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- 31/10/2025 19:54
Como se ha mencionado, el padre de José Domingo era liberal, del Partido Radical de Colombia y este, en cambio, fue conservador desde muy temprano y llama la atención porque no siguió los pasos políticos de su ilustre padre, como era costumbre en esa época.
La respuesta la encontramos en un escrito de Ernesto J. Castillero R., quien nos aclara este hecho cuando nos dice: “Un nieto suyo [de José Domingo De Obaldía Gallegos], que lo sabe por tradición de familia, nos reveló el motivo de este fenómeno político, el cual se explica con el siguiente hecho: una vez vino de David a Panamá, don Arístides De Obaldía, hijo del expresidente de Colombia, don José Domingo De Obaldía y cierto día salió de paseo por las afueras de la capital; caballero de un brioso corcel, togado de blanco y al pasar frente a una cantina, en el barrio de Santa Ana, un negro borracho salió de pronto y fue a dar contra el caballo, cayendo bajo sus patas. Juzgando la negrada arrabalera que ‘el blanco’ había atropellado al borracho adrede, se lanzó contra el jinete, lo desmontó, lo amarró a un pilar, lo insultó y para mayor ofensa, le cortó un bigote y una patilla del que el joven dandi estaba ufanadísimo. En tal condición: maltrecho, sucio y humillado, don Arístides permaneció atado largo rato, hasta que la policía lo libertó. Tal ultraje hirió su sensibilidad aristocrática y como era corriente, en ese tiempo, tener a la chusma popular afiliada al Partido Liberal para alejarse de sus ofensores, resentido como estaba por los ultrajes recibidos por el pueblo santanero, don Arístides De Obaldía renunció al liberalismo y se declaró conservador. Partido de orden, como decían”.
Ahora bien, su hermano menor, José Domingo, siguiendo la huella de su hermano, a quien mucho quería, se afilió desde muy joven al conservatismo.
Así aquellos dos ilustres hombres de raigambre liberal, sirvieron en las filas del partido contrario, alcanzando don Arístides la muerte en el campo de batalla, en defensa de sus ideales y don José Domingo, la gloria del máximo poder, muriendo en el ejercicio del mando supremo.
José Domingo De Obaldía Gallegos se casó en 1874 con Manuela Jované Aguilar y Távara y de esa unión nacieron 7 hijos varones: Arístides (1875), Agustín (1876), Generoso (1878), Lorenzo (1879), José Domingo (1881), Manuel (1885), Gustavo (1886) y Fabio (1887), al alumbrar a este último falleció doña Manuela; permaneció José Domingo durante muchos años en estado de viudez, hasta que contrajo segundas nupcias con Josefa Jované Aguilar y Távara, la hermana de su primera esposa, de quien le nació un hijo, al que nombró también José Domingo.
Participó en la Guerra de los Mil Días en defensa del Partido Conservador, llegando a alcanzar el grado de general.
En 1903, deja claramente establecida su posición política ante el gobierno central en cuanto que apoyaría a Panamá sí, en caso de ser rechazado el Tratado Herrán-Hay, se procede con la separación; incluso llegó a manifestar el 2 de agosto en el Senado colombiano, acosado por las interpelaciones de sus colegas respecto al tema de Panamá que: “Yo no considero como pecado, ni mucho menos como un crimen, los esfuerzos separatistas de algunos panameños; Panamá, como cualquier otro pueblo de la tierra tiene perfecto y legítimo derecho a aspirar a su independencia y a disponer por sí misma de sus propios destinos”.
Al respecto de esta afirmación, comenta Eduardo Lemaitre, que si bien en Panamá eso podía considerarse como una declaración valerosa, en el punto de vista del gobierno central, eso era una “declaratoria de defección”.
Pese a todo esto, José Domingo De Obaldía Gallegos fue designado por el presidente de Colombia, José Manuel Marroquín, como gobernador del Departamento de Panamá.
La motivación de Marroquín para efectuar este nombramiento fue quizás apaciguar los ánimos de los istmeños por los abusos cometidos por el jefe del ejército destacado en Panamá, el general José Vásquez Cobo, hermano del Ministro de Guerra de Colombia, general Alfredo Vásquez Cobo.
El jefe del Ejército en el Departamento de Panamá molesto por el relato detallado del fusilamiento de Victoriano Lorenzo y las publicaciones que en contra del gobierno central hacia el periódico El Lápiz, destruyó la imprenta que editaba este diario.
Tal acción enardeció el ánimo de los panameños, quienes enviaron airadas protestas al Congreso por conducto de sus representantes. Pero el presidente colombiano no solo removió a José Vásquez Cobo de la jefatura del Ejército en Panamá, sino que en su lugar nombró al general Esteban Huertas y con esta acción colocó en un lugar clave una pieza que sería fundamental en los hechos del 3 de noviembre.
Con este nombramiento, el cual contradecía la práctica instaurada por el propio doctor Rafael Núñez, de nombrar únicamente a funcionarios del más alto nivel que no fuesen de origen panameño para regir los destinos del Istmo, Marroquín creía poder apaciguar los ánimos separatistas de los istmeños.
Los ánimos no se calmaron pues esto era imposible, ya que el problema además de ser un asunto relacionado al rechazo del tratado Herrán-Hay, era un rechazo al estatus legal del Departamento Nacional que se le asignó a Panamá y que era inaguantable para los panameños, quienes habían perdido desde la Constitución centralista, de 1886, la autonomía que habían logrado desde 1855; por ello, la única salida posible era la Independencia.
Nombre completo: Ricardo Arias Calderón
Nacimiento: 4 de mayo de 1933, Ciudad de Panamá
Fallecimiento: 13 de febrero de 2017, Ciudad de Panamá
Ocupación: Profesor universitario, filósofo y político panameño
Resumen de su carrera: Es considerado uno de los principales ideólogos y pensadores de la política de Panamá de los últimos 30 años. Este fue un proyecto de “La Estrella de Panamá” publicado en diciembre de 2011. Con el título “Letras de la patria”, cada uno de los ensayos, de corte filosófico, histórico y político, fue escrito por Ricardo Arias Calderón, y en las dos primeras entregas explica motivos y consecuencias de acontecimientos y personajes nacionales en los primeros 100 años de vida republicana. “La política refleja la realidad propia de la sociedad”.