Hay que jugar a verse bien

Actualizado
  • 24/06/2009 02:00
Creado
  • 24/06/2009 02:00
E ste título no es irónico, es mi concepción de cómo deben tomar los nuevos personajes de la política actual su papel en lo que respecta...

E ste título no es irónico, es mi concepción de cómo deben tomar los nuevos personajes de la política actual su papel en lo que respecta a su imagen. Profesionales serios, esperamos que impolutos, y con agendas interminables, es poco el tiempo que tienen para dedicar a su aspecto. A la vez, por respeto a los electores y espectadores, han de lucir bien como focos motivadores y esperanzadores de un nuevo orden.

Evita Perón era la parte bella de una revolución de descamisados y representaba al proletariado, mientras vestía de Dior y se cubría de brillantes y pieles.

Algo similar sucedió con nuestra única presidenta mujer y las críticas fueron altas y claras. Una historia cuenta sobre un hombre viejo, su joven hijo y un burro cargado de mercancía que realizaban una travesía a pie cuando en uno de los pueblos que atravesaban escucharon a la gente criticarles por no hacer uso del burro y cansarse inútilmente de andar.

El burro llegó a otro pueblo llevando a cuestas la mercadería, al viejo y al joven cuando pudieron escuchar que los habitantes se horrorizaban de ver cómo explotaban al pobre burro.

La siguiente parada vio a un burro llevando a cuestas a un hombre viejo mientras su hijo caminaba al lado, y el padre fue criticado por hacer caminar a su pobre hijo.

Al intercambiar puestos y llegar a la última parada de la travesía, los lugareños comentaron con pena que un hijo desalmado hiciera caminar a su cansado y anciano padre. Fue en el puente de ese pueblo donde el padre yo no soportó más y tiró al burro al agua, deshaciéndose de él. Es imposible satisfacer a todo el mundo. Siempre alguien criticará, con o sin fundamentos.

Para no caer en controversias debido a la manera de presentarse, el nuevo cuerpo de gobierno deberá reflejar en su imagen la situación actual del país, a dónde quiere llegar y ser sobrio pero elegante. Una vez cada personaje público defina su estilo con claridad y se atenga a éste, todo resulta más fácil.

Hace años en una boda muy grande, una de las invitadas era una notoria dama perteneciente a una familia extremadamente adinerada. Paralelamente, era quizás la única que no lucía joyas. Este es un ejemplo extremo.

La sabiduría general propone de muchas maneras que la sencillez es elemental en toda disciplina social. Sencillez no es descuido ni oscuridad. Se parecería más a aquella famosa frase de Gabrielle Chanel (Coco) en que sugiere que toda mujer se mire al espejo y se quite una cosa antes de salir a la calle finalmente.

Mis ideas muy personales sobre la imagen de las personas que regirán los destinos de nuestra nación de una u otra forma (e incluyo a las esposas de los varones que ostenten posiciones): cuidado con el negro, cuidado con los brillos, cuidado con la falta y exceso de.

Una última palabra para decir que el domingo pasado el nuevo presidente del país apareció en televisión más delgado, muy repuesto del maratón electoral, vestido impecablemente de gris claro en una mañana lluviosa, ideal.

En las próximas entregas comentaré más puntualmente las apariciones de estos nuevos personajes.

Por lo pronto, anhelo ver más de la nueva Primera Dama, de Lucy Molinar que viene vistiendo exquisitamente en las entrevistas que he estado viendo de ella, de la preciosa esposa del ministro designado de Obras Públicas y otras muchas.

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