José Stoute: 'Este sistema ha entrado en una crisis irreversible'

Actualizado
  • 23/09/2021 00:00
Creado
  • 23/09/2021 00:00
El experto en análisis político conversa con 'La Estrella de Panamá' de la crisis del régimen, una radiografía del desgastado y obsoleto sistema panameño que conduce a la corrupción
En su momento miembro de la Coordinadora de la Asamblea de Acción Ciudadana.

El sistema político panameño ha entrado en una crisis irreversible y ha perdido el apoyo de la ciudadanía. “Su incontrolable corrupción obliga a restringir cada vez más los derechos de la maltrecha democracia que tenemos”, opina José Eugenio Stoute, politólogo con estudios de derecho en la Universidad de Barcelona, España.

Stoute, quien ha sido miembro de importantes movimientos ciudadanos, editorialista y articulista de revistas y medios extranjeros, conversó con La Estrella de Panamá de lo que ha llamado “la crisis del régimen”, una radiografía del desgastado sistema político panameño que es sostenido por el poder presidencialista, el legislativo y el judicial.

Y aunque faltan 36 meses para las elecciones generales y pareciera prematuro conversar de política y de aspirantes a la Presidencia, lo cierto es que existen piezas en el rompecabezas político que están tomando forma. Stoute dibujó un todavía impredecible escenario político para 2024.

Para él, no existen dudas de que José Isabel Blandón será el abanderado del Partido Panameñista. Por el gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD), José Gabriel Carrizo se percibe como la figura que podría cambiar la historia política del país. Aunque su candidatura a la Presidencia estará sujeta a los vaivenes del próximo congreso de su partido que se celebrará en mayo de 2022.

Rómulo Roux y Yanibel Ábrego tendrán que disputarse el liderazgo de Cambio Democrático (CD) para definir si el primero volverá a repetir como candidato a la Presidencia. El exmandatario Ricardo Martinelli tampoco tiene el camino libre y dependerá de los resultados del proceso judicial que se le sigue por los pinchazos telefónicos, apuntó.

En algunas ocasiones usted se ha referido a la “crisis del régimen”. ¿Podría explicar a qué alude con esa expresión?

Con mucho gusto. Entiendo por “régimen político” la forma en que se articulan los poderes del Estado para ejercer su dominio sobre la sociedad.

En nuestro caso, el sistema que se instauró con posterioridad a la invasión yo lo defino como el de una democracia neoliberal de libertades recortadas. Ese sistema político se sostiene gracias a un poder ejecutivo presidencialista y de amplios poderes incontrolados, mayores incluso que los que detenta el presidente de Estados Unidos; un poder legislativo ampliamente corrupto y desvinculado de sus electores, expresivo de la grave crisis de representatividad que nos afecta; y un poder judicial controlado por la Asamblea de Diputados que es quien nombra y destituye a los jueces de la Corte Suprema de Justicia, lo que vicia completamente a dicho órgano. Este sistema ha entrado en una crisis irreversible por disfuncional y generador de graves e inevitables escándalos, además de haber perdido el consentimiento, es decir el apoyo de la ciudadanía. Su incontrolable corrupción los obliga a restringir cada vez más los derechos de la maltrecha democracia que tenemos. Ejemplos de ello es el haber declarado como reservados por 10 años los acuerdos del Consejo de Ministros, impedir que se puedan conocer las auditorías realizadas por la Contraloría General de la República, a menos que el contralor dé su previo consentimiento, y el escandaloso ataque a las libertades democráticas que recién realiza la Asamblea de Diputados cercenando las propuesta de la Comisión Nacional de Reformas Electorales, e introduciendo aberrantes artículos para garantizar su sobrevivencia.

Entremos en política. ¿Cómo se percibe el escenario político para 2024?

Es muy temprano aún para adelantar opiniones muy concretas, pero sí puede afirmarse, por como discurren los últimos acontecimientos, que será una lucha electoral encarnizada por capturar el botín del Estado, es decir por el control del presupuesto general de la nación, que es lo único que se pretende. Esas elecciones serán disputadas por partidos carentes de ideología, es decir, muy corruptos y clientelistas, cuyo único objetivo es el enriquecimiento personal de su dirigentes mediante el saqueo del presupuesto de la nación.

¿Ya podemos identificar las figuras presidenciales de las próximas elecciones?

