Estudiantes de la UP usan la química informática para descifrar nuevos tratamientos contra la tuberculosis

  • 07/07/2025 00:00
Más allá de la infraestructura, el recurso intelectual de estos dos licenciados que buscan su segundo título es un cohete hacia la innovación farmacéutica en Panamá

En un laboratorio de Botánica de la Universidad de Panamá (UP), un abogado y una periodista trabajan con cuatro computadoras en un reducido espacio para investigar combinaciones moleculares que contribuyan a la creación de nuevos fármacos para tratar la tuberculosis.

Se trata de Omar A. Camargo y Millie J. Ramos, de 29 y 36 años respectivamente, ahora estudiantes de la Facultad de Farmacia de la UP que ganaron, por primera vez para esta carrera, la Convocatoria Universitaria para Fondos de Investigación (CUFI), que se realiza de forma anual y es obtenida usualmente por la Facultad de Medicina.

Ambos alumnos persiguen una segunda carrera y decidieron realizar una tesis como opción de grado, a la que titularon: “Evaluación por simulación de modelado molecular de productos naturales contra blancos terapéuticos del Mycobacterium tuberculosis”.

Para ello, recopilaron información sobre las proteínas de la bacteria patógena y a través de un software gratuito, realizan simulaciones de acoplamiento molecular para predecir la afinidad que manifiestan los compuestos con esta proteína, según su pose y afinidad de energía. La finalidad es encontrar compuestos que tengan el potencial para fabricar nuevos fármacos para combatir la tuberculosis.

“Los resultados van a redundar mucho en el conocimiento que se tiene sobre nuevos principios activos que pueden servir de base para el desarrollo de fármacos en distintas enfermedades” comentó Leyda Barrios, directora de Investigación y Postgrado de la UP.

Si bien la tarea se apoya en distintos programas tecnológicos, los resultados que arroja el software deben registrarse manualmente y ser interpretados. Hasta la fecha, los investigadores afirman haber insertado más de 20,000 cifras. En su mayoría, los productos marinos como las algas y los corales son los que presentan mejores números.

“La literatura ha demostrado que entre mayor selectividad a los resultados, pues mejor predicción, porque al final del día lo que estamos haciendo nosotros es una predicción. Lo bonito de esto sería que al final de toda la investigación se pudiera llevar a ensayos biológicos”, expresó el abogado e investigador Omar.

Su campo de estudio responde a la Química Informática, un área poco explorada en Panamá, en la cual, la UP busca incursionar, empleando la tecnología como una herramienta que ayude a encontrar moléculas naturales o electrosintéticas que arrojen una mejor predicción y eficacia, según explicó el Dr. Pablo Solís, director del Centro de Investigaciones Farmacognósticas de la Flora Panameña.

La tuberculosis, probablemente, se posiciona como la principal causa de muerte en el mundo provocada por un patógeno infeccioso, registrando 1.25 millones de decesos en el 2023, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En ese mismo año, Panamá registró 1,954 casos.

Sin embargo, esta enfermedad se puede prevenir y curar.

“Investigar para encontrar un fármaco que elimine la bacteria que produce la tuberculosis es realmente un reto. No es sencillo. El método que ellos están utilizando es innovador. Podría ser mucho más especializado si tuviésemos los fondos para acceder a bases de mayor procesamiento. En este momento ellos están trabajando con bases de libre acceso, pero aun así es excelente el resultado”, expresó la profesora Rosa Buitrago, decana de la Facultad de Farmacia de la UP.

Con el CUFI, los investigadores adquirieron un ordenador de mayor capacidad para poder trabajar con los softwares que realizan estos algoritmos de ensayo. Aparte de este equipo, dos de las cuatro computadoras pertenecen a Omar Camargo; la otra es prestada por un profesor.

La limitación de recursos vitales no es la única problemática. Los apagones de luz son altamente perjudiciales para este proyecto, pues se pierden los cálculos hechos por las computadoras y se debe reiniciar este proceso.

La investigación se realiza en el Laboratorio Ciflorpan, destinado originalmente al departamento de botánica. Al entrar a este salón, lo primero que se observa es una pila de cajas, plantas y anaqueles enumerados. El aroma a hojas inunda la atmósfera y las cuatro sillas que se tienen se reparten entre los dos escritorios que se ubican de forma tímida en este espacio. En el ordenador con el monitor más grande, hay un papel que dice “No apagar la computadora” pegado debajo del teclado.

Ante los compromisos laborales de ambos investigadores, el trabajo remoto es un catalizador importante. Inclusive en altas horas de la noche, desde sus hogares, ingresan a los softwares para guardar los resultados y continuar realizando las pruebas. De forma presencial, la realidad puede verse sacudida por un olor disruptivo que las hojas no emiten: el de gases lacrimógenos.

“El martes nos vinieron a tocar la puerta y nos dijeron: ‘Por si no se han dado cuenta, están tirando bombas’. Entonces tuvimos que irnos y es un día, por decirlo así, perdido, porque el poco tiempo que tenemos para venir después de nuestro trabajo, entonces no lo podemos aprovechar porque están sucediendo estas cosas”, explicó la periodista y co-investigadora, Millie Ramos.

Los estudiantes de esta tesis calculan que su investigación se encuentra en un 80%, con miras a culminar en diciembre de 2025, de la mano de su asesor, el Dr. Dionisio Olmedo.

El sueño es que los resultados que se obtengan pasen a mayores escalones y se utilicen como punto de referencia para ensayos biológicos.

Omar Camargo reconoce que su proyecto se emprende con obstáculos en infraestructura, pero detecta un activo potencial que se sobrepone a la dificultad. “En Panamá hay un recurso que sí tenemos bastante, que es el recurso mental. De pronto no podemos tener un laboratorio de primer mundo, pero podemos hacer ensayos con lo que tenemos; la idea es buscar alternativas”, dijo.

“A veces lo que hace falta es voluntad, nos hemos encontrado con muchos tropiezos, con muchas negativas, pero hemos sido muy resilientes, hemos creído en nuestro proyecto. Quienes hacen la diferencia son las personas que piensan y actúan diferente. Tenemos metas de ser investigadores y profesores” compartió la periodista, Millie Ramos.

Finalmente, los estudiantes invitaron a la juventud a interesarse en el aprendizaje y en el estudio, dos cosas que catapultan al individuo en cualquier campo laboral.

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