En Cúcuta, principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela, la tensión por el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe parece...
- 08/12/2025 00:00
En 18 meses de gestión, el presidente José Raúl Mulino ha desarrollado una agenda internacional amplia y activa, caracterizada por su participación en cumbres multilaterales, reuniones bilaterales. Este ritmo lo ha llevado a realizar 17 viajes oficiales a 11 países -si incluimos su última visita Oslo, como parte del apoyo a la líder venezolana María Corina Machado-, que la Presidencia justifica como parte de una política exterior “proactiva”, enfocada en abrir nuevos mercados y ampliar la red de socios estratégicos.
En cuanto al costo de estas giras, sin incluir la de Oslo, solo la Presidencia ha gastado más de $225.000 en viáticos para el equipo que acompaña al mandatario en sus desplazamientos al exterior, según información de transparencia compartida por el Ministerio de la Presidencia a través de la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (Antai).
Este monto, no incluye gastos logísticos adicionales como seguridad, transporte interno o servicios diplomáticos.
Su primera parada fue Paraguay, apenas seis días después de tomar posesión. Allí participó en la Cumbre del Mercado del Sur (Mercosur), intervino ante la plenaria y sostuvo reuniones bilaterales con los presidentes de Paraguay y Brasil.
Mientras que en agosto de 2024 viajó a República Dominicana para la toma de posesión de Luis Abinader, y en septiembre de ese mismo año pronunció su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Durante estos primeros viajes, el Ministerio de la Presidencia reportó gastos $20.099 en viáticos para la avanzada y escoltas del mandatario y la primera dama en las diferentes locaciones.
En octubre, Mulino visitó París para reforzar la relación con Francia y reiterar su rechazo a la inclusión de Panamá en la lista fiscal de la Unión Europea, viaje en el que se utilizaron $21.650 en viáticos para este mismo tipo de personal.
Esta visita fue seguida por un viaje a Montevideo en diciembre, cuando Panamá logró ser reconocido como Estado Asociado del Mercosur.
En enero, Mulino asistió al Foro Económico Mundial en Davos, donde sostuvo reuniones con diversos entes financieros y el primer ministro de Vietnam. Dos días después viajó a Roma y al Vaticano, donde fue recibido por el presidente Sergio Mattarella y por el papa Francisco, además de establecer contactos con inversionistas italianos.
En febrero, regresó a Uruguay para la toma de posesión de Yamandú Orsi y para realizar nuevas reuniones bilaterales.
Durante esta agenda, se realizó un gasto de $28.600 para funcionarios de seguridad y otros asignados a “cubrir la agenda del presidente”, solicitando extensiones de viáticos de entre $1.200 y $1.500.
Luego, en abril, viajó a Perú para recibir condecoraciones oficiales y firmar una declaración conjunta con la presidenta Dina Boluarte. Y en mayo, Mulino visitó Colombia ya que Panamá asumió la Secretaría Pro Témpore de la Asociación de Estados del Caribe (AEC) durante la cumbre celebrada en Montería. Ambos compromisos implicaron un gasto de $11.600
En junio, Mulino viajó a Sevilla para una serie de reuniones de alto nivel con el rey Felipe VI, el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. También participó en un foro del CAF y sostuvo un encuentro con el presidente del BID.
A inicios de julio regresó a Buenos Aires para la Cumbre del Mercosur, ahora como representante de un país Estado Asociado. Mientras que en agosto, encabezó en Nueva York la primera reunión de alto nivel del Consejo de Seguridad de la ONU bajo la presidencia rotativa de Panamá, centrada en la seguridad marítima internacional.
La suma total en viáticos para estas visitas internacionales fue de unos $69.100 entre los funcionarios que acompañaron al presidente.
El 26 de agosto, Mulino viajó a Brasilia para una reunión bilateral con Lula da Silva, que incluyó la firma de acuerdos económicos y su participación como orador principal en el foro empresarial Diálogo Brasil–Panamá, lo que implicó un gasto de $11.000.
El 2 de septiembre inició una gira por Japón, donde se reunió con el primer ministro Shigeru Ishiba y con ejecutivos de conglomerados como Sumitomo y Mizuho Bank. Allí promovió proyectos estratégicos como el tren Panamá–David, la Línea 3 del Metro y un posible gasoducto a través del Canal. La visita culminó con la participación de Panamá en la Expo 2025 de Osaka, bajo el lema “Salvando Vidas”.
El 21 de septiembre regresó a Estados Unidos para intervenir nuevamente en la Asamblea General de la ONU. En paralelo, sostuvo reuniones con la OMS y la OPS con el objetivo de trasladar la sede regional de esta última a Panamá. Al finalizar su agenda, confirmó que se someterá a una cirugía ambulatoria en el hombro derecho en un hospital especializado de Nueva York.
Estos incluyeron personal encargado de atender, cubrir y acompañar a reuniones a Mulino y en ocasiones a la primera dama, Maricel de Mulino Cohen, generando un total de $63.600 de gastos en viáticos.
Mientras la administración ha sostenido anteriormente que los viajes al extranjero se justifican por los beneficios económicos y políticos que las giras podrían generar, lo cierto es que los resultados para Panamá aún no son cuantificables y sólo podrían evaluarse a largo plazo.
“Sentado en la presidencia, sin hacer nada, nadie va a saber qué está pasando en Panamá”, afirmó Mulino en una entrevista con Univisión para defender su agenda internacional.
El mandatario insiste en que las giras buscan “promocionar a Panamá”, una posición respaldada por el ministro de la Presidencia, Juan Carlos Orillac, quien ha enumerado algunos de los logros que, según el Ejecutivo, ya se han alcanzado: la adhesión al Mercosur, el retorno de Chiquita al país y la incorporación de nuevos Estados al Tratado de Neutralidad, entre otros.
“El presidente no sale de Panamá a hacer turismo. Usualmente son viajes muy cortos y con una agenda muy complicada. En cada viaje ha traído algo positivo para el país”, aseguró Orillac.
A su juicio, estas giras buscan apoyo internacional, atraer inversiones y concretar resultados que ya empiezan a verse “de manera tangible”.
“Todas estas cosas demarcan lo positivo de esas giras. No es un viaje a la vuelta de la esquina para pasear”, concluyó el ministro.