Polonia, un ejemplo nuevo

Actualizado
  • 08/01/2012 01:00
Creado
  • 08/01/2012 01:00
H ace poco estuve en una exposición en Berlín cuyo tema era Polonia-Alemania 1000 años de arte e historia. Es una exposición que nos lle...

H ace poco estuve en una exposición en Berlín cuyo tema era Polonia-Alemania 1000 años de arte e historia. Es una exposición que nos lleva de la mano por unas de las relaciones más complicadas de Europa, es decir, la relación entre dos países que, a través de la historia, ha estado muy lejos de ser un jardín de flores.

Ha sido una historia de ocupación, de negación de la identidad regional y nacional y, sobre todo, de opresión, donde incluso polacos colaboraron en la deportación de judíos bajo la ocupación nazi.

Es la historia de un país como Polonia que ha sufrido el peso tanto de los rusos como de los alemanes, una historia de un país que abrazó tempranamente la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en su afán por liberarse de la dominación soviética.

Hoy día Polonia es una nación cuya democracia funciona, con una economía boyante basada en la excelente formación de su capital humano, y, además, con una política exterior que reconoce el importante papel de Alemania en la Comunidad Económica Europea.

Pero llegar a este punto fue un camino difícil, que no solamente se le debe a los polacos, pero sí a la transformación general del mundo y, especialmente de la región, aunque todavía los rusos luchan por instalar la libertad y la democracia en un país manejado tradicionalmente por autócratas, dictaduras y sistemas totalitarios.

La libertad y la democracia, como lo han demostrado los polacos, es un bien universal, es un principio de nuestra civilización moderna, y un flaco favor le hacemos a estos principios sí, como excusa frente a un agresor externo o interno, se termina oprimiendo a los ciudadanos o a un pueblo.

De ésto último ya tenemos lamentables y suficientes ejemplos en América Latina, ya sea proveniente de las llamadas ‘derechas’ o de las ‘izquierdas’, porque ven en la democracia, en las libertades ciudadanas, su gran enemigo, el fantasma que hay que vencer, exterminar y expiar. En Polonia, en fin, tenemos un gran ejemplo: las libertades democráticas se defienden.

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