Humor y huevos

Actualizado
  • 12/06/2016 02:00
Creado
  • 12/06/2016 02:00
El aullido de loba

Mire que me lo he aguantado durante varios meses, ¿eh? No me diga que no he tenido paciencia y que no he dado gabela y tiempo para que pudiera poner pie a tierra y empezara a funcionar. No he querido criticar mucho, pero ya no puedo aguantar más el picor de los deditos, Señor Presidente. No voy a meter el dedo en la llaga recordándole tantas y tantas cosas que ya le repiten hasta la saciedad en memes y redes sociales. Su falta de palabra.

Como que nadie en este país ha visto los cincuenta y ocho dólares mensuales de ahorro que usted prometió. No voy a abundar en recomendarle menos rezando y más con el mazo dando. No pienso hablar del desastroso estado del patrimonio cultural y natural. No voy a hacer comentarios acerca del nepotismo, que ahora no es malo porque obviamente, sus familiares y los de sus ministros son mucho mejores que los malos malosos familiares de los de los gobiernos pasados. Ni voy a decirle que la viajadera, que ahora es necesaria, en otro gobierno hubiera sido un despilfarro. Tampoco voy a escribir acerca de los casos de corrupción, ni de la represión hacia los indígenas, que antes eran aplaudidos y ahora son agitadores.

No quiero hablar del manejo estúpido que se está haciendo a los problemas, migratorios, al tembloroso y miedica trato a los problemas de la Zona Libre y de los cierres de calles por parte de los alborotadores de algunos barrios y de los traviesos y pícaros estudiantes.

No caeré en la tentación de criticar su nula política de transporte público, con los diablos rojos, verdes y blancos campando nuevamente a sus anchas por calles y carreteras y matando gente.

No, de verdad, considero que ya bastantes problemas tiene usted, Señor Presidente, para que yo, una simple columnista de opinión, venga a ejercer de mosca cojonera. No quiero hacerle peor el domingo, día santo, que ya bastante tiene usted con que, cual director de circo de medio pelo, le crezcan los enanos y no sepa como reaccionar ante los papeles de sus amigos Mossack y Fonseca, ni ante la tormenta que se le ha venido encima con el descalabro de Waked. No quiero ser ave de mal agüero pronosticándole que el desempleo va a continuar subiendo.

Yo hoy quisiera, en esta humilde columna, que alguien le hiciera llegar mi recomendación de contratar a un asesor en sus apariciones públicas. Es usted, Señor Presidente, con todo respeto, un verdadero desastre en la comunicación. No trate, por favor de hacernos mirar al cielo para apreciar el sol y la brisa cuando las inundaciones y los problemas nos tienen, literalmente, con el agua al cuello, y nadie parece poder hacer nada.

Su sentido del humor es nulo, los que día a día peleamos con los precios, no apreciamos lo más mínimo que nos haga bromitas sobre el costo de los huevos. Si usted no sabe dividir el costo fijado por el control de precios que su mismo gobierno ha decretado, entre doce y multiplicarlo por dos, le agradeceríamos mucho que se callase la boquita sobre lo que se gasta en desayunar. No intente hacer chistes. Es usted un payaso triste.

No es usted gracioso, señor presidente, algunos nacen con carisma, usted no lo tiene. Es usted un meapilas. Lo cual no está mal, entiéndame, pero no siga tratando de hacer chascarrillos. Si no puede hablar en serio de los problemas que nos aquejan, cállese. Si no tienen soluciones para ellos, cállese. Pero por favor, encima no nos trate como si fuéramos idiotas.

COLUMNISTA

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