El grupo que gestó el movimiento feminista en Panamá

La ministra de Desarrollo Social, María Inés Castillo subió al podio del auditorio del Tribunal Electoral. Frente a ella, más de 100 mujeres profesionales escuchaban su discurso. En la audiencia se encontraba la primera ministra de la Mujer, Juana Herrera.

Hace más de 20 años se graduó de la licenciatura en Derecho, explicó Castillo. Recibir el diploma fue una cuestión de trámite. Sin embargo, confesó, hace 100 años no era así, ya que si no fuese por Clara González –y otras mujeres activistas– sería casi un irrisorio poder ser abogada.

Ambas ministras, Castillo y Herrera ponderaron el legado de aquella mujer que actualmente es un referente del movimiento feminista panameño: Clara González. Sus discursos fueron dados el 22 de septiembre del 2023 a las 5: 30 pm cuando se conmemoró el Centenario del Primer Congreso Nacional Feminista, el cual fue realizado un 22 de septiembre de 1923.

En aquella época aspirar a ser una jefa de cartera en un ministerio –y otras profesiones– era tomado como una burla; más que un chiste, no se le permitía a la mujer ejercer ciertas profesiones. ¿Derechos? Bajo la consideración del hombre. La única responsabilidad de la mujer era el cuidado del hogar.

Esta situación generaba molestia a un colectivo de mujeres feministas. El inicio de esa lucha comenzó con el establecimiento del Grupo Feminista Renovación, presidido por Clara González. En diciembre de 1922, las reuniones comenzaron en un apartamento de González, ubicado en San Felipe, ciudad de Panamá.

Siguieron intensas jornadas de reuniones, en las que las asociadas se organizaban, daban charlas para difundir sus propuestas y se preparaban para convocar el congreso nacional. En enero de 1923, con la conferencia de González en el Aula Máxima del Instituto Nacional, el Centro se presentó ante la sociedad y planteó sus ideas y reivindicaciones, detalló Yolanda Marco Serra, durante la conferencia 'Aspectos históricos y aportes del primer Congreso Nacional Feminista' en la conmemoración.

Clara y sus compañeras viajaron incansablemente por parte del territorio nacional en el transcurso de ese año dando charlas, convenciendo y organizando a las mujeres. Durante todo el año 1923, ya se habían constituido agrupaciones en las provincias de Herrera, Las Tablas, Veraguas, Bocas del Toro, Chimán, Balboa, Garachiné, y Colón. Sólo Chiriquí tardó un poco más en incorporarse. Conseguir el apoyo en el interior del país, era una tarea ardua, recalcó la docente y especialista en género y desarrollo.

Una de las activistas, Elida Campodónico de Crespo redactó un manifiesto llamando a las mujeres panameñas a organizarse: “Mujeres panameñas. Ha llegado el momento en el que el deber nos impone reclamar el puesto de absoluta igualdad al hombre ante la ley que de hecho nos corresponde. Nosotras, con nuestros esfuerzos y trabajos, ora como madre, ora como profesoras y maestras, ora como obreras, estamos realizando una labor trascendental para el progreso de nuestra nación, y no es justo que esta nación, a la cual hemos consagrado todas las energías de nuestro espíritu y de nuestro cuerpo, nos mantenga en plano inferior al que ocupa el hombre ante los derechos y responsabilidades de ley”.

El manifiesto fue firmado por 86 mujeres, entre ellas Clara González, Enriqueta R. Morales y Raquel E. de Dutary. Estas acompañadas por muchas maestras como Sara Sotillo. También acudieron al llamado obreras como Abigail Batista, puntualizó Marco.

Los objetivos del Grupo Feminista Renovación estaba enfocado en: crear una estructura organizativa nacional para difundir a través de ella sus ideas y contar con una base de apoyo a sus acciones. También tenía entre su hoja de ruta, realizar un congreso nacional que sancionara los estatus, finalidades y programa político de la asociación, el cual fue concretado un año después con el Primer Congreso Feminista el 23 de septiembre de 1923.

