'El que siembra bandera cosecha soberanía'

Actualizado
  • 07/05/2023 00:00
Creado
  • 07/05/2023 00:00
Hace 65 años, un grupo de estudiantes universitarios liderados por Carlos Arellano Lennox y Ricardo Ríos Torres ganaron el respeto del país y la ira de las autoridades de la Zona del Canal
Este 2 de mayo se cumplió el 65 aniversario de una de la llamada Operación Soberanía.

Este 2 de mayo se cumplió el 65 aniversario de una de las gestas más importantes de la historia panameña, la llamada Operación Soberanía, antecedente directo de los sucesos del 4 de noviembre de 1959 y del 9 de enero de 1964.

La acción fue realizada por un grupo de estudiantes de la Unión de Estudiantes Universitarios liderados por Carlos Arellano Lennox y Arturo Ríos Torres. Aprovechando la media hora de descanso de los trabajadores de la Zona Canal, a las 10:15 de la mañana, los jóvenes se introdujeron en el territorio administrado por los norteamericanos para colocar 75 banderas en calles, plazas, oficinas de correo y comisariatos de Balboa, Ancón y Cocolí, así como en sitios emblemáticos como la Avenida 4 de julio y el edificio de Administración del Canal.

“Este acto simbólico de colocación de banderas ha sido realizado como un llamamiento de atención nacional e internacional a los problemas contractuales existentes entre Panamá y Estados Unidos concernientes al Canal de Panamá”, señaló un comunicado dado a conocer por los estudiantes ese mismo día.

De acuerdo con el ex ministro y presidente Ricardo J. Alfaro, la llamada Operación Soberanía debía mirarse en el contexto del movimiento internacional contra el imperialismo, que tomaba fuerza desde 1955 con acciones como la formación del Movimiento de Países no Alineados (1955); la nacionalización del Canal de Suez (1956); la independencia de Ghana y Malasia del Imperio Británico (1957).

La Operación Soberanía fue una iniciativa del estudiante de biología Carlos Arellano Lennox.
Antecedentes

La Operación Soberanía fue una iniciativa del estudiante de biología Carlos Arellano Lennox. El joven proveniente de los barrios de Calidonia, Santa Ana y San Felipe y matriculado con mucho sacrificio por sus padres en la prestigiosa Escuela de La Salle, había iniciado su toma de conciencia durante la Séptima Conferencia Internacional de Estudiantes realizada en Ibadam, Nigeria, en septiembre de 1957.

La experiencia le dio a Arellano Lennox la oportunidad de relacionarse con dirigentes de más de 75 organizaciones estudiantiles de todas partes del mundo, que en sus ponencias explicaron acciones y posiciones políticas relacionadas con los Derechos Humanos y la autodeterminación de los pueblos.

Meses más tarde, Arellano Lennox sirvió como anfitrión del estudiante de derecho boliviano Héctor Reyes, con quien había coincidido en el congreso. Como buen anfitrión, llevó al boliviano a conocer el Canal de Panamá. Cuando observaban el paso de los barcos, el joven le hizo ver que los buques solo llevaba en su mástil la bandera norteamericana.

- Mira, Carlos, cuando un barco extranjero pasa por las aguas territoriales de otro país enarbola la bandera de ese país.

El panameño se sintió avergonzado por el comentario, pero la inquietud lo motivó a hacer un recorrido completo por la Zona del Canal donde se pudo percatar de que no había ninguna bandera panameña en las astas, colegios ni oficinas públicas del área.

Se concibe un plan

A principios del año 1958, ya como presidente de la Unión de Estudiantes, Arellano Lennox convocó a un grupo de estudiantes para revelarles un plan. Algunos rechazaron la idea, alegando que eran cabeza de familia, o que esperaban ganar una beca y temían las represalias. Aceptaron la propuesta los siguientes: Ricardo Ríos Torres, presidente del Movimiento Renovación Estudiantil y secretario de actas de la Federación de estudiantes de Panamá; Clovis Alemán, Julio Rovi, Julio César Alcedo; Felix Espinosa, Luis Rios, Anel Rodríguez, Pablo Ríos, Raul Araya Bernal, Teófilo Córdoba, Valentín Corrales, Manuel Roy, Enrique Thompson, Teodosio Bernal, Eduardo Miró Camel, Roosevelt Villalaz, Jorge Luis Pujol, Caros Arrieta, Gustavo Landau, Rodrigo de León, Porfirio de Cruz y las señoritas Julia Botella, Imelda Berguido, Magda Paredes y Rosada Guerrero.

