¿Dónde quedó el Niño Jesús? La Navidad que ilumina la ciudad, pero apaga sus símbolos

  • 15/12/2025 00:00
Navidad, símbolos ausentes y el debate sobre identidad en los espacios públicos de la ciudad

Por estos días, la ciudad de Panamá brilla. Luces, figuras luminosas, árboles, letreros y parques temáticos forman parte del paisaje decembrino impulsado por el Municipio capitalino. Sin embargo, entre el alumbrado y los adornos, una pregunta comienza a repetirse entre ciudadanos, líderes religiosos y observadores culturales: ¿Dónde quedó el símbolo central de la Navidad cristiana, el nacimiento del Niño Jesús?

La ausencia del pesebre en espacios públicos emblemáticos ha reabierto un debate que va más allá de la estética urbana. Se trata de una conversación que toca fibras profundas: tradición, identidad, memoria colectiva y el delicado equilibrio entre un Estado laico y una sociedad mayoritariamente cristiana.

Una anécdota que encendió la conversación

La inquietud no surgió en un despacho oficial ni en un púlpito, sino en una escena cotidiana. Cuatro mujeres recorrían la ciudad en automóvil, observando la decoración navideña. Entre ellas había católicas y una cristiana ortodoxa. Una de ellas relató que había llevado a sus nietos, como cada año, a “ver la Navidad” en la ciudad. El comentario del menor, de apenas nueve años, fue directo: "Abuela, pero no hay ningún nacimiento, no hay ningún Niño Dios”.

La escena familiar resume una percepción que hoy comparten muchos ciudadanos: la sensación de que algo esencial falta en la celebración pública.

Tradición religiosa y cultura compartida

“Uno ve letreros, palmeras, muñecos, frases modernas... pero casi no hay un solo nacimiento visible. Eso no es un detalle menor”, comentó la exdiputada Teresita De Arias en conversación con La Estrella de Panamá.

El debate no se limita a una postura religiosa estricta. Incluso voces que defienden la separación entre Iglesia y Estado reconocen el peso cultural de la Navidad en Panamá.

De Arias, quien se define como católica practicante y firme defensora del Estado laico, lo plantea desde ese punto: “Una cosa es respetar la diversidad religiosa, y otra muy distinta es borrar una tradición que forma parte de la identidad histórica del país. La Navidad, aquí, no es solo decoración; es memoria colectiva”.

Panamá, donde el 80% de la población se identifica como cristiana, ha celebrado durante décadas la Navidad con nacimientos en plazas, desfiles y actos públicos que convivían con luces, árboles y figuras importadas. Para muchos, la novedad no es la modernización estética, sino la omisión del símbolo central.

La voz de la Iglesia: preocupación por una Navidad “desdibujada”

El arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa, se refirió recientemente al tema con un mensaje claro. Durante su reflexión dominical, expresó su preocupación por lo que describió como una progresiva pérdida del verdadero sentido de la Navidad.

“No podemos aceptar celebrar la Navidad sin Jesús. Sería como celebrar un cumpleaños sin el cumpleañero”, afirmó el prelado, al lamentar que en muchos espacios públicos se haya relegado o eliminado el pesebre.

Ulloa subrayó que el debate no se trata de privilegios religiosos, sino de respeto a una identidad compartida. “No pedimos imponer, pedimos respeto. No buscamos una Navidad artificial donde Dios sea el gran ausente”, sostuvo.

El arzobispo también recordó que, aun en un Estado laico, las tradiciones culturales y religiosas no deben ser invisibilizadas cuando forman parte del sentir mayoritario de la población.

La laicidad y sus límites

Paradójicamente, algunas de las voces críticas provienen de ciudadanos que defienden con firmeza la separación entre Iglesia y Estado. Para ellos, la laicidad no implica borrar símbolos, sino convivir con ellos de manera respetuosa.

“La laicidad no puede convertirse en una negación de lo que somos”, opinan. Desde esta perspectiva, eliminar referencias tradicionales no fortalece la convivencia, sino que empobrece el relato cultural.

El debate se instala entonces en una zona gris: ¿Cómo construir espacios públicos inclusivos sin diluir las tradiciones que históricamente han dado sentido a ciertas celebraciones?

¿Innovación o ruptura?

Desde el Municipio de Panamá, el concepto de la decoración navideña de este año apunta a la innovación y a un lenguaje urbano más contemporáneo. Frases coloquiales, palmeras iluminadas, pistas de patinaje y parques temáticos buscan atraer a públicos jóvenes y proyectar una imagen moderna de la ciudad.

El proyecto de alumbrado navideño 2025 fue adjudicado a la empresa Disaroca Group, mediante un contrato por $2.8 millones, que incluye la iluminación de 26 sitios de interés, seis parques temáticos y su mantenimiento por un año. No obstante, para algunos ciudadanos, la modernización no debería implicar el abandono de símbolos esenciales. “Uno no sabe si está en Navidad, en carnaval o en una playa”, comentan, al cuestionar una estética que consideran desconectada del mensaje navideño.

La calle opina: entre el “qué xopa” y la nostalgia

En un recorrido por distintos puntos de la ciudad, las opiniones son diversas. Esther, una residente que observaba la decoración, resume un sentir compartido: “La veo bonita, pero no extraordinaria. Luces, arbolitos, muñecos de nieve... igual que otros años. Lo que sí siento es que faltan mensajes de paz, de solidaridad, de lo que buscamos en Navidad”. Sobre los letreros con frases coloquiales, añade: “Eso del ‘qué xopa’ o ‘ayala vida’ es parte de cómo habla la juventud, pero no sé si ese es el mensaje que queremos mostrarle a los que vienen de afuera. Falta esencia”. Otros ciudadanos coinciden en que la decoración “se ve panameña”, pero insisten en que la Navidad no se reduce al ingenio urbano. “¿Y el Niño Jesús? Eso es lo que nos enseñaron desde chiquitos”, dice una madre mientras toma fotos con su celular.

Más que luces, un espejo social

La discusión sobre los símbolos navideños revela algo más profundo: la manera en que Panamá se mira a sí misma. Entre la modernidad, la diversidad y la tradición, la ciudad enfrenta el reto de no perder los referentes que han unido a su gente durante generaciones. Mientras las luces siguen encendidas, la pregunta permanece flotando en el aire urbano: ¿puede una Navidad sin pesebre seguir siendo, para muchos panameños, verdaderamente Navidad?

Teresita de Arias
Exdiputada
Una cosa es respetar la diversidad religiosa, y otra muy distinta es borrar una tradición que forma parte de la identidad histórica del país.
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