El Grupo Feminista Renovación también tenía entre sus objetivos el de fundar un partido feminista que pudiera representar a mujeres de la nación. El Partido Nacional Feminista fue el resultado de esta meta.

El Primer Congreso Feminista Nacional se celebró el 20 de septiembre de 1923. Su principal objetivo era aprobar la fundación del Partido Feminista Nacional (PNF). En la sesión inaugural, después de constituir la mesa directiva de Clara González, se presentó la propuesta para la creación del partido. En su intervención, Clara caracterizaba la situación de la mujer con unas breves pero agudas notas, como la falta de trabajo que la coloca en una posición desventajosa, la condición de pupila que las leyes le dan, las ideas profundamente aferradas sobre su inferioridad, comentó Yolanda Marco.

“(...) que cuente en su seno a todas las mujeres del país, cuyos fines sea los de luchar con ahínco por la regeneración social de la mujer, su emancipación política, propender a su perfeccionamiento moral, y echar por tierra su dependencia económica como también los prejuicios que lejos de llevarla hacia la meta de sus aspiraciones, le imprimen una dinámica de nefasto retroceso”, dijo en su momento Clara González.

En el Primer Congreso Feminista Nacional, agregó Marco, se eligió la mesa del congreso: Linda Smart (presidenta), Felicidad Houradou (vicepresidenta), Carlota Calvo (secretaría) y Carmen Yanes (subsecretaría). Se organizaron mesas de trabajo y se tomaron los siguientes acuerdos: el primero el de fundar el Partido Nacional Feminista, “con el fin de luchar de manera eficaz por la defensa de los intereses femeninos, y de intervenir en todos los actos de la democracia nacional, de conformidad con la Constitución y el Programa de dicho partido”; el segundo era adoptar la plataforma programática redactada por la comisión presidida por Clara González, añadió Marco.

En el programa del Partido Feminista Nacional (PNF), los seis primeros puntos, indicó Marco, se referían a la educación de las mujeres para incluir asignaturas sobre puericultura, economía doméstica y educación cívica; creación de escuelas profesionales de enseñanza; una campaña por medios de comunicación a favor de la enseñanza de la instrucción cívica; y la fundación de bibliotecas populares circulantes.

“Otro punto del programa se refería a la necesidad de la lucha contra la prostitución, el alcoholismo y las drogas. Con relación a la prostitución, mantenían la propuesta de abolir la reglamentación, y crear reformatorios para reinsertar a mujeres y menores”.

En siete puntos, del 9 al 15, se proponía la reforma de disposiciones jurídicas como el establecimiento de cárceles para mujeres, tribunales y cárceles juveniles; nombramientos de abogados de pobres en todos los municipios; leyes protectoras de la mujer y su prole; reforma del Código Penal para darle protección a la mujer; intervención en igualdad de condiciones que el hombre en el jurado en causas seguidas contra mujeres o niños, detalló.

“El punto 16 del programa se refería a la redención económica de la mujer en él se pedían seis medidas orientadas a ese fin: establecimiento de industrias nacionales y de talleres para proporcionar trabajo a las mujeres, vigilancia de las condiciones de trabajo de la mujer (salario, jornada, condiciones higiénicas), expedición de leyes protectoras de la mujer obrera, creación de instituciones protectoras de la mujer madre, fondos de auxilio”.

En el punto 17 trataba sobre la exigencia del reconocimiento del derecho al ejercicio por la mujer de los derechos políticos, el sufragio, y todos los demás, es decir, la representación legítima, y municipal, ejercicio de la judicatura, representación en el poder ejecutivo, señaló.

“El Congreso aprobó comunicar a las autoridades la decisión de crear el partido. Participaron 44 mujeres que fueron acompañadas de algunos hombres simpatizantes del proyecto. Las comisiones elaboraron los estatutos y el programa del partido en varias sesiones de trabajo y finalmente, después de aprobados estos, el congreso fue clausurado. El congreso tomó la decisión de postular como candidata en las próximas elecciones a Clara González, lo que, como pronto descubrirán, no sería posible hasta más de dos décadas después”.