Como parte de los planes acordados, el 2 de mayo los estudiantes llegaron temprano a la universidad formalmente vestidos de saco y corbata. Allí, después de sincronizar sus relojes, tomaron seis taxis de la línea Mickey cada uno con un destino prefijado: la Boca, el Paseo del Prado, las estaciones del ferrocarril, frente a la Policía de Balboa, Curundú, Fuerte Amador, camino del Puente de Miraflores, las cercanías del Muelle 8 y el área de Clayton.

Las instrucciones eran precisas. Si se les acerca un policía debían comportarse respetuosamente y obedecer. No debían poner resistencia en caso de que se les arrestara. No debían acercarse a instalaciones militares. No habría arengas ni consignas. Si los detenían irían a una huelga de hambre.

La hora cero

A las 10:15, los estudiantes desde sus sitios asignados procedieron a colocar las banderas. La más grande de todas correspondió a Arellano Lennox y Arturo Ríos, frente al imponente y simbólico edificio de la Administración del Canal.

Al momento en que procedían a colocarla, notaron que eran observados por un policía zonian, quien, en lugar de acercarse a ellos, se dirigió a la garita a contestar el teléfono que sonaba.

La acción de los estudiantes panameños había sorprendido a los miembros de la Policía de la Zona del Canal, que en muchos casos permanecieron impasibles ante la falta de órdenes de sus superiores.

Después de la demostración, los jóvenes salieron tranquilamente de la Zona y se dirigieron al Palacio Legislativo desde donde iniciaron una marcha patriótica a lo largo de la Avenida Central.

Recepción en el Palacio Presidencial

La tarde del lunes 5 de mayo de 1958, los estudiantes, acompañados de cientos de seguidores repitieron la marcha por la Avenida Central esta vez camino a la Presidencia, donde los aguardaba el presidente Ernesto de la Guardia.

A su paso, desde los balcones y aceras, el público mostraba su entusiasmo, lanzando vivas y aplausos.

En la Presidencia, los líderes del movimiento se reunieron privadamente con el mandatario. Minutos después, salían al balcón del primer piso para saludar a los cientos de simpatizantes. Tras una nueva ola de entusiastas saludos y aplausos, sonaron los acordes del Himno Nacional. Entonces Arellano Lennox, en representación de la Unión de Estudiantes Universitarios, se dirigió a sus compañeros: “La juventud panameña no se dará reposo hasta que sea reconocida la soberanía panameña en la Zona del Canal”, prometió.

Seguidamente, bajo la mirada de aprobación del presidente, Arellano habló en nombre de este, que se encontraba afónico: “Mañana mismo, el gobierno iniciará gestiones para que la bandera panameña pueda flamear permanentemente en el territorio de la zona del Canal”.

Reacción de los zonians

Mientras los panameños celebraban la acción de sus jóvenes universitarios, las autoridades de la zona intentaban trivializar la acción de los panameños, catalogándola de “ridícula”, y enfatizando el “disgusto del Gobernador de la Zona del Canal y de la Embajada de Estados Unidos por tales actividades”.

“El gobierno panameño debía buscar la manera de que estos actos no se repititan para evitar hechos de violencia que después todos tendríamos que lamentar”, advirtieron.

Reacción

Sin embargo, los panameños no se amedrentaron y la Operación Soberanía obtuvo los más calurosos aplausos de la ciudadanía: “La acción ejecutada por los estudiantes universitarios reafirmando nuestra soberanía como panameños ha recibido el apoyo unánime en todos los sectores de la comunidad penonomeña. Este gesto de colocar nuestra enseña nacional en jurisdicción de la Zona el Canal ha calado profundamente puesto que en esta forma los panameños dicen al mundo que somos soberanos en todo nuestro territorio”.

“Se trata de un brote de nacionalismo puro, justo, moral, inspirado en la mejor buena fe y en las más elevadas miras. Si la bandera panameña flameara en la Zona del Canal no sería pues allí una extraña ni una usurpadora ni una intrusa, sino la mejor aliada de la bandera de Estados Unidos para brindar protección, seguridad y justicia a la Vía Interoceánica”, señaló un editorial de La Estrella de Panamá.

“Pienso que el discutir si (la gesta) se efectuó debidamente, si ha sido oportuna, no es atacar realmente el problema planteado. Me parece que todos debemos preguntarnos si una actitud semejante está realmente en pugna con el criterio ciertamente mayoritario de los panameños sobre nuestra soberanía inalienable en la Zona del Canal”, diría a la prensa nacional el doctor Jaime de la Guardia, rector de la Universidad de Panamá, en respaldo de los estudiantes.

En los siguientes meses, el canciller Miguel J. Moreno se dedicaría a denunciar en los foros internacionales, especialmente latinoamericanos, las injustas relaciones que se daban en la Zona del Canal en contra de los panameños.

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