¿Escucha a su Pepe Grillo?

Actualizado
  • 14/01/2023 00:00
Creado
  • 14/01/2023 00:00
¿Tiene usted un Pepito Grillo? Él sabe disentir y cuestionar las líneas tradicionales del pensamiento que nadie (por la razón que sea) hace. Su herramienta más poderosa es el ¿por qué? Una pregunta mágica que deberíamos aprender de los niños
A este Pepe Grillo las empresas suelen llamarlos asesores, consultores, estrategas.

Si usted leyó o vio la historia de Pinocho, sabrá la importancia que Pepe Grillo tenía en su vida. Disney encargó al diseñador Ward Kimball que diese forma a la consciencia de Pinocho, y así nació Pepito Grillo. El simpático consejero es la representación de lo que los psicólogos denominan “el Super Yo”, un personaje incorpóreo que dialoga con “el yo” de carne y hueso para encontrar un equilibrio entre los apetitos y las obligaciones, entre los derechos y los deberes, entre los sueños y la realidad.

Mi mamá los colecciona y, sin duda, es el primer representante y símbolo por excelencia del coaching a nivel internacional. ¿Por qué? Él es esa persona a la que solemos consultar cuando necesitamos consejo, ayuda o simplemente una buena dosis de sentido común; es quien nos rebota las ideas y no tiene miedo de cuestionar lo que decimos e incluso señalarnos que es incorrecto, a veces de forma suave, a veces con un buen golpe.

¿Nos ponemos filosóficos? En nuestras vidas siempre tendremos en nuestro hombro ese personaje que buscará la forma de responder las famosas preguntas morales: ¿Lo que haré, es bueno o malo?, ¿cómo sé la diferencia?, ¿qué debo hacer ante las encrucijadas que la sociedad impone?, ¿cuál es el sentido de la vida?

Pero las respuestas a estas preguntas no siempre son las mismas. Hay personas o grupos que piensan que lo ético o moral es lo que me hace feliz y da placer (hedonismo), lo que me hace mejor (física, cultural o espiritualmente), lo que está mandado (ley), lo que yo o un grupo quiere y acuerda libremente (autonomía, anarquía), lo que está de acuerdo con el plan de Dios (ética o moral religiosa), vivir de acuerdo a nuestras creencias (fe)... hay otros que afirman que hay cosas que son justas pero no morales y otras, morales pero no justas... complejo dirá usted, amigo lector. ¡Sin duda!

¿Tiene usted un Pepito Grillo? Él sabe disentir y cuestionar las líneas tradicionales del pensamiento que nadie (por la razón que sea) hace. Su herramienta más poderosa es el ¿por qué? Una pregunta mágica que deberíamos aprender de los niños.

Nuestro amiguito verde tiene cinco objetivos: 1) Disentir de la línea principal de pensamiento, aunque sea únicamente para movernos el piso, 2) hacernos conscientes de las respuestas gracias a que él, sabe hacer preguntas, 3) cuestionar los “siempre se ha hecho así”, “así soy”, “¡porque lo digo yo!”, 4) pensar a largo plazo y valorar el impacto de nuestras decisiones que, a corto plazo, parecen interesantes y 5) nos lleva a romper las reglas, a pensar de forma atrevida, diferente y sin restricciones para lograr resultados únicos sin violar la ética y moral.

¿Le cuento algo, amigo lector? Investigadores de la Universidad de Oxford están convencidos de que Pepito Grillo existe, se encuentra en nuestra corteza prefrontal anterior y es exclusivo de los seres humanos. Sus investigaciones demostraron que esta área del cerebro continúa evaluando las opciones que dejamos atrás. O sea, se encarga de valorar las alternativas que desechamos y analizar si las razones que nos llevaron a hacerlo eran válidas.

También descubrieron que nuestro cerebro se da cuenta de que no hemos tomado la mejor decisión antes de que lleguen las consecuencias, porque este continuaría buscando alternativas mejores que después nos las hace saber.

A este Pepe Grillo las empresas suelen llamarlos asesores, consultores, estrategas... pero, ¿tendrán ellos activos a su grillito crítico y mordaz? Porque le recuerdo esto: de nada sirve tener mil asesores que, al final del día, nos llevan por el mal camino.

¿Necesitamos a este personaje en nuestras vidas? Sin duda alguna. El comportamiento humano responsable exige saber la diferencia entre la voluntad y libertad. Implica el sujeto (yo), destinatario (usted), objeto (qué) y motivaciones (por qué y para qué) de la acción.

Recuerde esto: la consciencia es a la vez, testigo, fiscal y juez y, aunque nos queramos autoengañar, para que nuestra mano derecha ignore lo que hace la izquierda, habrá que esconderla de la consciencia y eso, amigo lector, es imposible.

Vivir en contradicción con la razón propia es el estado moral más intolerable y ese gran Pepito Grillo que algunos desean ignorar, siempre estará presente y hace que nos descubramos, que nos denunciemos o nos acusemos a nosotros mismos, y, a falta de testigos, declarará contra nosotros.

Quién no tenga consciencia, quien en su hombro no habite un Pepito Grillo y quien lo haya jubilado desde el núcleo más importante de la sociedad que es el hogar, no puede ni debe llamarse líder.

A todos esos corruptos y corruptores les recuerdo una frase que aparece no en Pinocho, sino en el Diario de Ana Frank: “Una consciencia tranquila hace a una persona más fuerte”.

Lo que hagamos en vida resonará en la eternidad y, así como los sonidos de los grillos en la noche nos resultan ensordecedores y a veces hasta molestos, así mismo Pepito Grillo estará en nuestro hombro nos guste o no y, si por la razón que sea, él no está presente en nuestra vida, encontraremos en el camino a muchos de sus representantes llamados padres, madres, abuelos, parejas, hijos, jefes, subalternos, jueces, e incluso, espejos.

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