Una canción acallada a culatazos

Actualizado
  • 13/07/2018 02:00
Creado
  • 13/07/2018 02:00
Siguió los pasos de Violeta Parra hasta que los militares que derrocaron a Salvador Allende lo detuvieron, torturaron y asesinaron

Los militares le rompieron los dedos a culatazos, imponiendo así la violencia de sus fusiles sobre la musicalidad que emanaba de su guitarra. Le dispararon 44 veces para que no volviera a entonar sus canciones de protesta. El 15 de septiembre de 1973, el cantautor Víctor Jara fue asesinado por los golpistas, en el alzamiento militar donde La Moneda fue asaltada y el presidente Salvador Allende masacrado. La oscuridad que empezada a envolver a Chile tenía nombre y apellido: Augusto Pinochet.

Jara, una de las principales voces de la canción popular chilena, fue asesinado en los camarines del Estadio de Chile. El artista se convertiría en una de las víctimas con el que la dictadura inauguraba una época de horrores.

—¡Canta ahora! —le decían—. A ver si ahora cantas, huevón…, le gritaban sus asesinos.

De acuerdo con la investigación, Jara fue detenido entre el 11 y 12 de septiembre de 1973. Durante su cautiverio fue torturado en diversas oportunidades. Luego de desangrarse tras recibir dos tiros en sus piernas, el cuerpo de Jara fue sacado del estadio y lanzado en la vía pública, junto a los cadáveres de otras personas de identidad desconocida.

SOTANA, FUSILES Y CANTO

MÚSICA INMORTAL

Es considerado como uno de los referentes de la música popular chilena

Nombre completo: Víctor Lirio Jara Martínez

Nacimiento: 28 de septiembre de 1932, región de Ñuble, Chile

Ocupación: Cantante, compositor, director de teatro

Discografía: Ocho álbumes de estudio, tres en vivo y cerca de trece póstumos.

Cónyuge: Joan Turner

Recital en Panamá: La presentación en la Universidad de Panamá se dio en la tarde, a eso de las 4, y duró hasta las 6. Cada melodía recibía su breve explicación por parte del cantautor. Y cada una era interrumpida con aplausos cariñosos, algunos eufóricos, de tanto sentimiento y conciencia política.

Víctor Lidio Jara Martínez era el tercero de cuatro hermanos, en una familia campesina con profundas raíces tradicionales. Su madre le enseñó canto y a sacarle sonidos a la guitarra. Trabajó desde niño en las labores de la tierra, hasta hacer sus primeras letras en primaria. Posteriormente, abandonaría la escuela para laborar como transportista.

Luego de perder a su madre a los 15 años, ingresó a la vida religiosa como seminarista. No pasó mucho tiempo antes de convencerse de que no poseía vocación para el sacerdocio.

Del seminario pasó al servicio militar, y luego al coro de la Universidad de Chile. En la universidad reforzó su vocación artística con la investigación y recopilación folclórica. Al cumplir 24 años, se une a la compañía ‘Los Mimos de Noisvander', dando inicio a sus estudios de actuación y dirección en la escuela de teatro de esa institución de educación superior. Luego de conocer a Violeta Parra, icono de la música chilena, Jara se suma al conjunto folclórico Cuncumén y a La Peña de los Parra.

Con 27 años dirige su primera obra teatral. En 1961 viaja a Europa y compone su primera canción. Asimismo, graba su primer disco de larga duración (LP) y es nombrado director de la Academia de Folclore de la Casa de la Cultura de Ñuñoa.

Combina la dirección teatral, la dirección artística y su oficio como cantautor. Primero trabaja con la agrupación Quilapayún, de 1966 a 1969, viajando a encuentros teatrales y giras musicales, tanto en América como en Europa.

Apoyó consecuentemente a la Unidad Popular, con su candidato, Salvador Allende, quien lo nombra embajador cultural. Jara intensifica su trabajo con agrupaciones, solistas, instituciones culturales como el ballet o la Universidad Técnica del Estado; apoya las actividades culturales de los campesinos y emprende nuevas giras.

Uno de su máximos logros fue armonizar las más expresivas tradiciones del canto popular, imprimiéndole contenidos actualizados del drama chileno. Eran los tiempos de las canciones-poemas.

Arranca el año 1972. Nuevos combates lo llevan a salir de Chile. Pasa por Panamá en escala, pero no baja del avión, ya que su destino es Cuba. La revista de Casa de las Américas publica una reseña del recital.

Con más de medio centenar de canciones en su repertorio, Jara se convirtió en una de las principales figuras de la ‘nueva canción chilena', movimiento que integra las raíces del folclor latinoamericano con temas de actualidad política y social.

Se presenta en Rusia, Inglaterra, Francia, Italia y España, para luego retornar a Cuba.

CONCIERTO EN LA ‘U'

El músico chileno es invitado por la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad de Panamá, cuyo director era el abogado Eligio Salas, exdirigente de la Federación de Estudiantes, para presentarse en la institución de educación superior. El folclorista Manuel Zárate sostiene que Jara arribó procedente de un recorrido musical iniciado en México. Se presentó el 22 de octubre. El paraninfo estaba colmado. Las personas que se sentaron adelante no encontraron puestos. En esta sala interpretó ‘Te recuerdo Amanda', ‘El derecho a vivir en paz', ‘Canto libre', ‘Plegaria a un labrador', ‘Canción de minero', cerrando con ‘Las casitas del barrio alto'.

PROCESO JUDICIAL

La semana pasada, nueve militares fueron condenados en Chile por su participación en el asesinato de Jara. ‘Un fallo condenatorio que llega después de 45 años, difícilmente puede ser considerado justo', reclamaron los familiares, aunque agradecieron al juez Miguel Vázquez, a la Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), a los abogados que participaron en la causa y a quienes entregaron su testimonio sobre este caso.

Según el fallo de Vázquez, ocho de los militares, identificados como Hugo Sánchez, Raúl Jofré, Edwin Dimteri, Nelson Haase, Ernesto Bethke, Juan Jara, Hernán Chacón y Patricio Vásquez, fueron condenados a penas de 15 años y un día en calidad de autores de los homicidios.

Además, fueron sentenciados a tres años de presidio, como autores del delito de secuestro simple de ambas víctimas, de acuerdo a la información entregada por el Poder Judicial. Trascendió que el exoficial Rolando Melo deberá purgar 5 años y un día de presidio como encubridor de los homicidios y 61 días como encubridor de los secuestros.

Uno de los involucrados en la muerte de Jara se encuentra en Estados Unidos, razón por la que recientemente el ministro de relaciones exteriores de Chile, Roberto Ampuero, reactivó la solicitud de su extradición. Se trata del exoficial Pedro Barrientos, declarado culpable por una corte federal de Orlando, Florida, en junio de 2016. Por las torturas y ejecución del cantante, Barrientos fue condenado a pagar 28 millones de dólares a la viuda e hijas del cantautor como compensación por daños y perjuicios.

De acuerdo con la agencia EFE, en septiembre de 2016, la Segunda Sala de la Corte Suprema de Chile decidió ampliar la solicitud a Estados Unidos para la extradición de Barrientos por los delitos de secuestro simple y homicidio de Víctor Jara y Littré Quiroga, militante del partido comunista chileno.

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