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- 27/03/2022 00:00
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El 18 de marzo, exactamente hace 107 años de lo que se conoce en Turquía como “El día de los mártires” se inauguró el puente suspendido o colgante más largo del mundo, sobre el estrecho de los Dardanelos, y que fue bautizado como “1915-Canakkalle”, con una longitud de 101 kilómetros (89 km de carretera y 12 km de accesos) y que tiene un vano de 2.023 metros entre pilares. Sus torres tienen una altura de 318 metros y se construyó mediante la unión de varios consorcios, entre ellos dos coreanos y dos turcos, y se empezó a construir en 2018, después de la licitación que se verificó el año anterior y al final tuvo un costo de 2,545,463.749.11 euros.
Fue un proyecto largamente acariciado por el actual gobierno, que ha puesto mucho empeño en la infraestructura vial con que cuenta este vastísimo país. Hasta ahora, el estrecho se cruzaba, desde la parte asiática a la europea, y viceversa, en ferri. El puente fue construido en la parte más angosta, desde Lapseki, en la provincia de Canakkalle hasta Gelibolu (Galípoli), del lado europeo, al noroeste de Estambul. La estructura es simplemente fascinante y el sentimiento que uno experimenta al cruzarlo es inigualable.
Los puentes sobre los estrechos son materia de estudio, pues los que están sobre el Bósforo son tres: el puente del Bósforo, llamado oficialmente puente de los Mártires del 15 de Julio y coloquialmente primer puente, se extiende entre Ortaköy y Beylerbeyi, Europa y Asia. El segundo, el Fatih Sultán Mehmet cruza el Bósforo uniendo así las partes europeas y asiáticas de la antigua capital turca. El puente Yavuz Sultán Selim, inicialmente llamado el tercer puente del Bósforo, situado a unos 19 km al norte del primer puente del Bósforo, es un puente colgante apto para la circulación de ferrocarriles y el tránsito de vehículos a motor sobre el Bósforo, y está en la salida al mar Negro.
El estrecho del Bósforo tiene apenas una longitud de 30 kilómetros, con una anchura máxima de 3.700 metros en la entrada del mar Negro, y una anchura mínima de 750 metros. Su profundidad varía entre 36 y 124 metros. A su vez, el estrecho de los Dardanelos mide 61 kilómetros de longitud, entre 1.000 y 6.200 metros de anchura y tiene una profundidad media de unos 55 metros y una máxima de 103. Y hasta ahora es que tiene un puente que lo cruza y eso se debe a que la dinámica que se da en Estambul requiere que haya más cruces entre ambas riberas, la europea y la asiática. El cruce entre dos mundos.
Este puente tiene una significativa importancia, no solo por ser el puente colgante más largo del mundo, sino porque se construyó en el área donde se verificó la famosa batalla de Galípoli, en los años de la I Guerra Mundial. Los ingleses y franceses bombardearon masivamente los fuertes otomanos que defendían el estrecho, pero los turcos se habían anticipado sembrando minas de mar. El propósito era la conquista de la codiciada Constantinopla y el control del estrecho de manera que pudieran abastecer, desde allí, al imperio ruso y encerrar al alemán, el austrohúngaro y el otomano, que estaban en otro bando.
Fue idea original de Winston Churchill, quizás una de sus peores decisiones bélicas. Churchill quería proteger los intereses británicos en Egipto y el control del estrecho le permitiría eso.
En el primer ataque, que se inició en 1914, el Queen Elizabeth bombardeó las costas otomanas. Los aliados menospreciaron el poder otomano, consecuencia de una mala información de espionaje. Allí surge la figura de Mustafá Kemal, en ese entonces teniente coronel y que tenía vasta experiencia en las guerras libradas en los Balcanes. Los alemanes apoyaron a los turcos, así como soldados neozelandeses y austríacos. El enfrentamiento duró diez meses y cobró la vida de más de 200 mil soldados ingleses y 120 mil turcos.
El ataque a los Dardanelos fue una sombra en la carrera de Winston Churchill y el ascenso de Mustafá Kemal Atatürk, quien posteriormente se convertiría, al liderar la guerra de la independencia, en el padre de la patria y al que se le venera en este país. Tanto fue el trauma que sufrieron las tropas francesas e inglesas, que cuando se les ordenaba desembarcar, aducían tener el “síndrome de Galípoli”.
La batalla tuvo varios significados: para los australianos su reunificación como nación; para los rusos, aceleró la caída del zar Nicolás II, por la hambruna que se generó al cerrarse los estrechos que llevaban víveres. Para los irlandeses, devino en el estallido de la guerra de independencia, que se levantó contra la corona inglesa.
Al conmemorarse este año y coincidir con la fecha emblemática, se aprovechó la ocasión para inaugurar el puente “1915-Canakkalle” en un acto de masas que no estuvo cerca del gran monumento de los “Mártires del 18 de Marzo”, de por sí impresionante. Sin embargo, la inauguración del puente representó un evento cuya noticia le dio la vuelta al mundo, en que no faltó un solo detalle tanto para el pueblo que asistió, todos con banderas, como para los invitados especiales. Los discursos fueron particularmente encendidos, por la proximidad de las elecciones y el centenario del país. En un día soleado a temperatura bajo cero, y al aire libre, el entusiasmo no decayó ni un solo minuto ante la grandiosidad de la obra que se estaba inaugurando.
El puente tiene tres carriles de ambos lados, protección para que a nadie se le ocurra tirarse, 5 taquillas de peaje (por ahora va a ser gratuito, pero costará cruzarlo unas 200 liras (unos $14) y cuatro viaductos. El ferri costaba hace unos años 10 euros, y con el puente se llega más rápido, ya que lo que antes tomaba 30 minutos ahora solamente toma 6 minutos.
Como todo lo que se hace en Turquía está lleno de significado, los 318 metros de altura de la torre corresponden a la fecha 3/18, así como el vano (distancia) de 2.023 metros entre los pilares corresponden al próximo año, en el que el país celebrará el centenario de la independencia. Las torres del puente, pintadas de rojo y blanco, representan los colores de la bandera turca.
En sus declaraciones, el presidente Recep Tayyip Erdogan enfatizó que siempre estarán conectando la historia y el futuro, y ese día lo estaban haciendo. Al hacer uso de la palabra, el primer ministro coreano Kim Boo-kyum recordó que “vuestros antepasados tuvieron aquí una victoria en 1915, pero este puente unirá occidente con oriente y traerá paz y prosperidad”. Esta obra, que estaba prevista para inaugurarse el próximo año en torno al centenario de Turquía, fue concluida un año y medio antes, supera en dimensiones al puente japonés Akashi Kaikyo, que era el más largo del mundo, y se convierte así en el cuarto puente que une el continente europeo con el asiático, todos ellos en Turquía.