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- 29/07/2020 00:00
Una vez le preguntaron a Albert Einstein qué haría si tuviese que salvar al mundo en solo una hora. Él, luego de meditarlo un rato, respondió: “Gastaría 59 minutos definiendo el problema y uno en solucionarlo”. No es de extrañar esta respuesta; él, antes ya había dicho en una conferencia que “la correcta formulación de un problema es más de la mitad de su solución”.
Cuando me piden que diseñe una solución o me llaman para una consultoría, casi siempre puedo constatar que se ha hecho lo contrario, se gasta tiempo en solucionar las cosas sin saber claramente qué es lo que se debe solucionar.
Las empresas tienen necesidades en las áreas de tecnologías de la información y las comunicaciones; hoy es casi imposible encontrar un negocio donde no se necesiten, incluso hay negocios que no se pueden llevar a cabo sin esas herramientas, entonces lo lógico sería suponer que su planificación ocurra desde el mismo comienzo.
La primera capa son las comunicaciones; se debe pensar la mejor forma de estar conectado tanto entre los miembros del equipo como con el mundo exterior. Parece obvio, pero he visto muchos gerentes que creen que si ellos tienen internet en su teléfono, con eso basta. Debe recordarse que así como la fuerza de una cadena depende de su eslabón más débil, la comunicación de un equipo se mide por su capacidad de articulación de todos los participantes, no solo de su líder.
La contabilidad es casi siempre lo primero que se monta en algún tipo de sistema y no está mal hacerlo, pero recuerde que su habilidad de contar lo que tiene no mejora su habilidad para vender su producto o servicio; los clientes son la clave y lo primero, así que dependiendo de su negocio, debería buscar la forma de tener un CRM (administrador de relación con el cliente). La mayoría de los problemas de servicio lo son de seguimiento y coordinación, los clientes terminan pagando estos errores en problemas de entrega o satisfacción, y cuando el cliente no está satisfecho, no vuelve.
Los sistemas específicos del negocio son tan importantes como lo que se invierta en la capacitación del personal, así el personal sea el dueño y una asistente. Si su empresa es de traducciones, por ejemplo, no tiene sentido que su personal no sepa manejar perfectamente un procesador de textos.
Las empresas terminan comprando casi siempre el software por pedazos y luego se sacan un ojo cuando lo quieren integrar... aquí es cuando los 59 minutos se vuelven clave; tómese un rato para diseñar una ruta desde el principio, sepa para dónde va y camine en esa dirección. Asesórese bien e investigue; nadie sabe todas las cosas y tener un sobrino que está en segundo semestre o un amigo que sabe de páginas web, no garantiza que se puede crear de forma correcta un ecosistema digital para la empresa.
La regla aquí es no tener algo que no se sabe usar; si usted hace un sitio web, por favor, intégrelo en su plan de negocio, que no quede como una rueda suelta... los clientes perciben eso como desorden.
Don Albert Einstein nos dejó una pista en su respuesta; la clave es definir lo que se quiere de forma clara y concisa, lo demás es ser ordenado, curioso, y no tener miedo a aprender algo nuevo.