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- 22/05/2009 02:00
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PANAMÁ. “Capitán me equivoqué esos no eran”. Con estas palabras Daniel Ariloga, de 18 años, —uno de los pescadores de la embarcación “Niña Evy” donde murieron a tiros los hermanos Rigoberto y Dagoberto Pérez—, describió la situación que vivió junto a su primo Manuel Ábrego, tras ser detenido por los policías en aguas cercanas a las costas de Panamá Viejo, la noche del martes.
En declaraciones difundidas ayer por Telemetro Canal 13 , Ariloga recordó que insistentemente los policías le exigían a él y a los sobrevivientes que dijeran dónde estaba la supuesta droga. Ya sus primos Dagoberto y Rigoberto habían fallecido a tiros.
Manuel Ábrego también habló en cámara. Su anatomía evidenciaba las señalas de los golpes que dice que recibió por parte de las unidades policiales. Todo esto, presuntamente para saber “dónde estaba la droga”.
Ambos jóvenes fueron liberados ayer por las autoridades. No obstante, el hermano de Manuel, Domingo Ábrego se mantiene hospitalizado. Recibió un impacto de bala en una pierna, según ellos, como parte de la presión en el interrogatorio.
El fiscal auxiliar, Luis Martínez, dijo que en la investigación del incidente hay mucha certeza de que se “plantación de pruebas” en la embarcación “Niña Evy”, en ese caso un fusil de guerra y restos de droga.
La lancha fue inspeccionada ocularmente, en horas de la madrugada del miércoles y no se había encontrado nada como consta en las actas y fotografías. Sin embargo, en una segunda inspección se halló entonces el arma.
Martínez advirtió que esta situación llama la atención, por lo que será riguroso y firme en las decisiones que se vayan a tomar.
Agregó que no se va a permitir que se introduzcan evidencias que no existían inicialmente y no va a excluir a nadie. Hasta el momento seis agentes involucrados están bajo investigación.
Por lado, Javier Carrillo, director interino de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ), prefirió esperar a leer las declaraciones de los afectados y los propios policías antes de hacer juicios.
El director de la Policía, Francisco Troya, señaló que colaborará con las investigaciones en todo.
Este es el tercer caso en que policías plantan o borran evidencias. Uno fue la muerte de un obrero en Isla Viveros: borraron las huellas del arma de fuego. Lo mismo pasó tras el asesinato de un reo en La Joyita.