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- 29/06/2014 02:00
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Itunes, CD Baby, Amazon... ¿quién no ha oído de ellos? MP3, MP4, Ipod. ¿Quién no tiene uno? Cada día la imagen de una persona yendo a una tienda y comprando un disco compacto (ya ni qué decir de los discos de acetato o los casetes) se está convirtiendo en parte de los libros de historia, en algo del pasado como cuando a uno le cuentan que para encender un televisor o para cambiar de canal había que pararse y mover una perilla porque los controles remotos eran algo inexistente. Lo de hoy, si nos vamos por lo legal, es entrar a cualquiera de los servicios ya mencionados (Itunes, CD Baby o Amazon) y buscar las canciones o los álbumes que nos interesan y pagar con nuestra tarjeta de crédito, débito o con Paypall, por ejemplo, para poder descargar el material y usarlo en nuestro aparato reproductor favorito.
Uno pensaría que esta opción está al alcance sólo de las grandes discográficas y los artistas internacionales como Rihanna, Justin Bieber, Katie Perry o, para acercarnos más a nuestro mercado, La Oreja de Van Gogh, Chayanne o Marc Anthony, por mencionar algunos; sin embargo, eso no es así: hoy, artistas independientes y pequeñas casas disqueras también tienen la oportunidad de ofrecer su música en la gran nube a la par que las multinacionales y los artistas internacionales.
Jorge Luis Escobar, de Discos Tamayo, que bien podría considerarse la última gran casa disquera panameña que queda en el mercado, comenta que –aun cuando la venta de música nacional a través de la web es ya una realidad– ‘este cambio en Panamá fue lento. El verdadero impacto se comenzó a dar hasta el 2004, con la masificación de los teléfonos inteligentes. A nivel internacional este fenómeno empezó a verse desde 1996’. Escobar comenta que ‘la venta de música en línea es sólo un rubro de los negocios digitales. También hay otros como es la venta digital a través de dispositivos móviles (los ringtones)’.
IGUALDAD DE OPORTUNIDADES
Con la venta de música en formato digital, en el caso de Discos Tamayo, ‘un artista puede llegar a 122 países de los cinco continentes’, comenta Escobar, quien añade: ‘Si se liga a una adecuada estrategia de mercadeo digital, puede hacer visible a un artista’.
Víctor ‘Chispín’ Regueira, del grupo Os’ Almirantes, coincide con el representante de Discos Tamayo.
El intérprete de temas como ‘Al filo de tu piel’ o ‘Un cigarrillo normal’ comenta: ‘La venta por Internet es más efectiva internacionalmente. Actualmente las promociones masivas se hacen a través de la red. Tanto los sellos grandes como los más pequeños trabajan por Internet; es más, hay sellos que sólo venden en digital. A través de la red se puede hacer buen trabajo’.
Ricky Ramírez, productor, compositor y músico, actual presidente de la organización de productores musicales Produce, considera que ‘la tecnología ha permitido que producir y promover sea mucho más accesible para los artistas que no están firmados por disqueras y que no cuentan con presupuesto para invertir en megaproducciones, lo cual hace que los artistas independientes puedan utilizar su creatividad en la parte artística y en la comercial, creando maneras diferentes para promoverse’.
Pero hay puntos de vista contrarios, por ejemplo, Janelle Davidson, actriz y cantante, considera que ‘en Panamá la música digital no es rentable. Ayuda a que en el extranjero se conozca tu música; pero se necesita más que eso’. Quien coincide con Davidson es el cantautor Javier Medina Bernal. ‘Pongamos un ejemplo: ¿De qué sirve que conozcan tu música en Hungría si no distribuyes tu producto en ese país y no montas un espectáculo allí? Si quieres capitalizar, tendrías que viajar e invertir en distribución en ese país’, considera.
ADIÓS A LAS DISCOTIENDAS
–Cuando empezamos, en 1994, en Panamá existían más de 30 tiendas que vendían discos –comenta Thelma Legazpi, de la casa disquera G Producciones–, hoy las discotiendas se pueden contar con los dedos de la mano.
Jorge Luis Escobar añade: ‘En Panamá los cambios en el comportamiento del mercado han afectado sobremanera a los intermediarios que son las discotiendas, los cuales han tendido a diversificar o cambiar su rubro al no poder afrontar los cambios en el consumo’.
Si bien Escobar comenta que el mercado digital está más enfocado para un nicho entre los 12 y 25 años, Janelle Davidson comenta: ‘Yo ya no compro discos en formato físico. Todo es Itunes en la actualidad’.
Según las estadísticas que maneja Discos Tamayo: ‘de cada dólar que se vende en música, 40 centavos son por ventas digitales, 50 por venta en formato físico y el resto en derechos conexos y demás’. Esto, como comenta Escobar, demuestra que ‘la venta de música digital no supera aún a la venta de formato físico’.
En este aspecto, Javier Medina Bernal coincide con el disquero, pues al hablar sobre la venta de su disco ‘Universo, Capítulo 1’, menciona: ‘En lo personal, he vendido más en físico que en digital’.
Contrario a ellos, está Ricky Ramírez quien, desde su punto de vista asegura: ‘Sin duda la venta digital ya superó la venta del formato físico’.
EL FORMATO FÍSICO NO MORIRÁ
‘Chispín’ Regueira comenta: ‘Siempre es bueno tener los discos físicamente para los coleccionistas y los amantes de los discos compactos’. Escobar añade a este comentario: ‘Aún no hay nada que pueda reemplazar un disco físico como carta de presentación de un artista o banda’.
A modo de conclusión el gerente general de Discos Tamayo se pregunta: ‘¿Los formatos físicos han muerto en la industria de la música? No ¿La venta digital llegará a copar el 100% de las necesidades de los clientes que buscan música? No. Y esto se debe a que la curva tecnológica es más corta. Cada vez más rápido un formato tecnológico reemplaza a otro y ahora vemos más formatos coexistiendo al mismo tiempo. Tantos cambios sobrepasan la capacidad de adaptación del mercado’. Y por último, añade: ‘Queda un segmento importante para los cuales el formato físico (la caja, el libro con las letras, y fotos de su artista) forma parte de su experiencia de compra.
Como comentara el desaparecido empresario discográfico Dumas Torrijos Pauzner en una entrevista hace unos años: ‘abrir un disco nuevo y leer los créditos de quienes participaron en la producción mientras uno escucha las canciones es como cuando se abre un libro nuevo y se huelen las páginas: no tiene comparación’.