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- 19/02/2011 01:00
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Existen dos tipos de definiciones cuando de fetiche se trata: la primera se vincula a la fantasía sexual y la segunda, al concepto médico. El artículo de hoy lo voy a enfocar a nivel sexual. Dependiendo del uso que se le dé, podríamos estar hablando de una opción sexual, desviación o juego erótico. Sin embargo, todos tenemos algo de fetiche, y explico: hay quienes siempre llevan consigo un amuleto de la suerte para cuando quiere lograr algún beneficio o, tiene una prenda de vestir que más le gusta o atrae.
¿A qué novio, esposo o amante no le gusta ver a su pareja vestida de lencería o vestida con un conjunto atractivo? En este aspecto estamos hablando de un fetichismo normal aceptado por mucha gente como un ‘juego sexual’. Sin embargo, estos tipos de preferencias hay quienes las ven como una anormalidad porque hay gente que abusa de su uso, en otras palabras, el exceso es causa de un problema psíquico.
Cuando el fetichismo es usado sin el control debido, pasa a convertirse en una desviación sexual. Se suele practicar más en el sexo masculino y consiste en la erotización intensa de una parte del cuerpo femenino o bien de un objeto que esté de alguna forma vinculado con el cuerpo femenino. No obstante, también puede consistir en la erotización de objetos que aparentemente no tienen nada que ver ni con el cuerpo de la mujer ni con el sexo.
Existen formas de fetichismo universalmente conocidas y aceptadas cuando del cuerpo femenino se trata. Hay quienes idealizan durante el juego sexual con una parte anatómica de su pareja y la cubren de tiernas caricias. En el fetichista, sin embargo, no sucede esto.
El fetichista parece incapaz de soportar el conjunto de una persona, razón por la cual la desmenuza, la escinde, la deshumaniza, toma una parte de ella y la convierte en objeto de una especie de culto ideal erótico, hasta tal punto que esa parte se convierte para él en el único instrumento capaz de llevarle al orgasmo. De esta forma el fetichista adquiere una especie de control omnipotente sobre el fetiche y, en consecuencia, sobre su placer sexual.
Se trata de un tipo de relación sin duda muy poco satisfactoria, aunque no opine lo mismo el fetichista, para quien el control del objeto amado e idealizado acaba por adquirir una importancia mucho mayor que el intercambio erótico con una persona. Geraldine Emiliani psicóloga y sexóloga