica demostrar respeto al Estado de Derecho, independencia institucional y políticas públicas basadas en evidencia, principios que —recordó— Apede ha defendido por más de seis décadas.
Con miras al debate nacional que se abre sobre el tema, la organización anunció que su evento insignia, el CADE 2026, estará dedicado a analizar el proceso de adhesión, con la participación de expertos nacionales e internacionales.
“La OCDE no es una meta ni una garantía de éxito. Si el país no fortalece su Estado de Derecho, su sistema de justicia y su institucionalidad fiscal, el proceso podría quedarse en un ejercicio formal sin resultados tangibles”, advirtió De Sanctis.
Apede concluyó que el verdadero desafío para Panamá no está solo en adherirse, sino en transformar las prácticas que obstaculizan un crecimiento equitativo y transparente.
Por otro lado, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (Cciap), ve la posibilidad de que Panamá pueda convertirse en un gran puerto de los países del Mercado del Sur (Mercosur) hacia nuevos mercados globales.
De acuerdo al gremio empresario, este es un paso que promete abrir oportunidades de inversión, comercio y desarrollo logístico sin precedentes.
“Panamá no compite con el Mercosur, lo complementa. Ofrecemos acceso ágil a mercados estratégicos, conectividad global y un entorno de negocios estable, moderno y confiable”, destacó el presidente de la Cciap, Juan Arias.
Entre los activos más destacados, Panamá cuenta con el Canal interoceánico, la Zona Libre de Colón, una red de puertos y aeropuertos interconectados y regímenes especiales que facilitan la inversión. Todo esto convierte al país en un socio natural para que el bloque amplíe su presencia comercial en regiones clave.
Pero la alianza no solo beneficia al Mercosur. Para Panamá, ser Estado Asociado representa una decisión estratégica, no simbólica. El bloque suma más de 270 millones de habitantes y constituye la quinta mayor economía del mundo, con un intercambio comercial con Panamá que ya supera los US$564 millones anuales.
No obstante, Arias advirtió que el desafío apenas comienza. “Ahora nos toca sentarnos con cada país miembro a negociar acuerdos bilaterales, construir marcos de cooperación y definir con inteligencia y estrategia cómo se dará el intercambio de bienes, servicios e inversiones. No hay tratados malos; hay tratados que deben negociarse bien”, afirmó.
El dirigente empresarial subrayó que la Cciap acompañará al Gobierno Nacional en este proceso, participando en las mesas técnicas y aportando la experiencia del sector privado para asegurar que cada negociación defienda los sectores sensibles y potencie las oportunidades del país.
“Esta alianza debe traducirse en lo que más anhelamos: más empleos, más oportunidades y más futuro para los panameños”, concluyó el presidente de la CCIAP.