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- 08/01/2020 00:00
La pollera panameña es catalogada, según concursos internacionales, como el traje típico más hermoso del mundo. Pero, ¿cuál es el secreto que guarda este traje típico para obtener ese reconocimiento? Gisela Edith Marín De Gracia, quien se dedica a la elaboración del mundillo (encajes de hilo, hecha a mano, que se confecciona sobre una rueda de tela), aseguró a La Estrella de Panamá que “aparte de sus colores, detalles y diseños, lo que hace más hermoso y valioso a este traje típico, a diferencia de otros en la región, es que todas las indumentarias de la pollera panameña son trabajadas totalmente a mano y por artesanas con años de experiencia”.

“Hacer una pollera implica tiempo y dedicación, principalmente porque no es fácil la técnica utilizada, y ahí es donde creo que está el secreto mejor guardado. La pollera está compuesta de una gran cantidad de encajes anchos y delgados elaboradas a mano. En mi caso, solo confecciono encajes delgados”, explicó la artesana.
“Son meses de trabajo, manos laboriosas que no se detienen, pasión en cada tejido, en cada puntada, que poco a poco van tomando forma, para dar vida al traje típico más hermoso del mundo, la pollera”, resaltó Marín, quien dijo sentirse orgullosa de recibir este año, nuevamente en la ciudad de Las Tablas, el Desfile de las Mil Polleras, una actividad que se ha convertido en una tradición y atractivo turístico nacional e internacional.
Cada año, miles de mujeres se dan cita en la ciudad de Las Tablas para participar de esta actividad organizada por la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP), que este 11 de enero rinde homenaje a las artesanas de la pollera panameña.

La abanderada del desfile será la artesana Trinidad Domínguez, de 78 años de edad, oriunda de Las Palmitas de Las Tablas y que actualmente reside en La Enea de Guararé. Desde los 17 años Domínguez se dedica a la elaboración de polleras con diversas técnicas, las cuales ha enseñado a sus hijas y demás damas de Guararé y pueblos aledaños.
También serán homenajeadas las artesanas Epifania Vergara, Reina Rosa Barahona y Susana Vásquez, docente de folclore y de danzas infantiles del Corpus Christi que este año engalanarán la carroza de la ATP.

Igualmente la ATP hará un reconocimiento especial a la artesana Astevia Combe Jaén, quien por motivos personales no podrá participar de la festividad.
Iván Eskildsen, ministro de Turismo, explicó que la decisión fue tomada “por ser los artesanos los verdaderos custodios de una tradición que con dedicación y esfuerzo transmiten de una generación a otra”.
Sin duda que una pollera no está completa sin su joyero. Lo que hace que hace que este vestuario sea aún más vistoso son sus novedosas prendas en oro, plata y perlas, cuyos diseños y técnicas son tomados de la orfebrería traída de la cultura española durante la conquista y algunos que otros diseños provenientes también de la cultura egipcia, sin embargo, los orfebres panameños han introducido dentro del joyero de la pollera motivos alusivos a la flora y fauna panameña, lo que les da un toque regional.
En los países latinoamericanos, cada vez más utilizan la moda como modo de expresión cultural y como forma de preservar y promover estilos indígenas y artesanales. Es por ello que podemos observar en gran parte de la movida emergente del diseño latino, una cuantiosa variedad de telas, tejidos, bordados y texturas propias de la vestimenta indígena de diversas etnias locales y de países vecinos.
No se puede hablar de un traje típico en América de manera uniforme, puesto que hay enormes variaciones si se habla de un traje tradicional en la parte centro y sur o si hay que referirse al norte del continente.
Sin embargo, en los países que una vez formaron el imperio incaico (Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y parte del norte argentino), la ropa de la gente rica o socialmente destacada estaba adornada con bordados, plumas, cuentas y discos de oro y plata.

Después de la conquista española, alrededor del año 1532, los hombres nativos de clase alta usaban una combinación de ropa incaica y española, túnicas a la altura de la rodilla y pantalones de montar ajustados a la rodilla.
En la ciudad mexicana de Guanajuato, la ropa tradicional femenina consistía en cuatro faldas decoradas con volantes, trenzas y lazos, colocadas en capas una encima de la otra. La parte posterior de la falda tenía una cola, un toque del vestido flamenco usado por las mujeres españolas. Con sus faldas, las mujeres usaban blusas campesinas sin mangas con cuellos bordados y chales con cuentas. Definitivamente, la conquista dejó en nuestros pueblos culturas y tradiciones para escoger.