Los próximos años tendrán un discurrir muy complejo, lo que hace difícil identificar desde ahora los candidatos de la próxima elección. Todos, con excepción de José Isabel Blandón Figueroa, dependen de acontecimientos momentáneamente impredecibles. Si bien todo indica que por el PRD el candidato será José Gabriel Carrizo, su confirmación estará sujeta a los acuerdos finales a que se llegue en el congreso que celebrará el PRD el 15 de mayo de 2022. Por su parte, la candidatura de Rómulo Roux, por Cambio Democrático, será o no será según el resultado de la lucha de la diputada Yanibel Ábrego por arrebatarle en 2023 el liderazgo del partido. En cuanto a la candidatura de Ricardo Martinelli por su partido Realizando Metas, todo permanecerá en suspenso hasta conocer los resultados del juicio penal al que está sometido por el caso de las escuchas telefónicas ilegales. Los demás, por su tamaño, se asociarán con los partidos grandes, exceptuando al Frente por la Defensa de la Democracia, cuyo candidato estará por decidirse, y el caso de Ricardo Lombana, que muy probablemente no hará alianzas.

Panamá se caracteriza porque sus partidos gobernantes no repitan. ¿Existen posibilidades de que se rompa ese mito?

Todo pareciera indicar que la diputada Yanibel Ábrego, indiscutible dirigente de la bancada parlamentaria de Cambio Democrático, ya sea que logre o no arrebatarle a Rómulo Roux la presidencia del partido, hará alianza con el PRD o con Realizando Metas, dependiendo de la situación en la que se encuentre para entonces Ricardo Martinelli. Si su decisión fuese la de apoyar al candidato del PRD, deberíamos considerar la posibilidad de que el PRD rompa esa tradición electoral. A eso está apostando el PRD.

¿Hay alguna figura dentro del PRD que pueda suceder al actual liderazgo de Laurentino Cortizo?

Todo indica que se trata de José Gabriel Carrizo el abanderado del PRD para las próximas elecciones, pero eso no estará asegurado hasta que no se cierren definitivamente los acuerdos que se realizarán en el próximo congreso de ese partido.

¿Ricardo Martinelli podría volver a conquistar el partido que fundó y que lo llevó a la Presidencia?

El futuro de Cambio Democrático estará en manos de Rómulo Roux o de Yanibel Ábrego. Si ella alcanzara la presidencia del partido, Ricardo Martinelli saliera bien librado del juicio al que está sometido, Martinelli podría aspirar a una alianza con CD.

¿Cómo ve las posibilidades de CD de abanderar una candidatura en medio de la crisis interna y la amenaza de ser reconquistado por el expresidente Ricardo Martinelli?

La amenaza inmediata de Rómulo Roux es la diputada Yanibel Ábrego. Si ella no lograra arrebatarle la presidencia del partido, Rómulo Roux será el abanderado de CD en 2024.

¿José Blandón logrará unir las corrientes internas de su partido y llevar nuevamente su partido a la Presidencia?

No tengo la menor duda de que Blandón será el abanderado de su partido para 2024, aunque es muy temprano para saber si se unirá en alianza con otros partidos y qué lugar ocuparía en esa posible alianza.

¿Los nuevos partidos políticos qué papel jugarán en las próximas elecciones?

A mi juicio, ninguno de ellos jugará un papel determinante, a menos que se produzcan acontecimientos en estos momentos imposibles de prever.

¿Usted cree que la convocatoria a firmar para convocar a una asamblea constituyente tendrá frutos?

Si usted se refiere a la recogida de firmas para convocar a una mal llamada constituyente paralela, creo que resulta meridianamente claro que tal llamado ha resultado un absoluto fracaso. Y en gran parte ha sido así porque sus convocantes se reservan el decirnos qué es lo que proponen en concreto, y, por otra parte, porque se trata en verdad de un nuevo parche-reforma de la Constitución.

Las constituyentes, tal como indica su nombre, no pueden estar reguladas por normas previas a su instalación, tal como ocurre con la denominada “paralela”. Lo que el país necesita es una constituyente originaria como han sido todas las anteriores desde 1904, y cuyo propósito debe ser un cambio de régimen político que responda a la ampliación de las libertades democráticas, devolviéndole a los ciudadanos su control sobre el poder, ese poder que ahora está secuestrado y por ello nos es ajeno. Esa tarea ciclópea solo podrá asumirla una nueva y refrescante organización política que entienda que la libertad y la igualdad son inseparables.

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