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- 11/07/2023 00:00
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José Luis Colina convirtió el garaje de su casa en un estudio de arte, en donde fluye la creatividad y la pasión por su trabajo. Ahí recibe a La Estrella de Panamá con café y empanadas sobre la mesa; comparte la historia de su vida, sobre la salida de su natal Cuba y lo que sueña aportarle a la educación en Panamá.
La entrevista se da a propósito de la subasta de arte que será realizada por Nick Hill Fine Arts, casa de subasta del artista. El evento se llevará a cabo el 13 de julio en el Casco Antiguo, junto a la Asociación Diplomática acreditada en Panamá. Un porcentaje de los fondos será destinado, como la primera donación del artista, al proyecto Luz para la Educación.
Este proyecto tiene el objetivo llevar un sistema de iluminación adecuado con paneles solares a centros de enseñanza básica, todos multigrado que carecen de luz eléctrica en áreas rurales del país, dotándoles de sistemas de iluminación óptimos y seguros. Estos equipos son adquiridos por la asociación, a través de los fondos recaudados durante el año con el apoyo de iniciativas como Sabores Solidarios, su tradicional gala benéfica anual, entre otros.
Esta acción es aplaudida por el pintor Colina, “perseguimos lo que amamos, facilitar a los niños ese estímulo para estudiar y ver su rostro de felicidad al llegar a sus clases, merece mi acompañamiento y respeto. Cada uno de los diplomáticos que forman la asociación al igual que yo, no nos vemos alejados de las necesidades en este gran país, queremos ser parte de la solución y hemos sumado lazos de hermandad para colaborar en este hermoso proyecto”.
Además, el artista se planteó la meta de crear la Primera Universidad Internacional de Arte en Panamá. Promoviendo que el istmo se convierta en el único país de Centroamérica en contar con una academia de formación artística de talla mundial y crear una plataforma única para promover y exportar talentos.
“Es un proyecto personal. Sería una academia privada, pero abierta a ofrecer becas completas a las personas que tengan verdadero talento. Siempre he tenido el concepto de que el talento no debe estar condicionado a la cantidad de dinero que uno tenga en el banco, a veces dejamos perder muchachos que tienen un talento enorme”, revela Colina.
Cuando José Luis Colina tenía cinco años de edad empezó a estudiar música, canto, piano y guitarra. Pero un día llegó antes de tiempo a la clase en la Casa de la Cultura de Cuba, vio a un profesor de dibujo enseñado ‘figura humana’ en otro salón, en vez de entrar a su clase de música, se quedó mirando al maestro de arte. “Me enamoré de aquel dibujo y decidí cambiarme a esa clase”, confiesa el artista, quien para ese entonces ya tenía 9 años de edad. En ese momento comenzó su camino de aprendizaje en la industria artística.
“De manera profesional, empecé a estudiar a los 15 años de edad, en la Academia Profesional de Artes Plásticas Leopoldo Romañach, en Cuba. Me preparé en pintura, escultura, dibujo, diseño, fotografía, dirección de cine. Al graduarme, tuve que pasar al servicio militar obligatorio en tropas especiales del ejército. Gracias a Dios, en unos 60 días me dieron la baja por estímulo, porque hice una escultura gigante de un líder”, relata Colina sobre sus estudios de arte.
Cuenta que después del servicio militar, pasó a estudiar en el Instituto Superior de Arte de Cuba (ISA), donde se enfrentó por primera vez al arte contemporáneo. “Algo con lo que estoy totalmente en desacuerdo, para mí, no se puede considerar artista a alguien que lo que hace es poner un vaso con la mitad de agua y decir ‘vaso medio lleno o medio vacío’ y esto vale 500 mil dólares”.
A los cinco años se graduó del ISA y se ganó una beca para estudiar en Rusia, en la Academia Imperial de las Artes. “Una de las pocas academias en el mundo que quedan enseñando pintura y escultura clásica, como se hacía en la época del Renacimiento, fue una de las mejores experiencias en mi vida”.
La última vez que salí a Rusia, ya no quería volver a mi país. “Fue una etapa muy triste, ya tenía a mi hija y sabía que no volvería a ver a mi abuelo, él sabía que yo no cabía en Cuba. No soy político, no estoy hablando mal de mi país, pero es sabido que no comulgo con todas las ideas retrogradas que tiene. Para mí un país tiene que dar libertades, dejar soñar a las personas y dejar crecer a su gente. Me quedé en Rusia, mi abuelo fallece y fue oscura”, comparte Colina. Hace una pausa para beber agua y continúa, “se me había ido la persona que me convirtió en hombre, la persona que me dio valores”.
En Rusia se graduó también con honores. De ahí, se fue a España a estudiar una especialización por dos años en restauración, pintura y escultura clásica. Desde el país europeo evaluó los visados a los que podía optar en Latinoamérica y decidió venirse a Panamá, donde reside desde el año 2018. Promueve su talento en distintos países teniendo al istmo como centro de operaciones. Lleva sus obras a países de Sudamérica y Europa
Su visión y pasión por el arte lo han llevado a establecer en el istmo una galería de arte y una casa de subasta. Además, este año inaugurará una nueva galería en Madrid, España. Colina exhorta a los gobernantes a que “le den importancia a la escuela de arte y se fundamente una escuela con visión internacional, en la que sus graduados vivan y crezcan en la profesión”.