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- 01/01/2016 01:00
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El camino no es para nada aburrido. Se entra por la ciudad de Penonomé y poco a poco el conocido paisaje de campo va cambiando a medida que nos vamos adentrando en la montaña. Hay que recordar que se trata de un lugar volcánico y no será raro encontrarse con picos bastante agudos y rocas escarpadas. El verde parece ser el mismo de siempre, aunque esto no es necesariamente cierto. Algunas especies de plantas y flores son conocidas a la vista, otras, son un misterio.
Toma veintiocho kilómetros desde la ciudad de Penonomé, llegar al Mariposario Cerro La Vieja en la comunidad de Chiguirí Arriba. Sus instalaciones están a orilla de carretera, aunque para ver algo de sus estructuras hay que bajar a una hondonada, —los terrenos planos son mucho más costosos que los quebrados, y estas característica logra darle un encanto al lugar.
En el pequeño vestíbulo nos encuentran los biólogos y esposos Samuel Valdés y Marelys Torres. Hace cuatro meses abrieron al público estas instalaciones que tienen una multiplicidad de propósitos: establecer un emprendimiento turístico, ofrecer un apoyo educativo a las comunidades cercanas y una fuente de ingreso a las comunidades cercanas, con una actividad sostenible y ofrecer un espacio a la investigación de estos insectos, poco estudiados en nuestro país cuyo nombre irónicamente significa ‘abundancia de mariposas'.
Valdés hace la presentación inicial. Unos módulos explican cómo se lleva a cabo, sin que nos demos cuenta, una guerra silenciosa en la naturaleza, a solo unos pasos de nosotros.
Y es que para que nazca una mariposa, tiene que darse todo un proceso que involucran plantas y otros seres vivos. Una especie específica de mariposa pondrá sus huevos en una determinada planta. A esta se le llama ‘hospedera'. La mariposa representa una carga para esta planta que activará sus mecanismos de defensa pues sus hojas serán comidas por las larvas de las mariposas.
‘En algún momento evolutivo, la planta empezó a desarrollar unos puntos amarillos en las hojas para confundir a las mariposas. Cuando la hembra sobrevuela la planta cree que ya hay unos huevecillos. Entonces las mariposas deciden poner los huevos en la parte posterior de las hojas', explica el biólogo.
‘ES UNA ACTIVIDAD QUE TRANSFORMA LAS VIDAS, TRANSFORMA EL PAISAJE Y TRANSFORMA LA PERCEPCIÓN DE LAS PERSONAS CON RESPECTO AL AMBIENTE',
SAMUEL VALDÉS
BIÓLOGO
Y todos estos detalles lo que buscan es hacernos comprender que la naturaleza sigue evolucionando y que todos estos cambios eventualmente afectarán nuestra vida. Entonces, ¿por qué darle tan poca importancia?
La puerta se abre para hacernos pasar al mariposario. Allí veremos ‘en vivo' todo el proceso de vida de las mariposas del área de Chiguirí Arriba.
Allí nos recibe nuestra guía, Asquena Aguilar. Ella conoce como la palma de su mano el espacio cultivado con un hermoso jardín en el cual habitan unas 35 especies de mariposas. Algunas de ellas se acercan a ella sin ningún recato. Se han acostumbrado a su presencia. Ella tiene la tarea de proveerles de alimento (frutas ) que consumirán además del néctar de algunas plantas que componen el hermoso jardín donde se han establecido los senderos donde se puede ver con lujo de detalles, toda la evolución de las mariposas.
‘Las plantas del mariposario se pueden dividir en tres grupos: las nectareas, para alimentar las mariposas adultas, las plantas hospederas que las mariposas utilizan para poner sus huevos y las ornamentales para dar vistosidad al mariposario', destaca Aguilar.
Así, entre los senderos nos va identificando las mariposas heliconius, cuya planta hospedera es la pasiflora (maracuyá), y la caligo memnon (ojos de buho), cuya planta hospedera son las heliconias. El mariposario debe contar con las plantas hospederas para las alrededor de 35 especies de mariposas con las que se está trabajando en el área.
Otra labor de Asquena es colectar dos veces al día los huevecillos que las mariposas depositan en hojas y zarcillos de las plantas. Todos ellos, o al menos un 70%, serán ubicados en el área de laboratorio donde serán identificados y ubicados en plantas hospederas donde se monitoreará su crecimiento y evolución.
