Por la nueva fiebre del oro

Actualizado
  • 28/05/2009 02:00
Creado
  • 28/05/2009 02:00
COLÓN. Coclesito es un lejano pueblo donde el general Omar Torrijos solía apartarse del mundo en una finca: “Proyecto Coclesito”, Allí,...

COLÓN. Coclesito es un lejano pueblo donde el general Omar Torrijos solía apartarse del mundo en una finca: “Proyecto Coclesito”, Allí, es difícil que reine la calma. Los moradores se acusan mutuamente de cobrar dinero a la minera, Petaquilla Gold, una compañía que en el 2005 reinició la exploración y en el 2006, la primera fase de la mina, que se dice producirá 800 onzas de oro. La confusión reina entre quienes quieren que se abra paso a la mina y los que se oponen a ella.

Por 18 días, en este pueblito, un grupo de campesinos e indígenas ngöbe, agrupados en el Comité Pro Cierre de Petaquilla, se ubicaron en un tramo de la carretera en seis carpas construidas de retazos de vallas publicitarias. Allí esperaban que las autoridades les atendieran el llamado a cierre de la mina. Para el martes pasado, el gobernador de Colón, Julio Kennion, les había prometido regresar a seguir dialogando con ellos. No llegó. En su lugar, aparecieron patrullas con antimotines.

LA CONTROVERSIA

El agricultor José Bernal asegura que Petaquilla Gold ha usurpado seiscientos metros por cuarenta de ancho de sus tierras para una carretera. Cuando le reclamó al encargado de seguridad de la mina, Felipe “Pony” Camargo, éste le respondió que le pagarían dos dólares por ese terreno. “Se hacía acompañar de 20 hombres armados con varillas”, dice Bernal. Por eso se unió al grupo que cerró la vía.

Arsenio Vargas también vive en Coclesito. Pero no apoya a quienes cierran la vía. Piensa que los más afectados por el cierre son los niños, que no pueden recibir la comida caliente que les proporciona el proyecto minero, y los obreros que no tienen cómo transportar diesel ni tractores para acudir a su trabajo.

PECES MUERTOS

Uno de los argumentos más fuertes de quienes se inclinan por el cierre de la mina, es que la contaminación que produce ha afectado a los peces de la zona. Para demostrarlo, enseñan una serie de fotos de peces muertos en el río San Juan que pasa por la mina.

Para Zorel Morales, ingeniero de Minas y director ejecutivo de la Cámara Minera de Panamá (CAMIPA), lo de los peces muertos en Petaquilla es puro cuento. “Son róbalos, es decir de agua salada”, asegura. “¿Cómo llegaron esos peces allá?”, se pregunta.

Sobre las costras en la piel que aseguran tener los moradores por bañarse en los ríos de la zona, Morales responde que se puede sufrir de sarpullido en cualquier parte, no solamente en los alrededores de Molejón, donde está ubicado el proyecto. El ingeniero, quien no trabaja para Petaquilla, conoce el negocio minero desde hace décadas y por eso afirma, sin dudar, que los problemas que dicen tener los moradores son producto de campañas de ambientalistas alarmistas que se oponen a todo, hasta a vivir en una casa y a usar un carro. “Que se vayan a vivir debajo de un árbol”, recomienda con tono algo irónico.

Sobre los comentarios de que Petaquilla Gold está utilizando químicos, Zorel responde que no. “La mina está en una etapa avanzada, cercana a la producción de oro, donde no se necesita usar químicos. Cuando se inicie la fase operativa si se trabajará la lixiviación con cianuro, pero eso será en una concentración mínima, de 0.225 por ciento”, afirma.

Para este proyecto minero se realizó un estudio de impacto social que incluye un plan de capacitación técnica para las personas que viven en estas comunidades. Petaquilla Gold tiene 400 empleados directos, entrega 640 comidas escolares y ha otorgado 171 becas, dice Zorel argumentando los beneficios que representa la mina para los habitantes de la zona.

AMBIENTALISTAS

Raisa Banfield, arquitecta y directora del Centro de Incidencia Ambiental (CIAM) basa su oposición a Petaquilla en que la industria minera “es la más contaminante”. Según ella, provoca erosión de suelos y cambios en la morfología, la fundición del oro causa malformaciones, contamina el suelo, y los residuos de la lixiviación se mantienen hasta por 30 años”.

Carmen Tedman, una financista de British Columbia, es la que domina el tema de la minería a cielo abierto en el grupo antiminero. En su opinión, ésta es una pelea contra intereses muy grandes, que han permitido que se contamine el país con el sistema más dañino del planeta: la explotación minera a cielo abierto.

LAS MULTAS

El asunto de Petaquilla es complejo, advierte Harley Mitchell hijo, asesor legal de la ANAM. Existe un primer proceso contra Petaquilla Gold, Minera Petaquilla S.A y Minera Petaquilla LTD, por haber iniciado trabajos sin los estudios de impacto ambiental. Este proceso inició en 2005 y terminó en 2008 con una sanción de 1 millón 934 mil dólares. La empresa puso un recurso ante la Corte Suprema para no pagar. Hay un segundo proceso contra Petaquilla S.A., hoy Minera Panamá, por haber iniciado trabajos de exploración de cobre sin el estudio de impacto ambiental, el cual está en alegato. Y un tercer proceso sobre la aprobación del estudio de impacto ambiental de Petaquilla S.A.

El abogado aclara que la tecnología en este proyecto minero es la estándar, que no debería contaminar. Sin embargo, dice que “los informes técnicos revelan que existen problemas en el manejo de los recursos naturales, hay impactos ambientales sin las medidas de mitigación y mala disposición de desechos”.

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