Sentenciado a muerte

Actualizado
  • 17/11/2018 01:00
Creado
  • 17/11/2018 01:00
Abro la botella despacio y dejo que el olor del vino tinto despierte mis sentidos. Me sirvo una copa y camino sin prisa de regreso al sillón.

Abro la botella despacio y dejo que el olor del vino tinto despierte mis sentidos. Me sirvo una copa y camino sin prisa de regreso al sillón. Frente a mí, la mesa baja repleta de libros, revistas y papeles. El cenicero vacío. Una música suave y la luz de la luna invaden la sala. Carlos Torralba: no tienes opción. Me traicionaste y voy a matarte.

Bebo un sorbo de vino y enciendo un cigarrillo. Quince años juntos es mucho tiempo. No tengo conmigo tu fotografía, pero podría dibujar cada centímetro de tu cuerpo. Tus cicatrices, tus tatuajes, tus manos suaves de dedos cortos. Cada arruga de tu rostro está grabada en mí memoria como el color de tus ojos, la turgencia de tus labios, los hoyuelos que se te forman cuando sonríes. Aunque no estés a mi lado puedo sentir tu cálido aliento en mi cuello y el aroma denso de tu colonia. Jaipur , esa es la que usas. Mezcla de sándalo y verbena.

Chequeo el celular. Seis mensajes. Uno del periodista de La Prensa por lo del reportaje. Los otros cinco de Santiago. Está enojado, molesto. No voy a dejar que me presione. La decisión de matar a Carlos es solo mía. Bebo otro sorbo de vino.

Terminamos juntos la universidad, también te especializaste en Penal. De ser un provinciano de clase media con solo un título bajo el brazo, te convertiste en un profesional de primer nivel. Todo gracias a mí. Nos unió la juventud y la ambición. Resolvimos los casos más difíciles. Tu porte atlético y tu aura de triunfador se fundieron con mi inteligencia. Sin mi ayuda no hubieras llegado a la cima, dependes de mí hasta para escoger el color de la corbata. Un equipo perfecto. Juntos enviamos a la cárcel a corruptos, asesinos, ladrones, narcos. Gracias a mí, hoy medio país comenta tus casos y hasta los dos últimos presidentes confesaron estar pendientes de tu trabajo. No puedes negar que con mi apoyo te convertiste en una figura pública.

Me sirvo otra copa y recorro con la mirada la bahía. Casi no circulan carros y las ventanas de los edificios de Paitilla están a oscuras. El celular vibra. Es Santiago. Recibo una imagen, la portada está lista. No me importa, ni siquiera la miro.

Tampoco puedes negar que juntos disfrutamos de éxitos, placer y buena vida. Aunque para serte sincera, por ti Carlos Torralba, sacrifiqué algunas cosas como mi matrimonio, que no pudo sobrevivir a tantas horas de trabajo. Y tuve que aceptar otras. Toleré que flirtearas con Cristina Méndez, la secretaria de aquel juez corrupto; con la gringa que trabajaba para la DEA y años más tarde con la prepago que luego terminó muerta en un zanjón camino al aeropuerto. Hasta pude perdonarte el fin de semana en Cartagena con aquella fiscal de Colombia. Ambos sabíamos que todas esas mujeres no significaban nada para ti. Solo eran necesarias y lo tomé como parte de tu trabajo.

Enciendo un cigarrillo y me recuesto en el sillón. La luz de la luna se refleja en el cristal de la copa haciéndola brillar.

Reconozco que cometí errores. ¿Pero quién no se equivocó alguna vez? Yo misma puse en tus manos la invitación a la cena de caridad en el Club Unión y allí conociste a Lucrecia Arias. Joven, inteligente, linda y tan ambiciosa como tú y como yo. Dejé que coquetearas con ella ¡Estaba tan segura de que eras mío! Al comienzo me divertía la sensación de celos que sentía en la boca del estómago. Salías con ella pero por las noches te metías entre mis sabanas y tus besos me despertaban de madrugada. Pero el juego con Lucrecia se convirtió en amor y entonces las cosas se me fueron de las manos.

Quince años de intimidad, de compañía, sin secretos entre nosotros. Pero poco a poco te fui perdiendo. Casi no me visitas y cuando lo haces estás distante, vacío, anhelando escapar de mí y regresar a ella. Sé que se mudó a tu apartamento en Costa del Este, ese que yo te escogí y decoré cuidando cada detalle. Que a diario le regalas flores, exactamente del color de las que a mí me gustan, que le propusiste matrimonio y que planean tener un hijo; lo único que sabes que jamás hubieras podido tener conmigo. Te imagino cargando al niño y siento una punzada en el pecho.

Me levanto en busca de más vino. Se me acabaron los cigarrillos. Miro el reloj. Casi las cinco. Salgo a la calle y el fresco de la madrugada aclara mi mente. Mientras conduzco me acuerdo de Pacheco. Tu primer caso. Narcotraficante de poca monta, más bien era un matón a sueldo. Lograste que le dieran catorce años sin derecho a condicional. Siempre pensé que alguien como él jamás te perdonaría. Por primera vez en horas sonrío. Compro cigarrillos, un café oscuro con poca leche en Nikos y regreso a mi apartamento.

La sala me recibe silenciosa, iluminada apenas con las primeras luces del día. La mesa baja repleta de libros, el cenicero de colillas y la copa vacía. Le envió un mensaje a Santiago. Necesito que venga y que traiga algo para desayunar.

Camino en dirección a mi escritorio pensando en Pacheco y en cómo se vería ahora, ya libre luego de tantos años de encierro y resentimiento. Me siento frente a la computadora. Te odio Carlos Torralba y voy a firmar tu sentencia de muerte. Destapo el vaso plástico dejando escapar el fuerte aroma a café y escribo.

Después de catorce años volvió a mirar de cerca aquel rostro.

–Licenciado Torralba –susurró Pacheco antes de disparar tres veces a quemarropa y desaparecer dentro de la misma oscuridad de donde había salido.

Por fin, imprimo varias hojas y las coloco dentro de un sobre amarillo. Suena el timbre, sé quién es. Cierro el sobre y, con resaltador negro y en letra de imprenta, garabateo de prisa: Santiago Fosatti – Editor - Capítulo Final .

ABOGADA Y AUTORA

‘Nos unió la juventud y la ambición. Resolvimos los casos más difíciles. Tu porte atlético y tu aura de triunfador se fundieron con mi inteligencia...'

MARÍA LAURA DE PIANO

Autora

Abogada, cuentista y novelista.

Egresada del Diplomado en Creación Literaria de la UTP.

Ha escrito El Color de las Buganvillas (Premio Sagitario Novela Corta), Misteriosa Panamá (mención honorífica en el Premio Nacional de Cuento José María Sánchez).

También es autora de Vidas ajenas (Premio Diplomado en Creación Literaria) y Pesadillas de verano , que recibió este año el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró, en la sección cuento.

Escribe en el blog marialauradepiano.com

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