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- 30/11/2024 00:00
- 29/11/2024 18:41
Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza. Nuestra evolución se dio gracias al trabajo en equipo y la vida comunitaria, por lo que la mente humana intenta protegerse y aceptar las peticiones de los demás como un instinto de supervivencia, acompañado de temor al rechazo, pena o miedo a ser juzgado. Sin embargo, la mente siempre puede reaprender y transformar sus creencias.
Establecer límites claros es un factor importante si queremos procurar nuestro bienestar mental y emocional.
Para saber poner límites es importante tener herramientas de comunicación asertivas bien aprendidas y, claro, reforzar nuestro autoconocimiento y liderazgo personal.
Existen dos tipos de límites:
Los externos. Aquellos que son impuestos por normas, por leyes para convivir, por el mundo.
Los internos. Aquellos que nos ponemos nosotros, desde cómo distribuimos los ambientes de la casa hasta cómo nos escuchamos y hasta dónde dejamos entrar al otro.
Identifica cuáles son tus límites. Es como cuando divides tu casa y colocas la cama en el cuarto o el sillón en el living. Para poder poner límites claros antes debes identificarlos, eso te ayudará a tomar consciencia primero y luego poder comunicarlos.
Conoce tus emociones. Conocer qué te hace sentir bien y qué no te hará saber si un límite está siendo traspasado. Identificar cuáles son las emociones que te pueden generar una situación. ¿Cómo se siente? ¿Qué pensamientos tienes? Y ¿qué te haría sentir mejor?
Quiérete y acéptate como eres. Cuando comienzas a quererte, difícilmente permitirás abusos de algún tipo, eso lleva tiempo, pero es un proceso que vale la pena hacer. Ser aceptado por todos es imposible, debes elegir qué tipo de persona quieres ser y qué tipo de personas quieres en tu vida.
Respeta tus propios límites. ¿Eres de las personas que trabaja a pesar de estar cansada? ¿Que acepta cosas aunque no quiere? Si es así, la primer persona que aquí no se quiere eres tú.
Respeta los límites de otras personas. Mucho se habla de empatía; a través de ese sentimiento puedes ponerte en lugar de otra persona, a pesar de no estar de acuerdo y comprender. Y así entender sus propios límites. Cuando aceptas el límite de otra persona, aprendes a aceptar el tuyo y a hacer valer el tuyo propio.
Poner límites lleva tiempo. Ten paciencia, lleva tiempo aprender a saber quiénes somos, qué queremos y a soltar el apego de relaciones que hemos construido a través del tiempo.
Sé claro. Comienza a decir tu opinión y sentimientos de forma directa, pero sin dar justificaciones; en caso de que quieras externalizar tus motivos, añade una pequeña explicación y procura siempre que sea breve y sencilla, de lo contrario te restará credibilidad.
Ofrece un plan B. No puedo hacerte ese trabajo, pero puedo brindarte opciones de personas que podrían ayudarte en este proceso. Y así estarás diciendo que no con un sí.
Espero te funcione y, si no, ya sabes, son temas para trabajar en mentorías.
¡Buen fin de semana!