Kraselnik: 'Haber echado raíces en Panamá es motivo de celebración'

Actualizado
  • 21/06/2022 00:00
Creado
  • 21/06/2022 00:00
El rabino y su esposa celebran 20 años de estar al frente de la Congregación Kol Shearith Israel
El rabino Gustavo Kraselnik con su esposa Ruthy Kraselnik y su hijo.

El rabino Gustavo Kraselnik y su esposa, la morá Ruthy Kraselnik, cumplieron 20 años (el pasado 15 de marzo) al frente de la Congregación Kol Shearith Israel (KSI), la más antigua de Panamá -fundada en 1876-. La familia Kraselnik inició su labor en el año 2002, aquí hicieron su vida y tuvieron un hijo panameño.

Para celebrar la trayectoria del rabino Gustavo y la morá Ruthy han organizado una celebración que tendrá lugar hoy en el centro comunitario de KSI.

“Tendremos una plegaria festiva para celebrar el recorrido juntos, cada sinagoga escoge a su rabino y cada rabino escoge a su sinagoga, es como un matrimonio, a veces funciona bien, a veces no; y cuando no funciona cada uno va por su rumbo, entonces para nosotros el haber llegado aquí hace 20 años, el haber sentado base, echado raíces en Panamá y aquí en la congregación es motivo de celebración”, declaró el rabino.

Kraselnik además de dirigir espiritualmente a KSI, es el presidente del Comité Interreligioso de Panamá (COEPA), y es el representante del Congreso Judío Latinoamericano (CJL) para el diálogo interreligioso en Centroamérica.

El rabino y su esposa recibieron a La Estrella de Panamá para compartir cuáles han sido sus aportes en las últimas dos décadas. “Hay un trabajo hacia adentro de la congregación; la misma tiene casi 150 años, hay mucha historia. Nuestro trabajo tiene que ver con temas religiosos, educativos, construir lo que es la vida comunitaria y también el trabajo hacia afuera, el aporte a la sociedad en el ámbito religioso”, expresó Kraselnik.

El líder religioso destacó el involucramiento en la vida nacional y su participación en los distintos espacios, “parte de nuestra vida como congregación religiosa es participar en la conversación nacional y aportar humildemente nuestra voz”.

Recordó la “famosa” historia de cuando alojaron a peregrinos en la sinagoga durante la Jornada Mundial de la Juventud.

Sobre los siguientes proyectos que tiene la congregación, el rabino resaltó la importancia de reconstruir después de la pandemia. “Pasada ya la crisis sanitaria, uno empieza a ver las secuelas, cómo ha afectado esto a las familias, a los niños y jóvenes y cómo esto ha afectado a la vida comunitaria. Se perdieron los hábitos, la gente de pronto en ciertas cosas le agarró el gusto”, manifestó Kraselnik.

Al señalar que la covid cambió algunos hábitos en las personas, se refirió a mirar las cosas por computadoras y dejar el mundo presencial, de participación. “Por ejemplo, nuestro rezo principal que es el viernes en la noche, como la gente debe salir al tráfico, prefieren verlo en la computadora, sentados en la casa con un café; ese ya es un fenómeno mundial y que sufren todas las religiones, como hubo que dar una respuesta virtual durante la pandemia, mucha gente le tomó el gusto y perdió el hábito de ir a la iglesia, uno de los desafíos en los próximos tiempos es ese”.

El rabino remarcó el alcance que tiene Panamá como “sociedad reflejo de todo lo que pasa en otras partes del mundo; también puede tomar ciertos caminos que elevan el nivel de discusión y siempre es bueno salir con un mensaje de moderación respecto a la diversidad y el diálogo”.

Sobre su participación en el II Foro Interreligioso de las Américas (Fidela) en apoyo a la Cumbre de Presidentes de las Américas, explicó que dio una serie de recomendaciones relacionadas con temas puntuales de la región en materia de las consecuencias de la covid, fortalecer el trabajo para erradicar la pobreza, el tema de la migración que en la región se ha vuelto muy importante, el respeto a la libertad religiosa y otros tópicos.

En relación con la migración, coincidió con otros líderes religiosos en que se debe tener un trato humanitario hacia los migrantes. Según relató el rabino, el fenómeno requiere una solución global, “hay que entender que son seres humanos que se han visto en muchos casos obligados a salir, ya sea por la situación económica, ya sea por la situación política... es un fenómeno mundial que también tiene repercusiones en América”.

Una visión para el sector educativo

Por su parte, la morá Ruthy Kraselnik tiene a su cargo varios proyectos de educación en la congregación, para niños y adultos. “Yo soy educadora y participo en todas las propuestas educativas que hay en la sinagoga, tenemos una actividad paralela mientras está el rezo de los adultos. Los días viernes para los niños doy clases de hebreo, festividades y tradición para niños en edad primaria. Doy clases para las mujeres”.

Contó que permanece en la búsqueda de apoyo para todo lo tenga que ver con los proyectos educativos y en la planificación de nuevos programas. “Hace 16 años creamos un movimiento juvenil que ya tiene su vuelo propio; consiste en apoyar a los no formales desde un lugar fuera de la sinagoga. Estoy en todo lo que tiene que ver con las actividades educativas en las que pueda participar”.

Además, Ruthy Kraselnik participa en el proyecto de la organización internacional P.G. Library. Relató que llegaron a Panamá con libros en español sobre temática judía y de valores. “Queremos introducir a los niños a que sean partícipes y generadores de buenas acciones para otros niños”.

Entre los programas que desarrollará a futuro, la morá adelantó que hará la ceremonia del Bar Mitzvah -en la que el joven se vuelve adulto y comienza a formar parte de la comunidad- para adultos que por alguna razón no pudieron hacerla cuando les correspondía a sus 12 años.

Voluntariado y donaciones

Tenemos un grupo de voluntariado desde 2017, vamos una vez al mes al banco de alimentos, a empacar productos o lo que sea que nos digan. Participan unas 12 personas por tema de pandemia. Además, aportamos mil litros de leche de larga duración al mes al programa desayunos felices que da leche con cereal a chicos en edad escolar en zonas vulnerables del país, asumimos el compromiso desde el 2015.

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