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- 15/07/2014 02:00
- 15/07/2014 02:00
Quien crea que la maquinaria de producir dinero en que se ha convertido la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA) terminó con el pitazo que cerró el partido entre Alemania y Argentina, por el campeonato mundial, está muy equivocado.
Apenas se escuchó el pitazo final, de inmediato se produjo un relevo casi imperceptible, cuidadosamente investido, que mantiene intacto todo el andamiaje de la organización para llegar hasta el año 2018, cuando se celebra el certamen en Rusia.
Y es que Brasil 2014 superó con creces cualquier otro torneo de esta magnitud en la historia en lo que a movimiento de dinero se refiere.
La influencia de la tecnología, dentro y fuera de la cancha, tiene mucho que ver con el éxito de este nuevo campeonato mundial de fútbol.
LOS NÚMEROS
Brasil 2014 fue el torneo más costoso y, a la vez, el más rentable de la historia, lo que no lo hace el mejor, deportivamente hablando.
La agencia de noticias AP destaca algunos números: de los casi 4 mil 500 millones de dólares en ingresos que la FIFA logró en concepto de acuerdos de transmisión de radio y televisión, patrocinadores, servicios de hospitalidad y otorgamiento de licencias, solo distribuyó 400 millones de dólares entre las 32 federaciones que llegaron hasta la etapa final del campeonato.
Alemania se lleva 35 millones de dólares como campeón del mundo; Argentina 25 como subcampeón, mientras que Holanda obtuvo 22 millones de dólares y Brasil, 20 millones.
Y si piensa usted que los clubes que cedieron a sus jugadores para el torneo no reciben nada, se equivoca, pues por cada día que estuvo en Brasil al servicio de su selección nacional, esos equipos, y cualquiera donde un jugador ‘mundialista’ haya estado, recibirá casi 3 mil dólares por día.
¿Es el mejor campeonato del mundo de la historia?
Sí, pero no desde todos los puntos de vista.
Joseph Blatter dejó claro en su más reciente declaración que lo que piense un país en relación con la celebración del campeonato del mundo de fútbol podría ser intrascendente, al referirse a los constantes abucheos que recibió junto con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
‘Es algo normal. Cuando uno está en este negocio, tiene que aprender a vivir con estas cosas’, señaló.
Sí, Blatter tiene toda la razón. El fútbol siempre ha sido un negocio, y uno bueno, lucrativo, apasionante y sobre todo, legal.