Una deuda que supera los $70 millones reclaman a las autoridades del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), los productores de arroz de la región...
- 12/11/2011 01:00
S e manifiesta cierta contrariedad cuando se nos llama ‘perdedores’. Muchas veces, hemos de sentir repulsión a dicha palabra, como si fuera un insulto o una ofensa. Y, debido a nuestros sentimientos a nadie le gusta sentirse derrotado o fracasado. Los seres humanos debido a sus problemas diarios vive con un miedo casi patológico a perder, pues siempre apostamos a vivir de una manera plena y feliz. Se dice que para eso hemos nacido.
Pero, por las múltiples paradojas que nos da la vida, encontramos que perder no necesariamente tiene ese concepto derrotista y que más bien nos debiera resultar altamente constructivo y enriquecedor para nuestras vidas. Con el perder no solo perdemos cosas maravillosas, también dejamos vicios, defectos, tristezas, recuerdos dolorosos y, desde este punto de vista, la pérdida sería más satisfactoria. Entonces bajo este contexto perder es ganar.
La razón por la cual nunca queremos perder es porque no queremos cambiar ni dejar ir: ‘no quiero perder a mi pareja porque solo con él es que me siento bien’; ‘no quiero perder mi trabajo porque es bien remunerado’; ‘no quiero dejar de fumar porque me alivia mis angustias’. Lo que no queremos perder son nuestros miedos. Pero para ganar todo aquello que deseamos y amamos debemos estar dispuestos a perder, pues, así sabemos que si lo que se fue regresa, es porque de verdad nos pertenecía. Cuando nos liberamos de ese miedo a perder es cuando vivimos con plenitud.
Puede que perdamos a algo o a alguien, pero siempre se gana. Se gana la certeza de que nada es al azar y, que si en nuestro camino hay tropiezos es porque necesitamos aprender, necesitamos de nuevas experiencias. El amor es esa manera de ganar o ganar. Porque si no se nos da amor entonces la tristeza y frustraciones estarán marcadas en nuestro existir.
La vida es sabia, nos regala nuevas oportunidades y nos permite estar al lado de las personas que realmente nos valoran y nos aprecian. El cielo está lleno de estrellas ordinarias para que valoremos a las estrellas fugaces en su sorpresivo y luminoso paso, quizá para que descubramos que lo que queríamos en el momento que lo deseamos, no era lo mejor. Como dicen por ahí: ‘perder es ganar un poco’; y, a veces…¡mucho! Pues después de toda pérdida queda un aprendizaje, ¿y, por qué no? Hasta el inicio de una nueva vida. Inténtalo y verás…
>CO CHOCOLATITO< PSICOSEXÓLOGA EN LÍNEA