‘Con esto lo que queremos hacer es asegurar la producción, controlar de manera humana lo que sucedería de forma natural', explica Torres. Y es que con la cantidad de depredadores naturales que tienen las mariposas en su constante guerra silenciosa, muchas de ellas no lograrían completar su evolución hasta poder desplegar sus alas, pero dentro del recinto, son las reinas. Tienen la vida garantizada, aunque sea muy corta.
EL PROYECTO
Valdés fue el biólogo encargado del mariposario del hotel Gamboa Rainforest', proyecto que ayudó a armar junto con un experto costarricense. Desde entonces la idea de tener un espacio propio que ofreciese educación, además de algunos ingresos había estado recorriendo su mente. En 2008, en una visita al área de Chiguirí Arriba, pudo ver el potencial de un terreno que le estaban ofreciendo y decidió emprender el proyecto junto con su esposa.
Establecer los espacios fue sencillo, dice el biólogo. en la mente todo iba ocupando su lugar, pero para que en ‘la vida real todo fuera tomando forma, debieron pasar unos tres años. ‘Tienes que construir, establecer una estructura y, lo más importante, tiene que haber naturaleza, las plantas son importantes, tienen que se las plantas que las mariposas reconocen como hospederas, la mayoría de ellas consideradas ‘monte' por las personas. Bejucos, lianas, plantas que no tienen uso conocido', cuenta Valdés.
Con la ayuda de un botánico y luego de haber buscado las referencias bibliográficas de las plantas, las vas identificando en la montaña, luego se colectan sus semillas o brotes para ir elaborando un jardín.
‘Fueron dos años de aprendizaje, qué mariposas hay, de qué se alimentan, cultivar esas plantas en un vivero y dentro del terreno para entonces poder decir, ‘puedo traer mariposas para que se reproduzcan aquí', comenta.
Pasado ese tiempo, se había logrado un lindo jardín abierto que era muy atractivo para las mariposas. ‘veías mariposas por todos lados, pero también veías a los animales comiendo mariposas... aún así ya teníamos orugas y crisálidas, pero no estructuras', recuerda.
Completarían la labor cerrando con malla y poniendo el cableado. Entonces las mariposas empezaron a reproducirse bajo la protección de la malla, sin depredadores y sin plagas.
EL TRABAJO CON LA COMUNIDAD
Las mariposas puede ofrecer sustento a toda una comunidad. El primer paso, aunque no el único es ofrecer capacitación a los moradores de la comunidad en el cuidado y cría de las mariposas para trabajen para el mariposario. Sin embargo, la meta de Valdés es ir más allá y convertir a los vecinos en emprendedores, enseñándoles el oficio de la cría de mariposas para que ellos ofrezcan su producto ya sea al propio mariposario o para la exportación.
Los interesados recibirán en calidad de préstamo las mayas de zarán y algunos otros materiales de construcción. Ellos elaborarán en sus jardines o patios y se les comprará la producción de crisálidas. Eventualmente se les va a enseñar a hacer artesanías con las alas de las mariposas.
‘Queremos ofrecerles una alternativa para que no tengan que cortar árboles o dedicarse a la ganadería en un lugar que nos es recomendable para ello y esperamos que haya una transformación, aunque sea pequeña para mejorar la calidad de vida de su familia', establece el especialista.
Cuenta Valdés que en los viajes que hizo para conocer más sobre estos aspectos del negocio en Costa Rica, pudo conocer comunidades con cientos de familias dedicadas a la crianza de mariposas. La economía de esos pueblos giraba en torno a las mariposas.
‘Es una actividad que transforma las vidas, transforma el paisaje y transforma la percepción de las personas con respecto al ambiente. Saben que no pueden fumigar ni usar pesticidas, porque matas tu producción. Cambia la relación de las personas con la tierra con el entorno, hay posibilidad de mejorar de su economía con un recurso que es del área', asevera.
DIRECTO O PARA DISFRUTAR MÁS EL PAISAJE
Desde Penonomé se llega al Mariposario Cerro La Vieja por el camino de Churuquita. tomará unos 30 minutos. Pero también puede hacer la ruta desde El valle de Antón haciendo una ruta paisajística completa.
Con este proyecto, Valdés desea asegurar que la biología puede ir más allá de generar conocimientos, que también puede mejorar la calidad de vida de las personas, puede convertirse en un modelo de negocios para formar parte de los modelos económicos del país a través del conocimiento.
Un negocio con muchas alas
La mariposa resulta un negocio cuando la gente visita el mariposario. ‘El turista paga por ver las mariposas volando en un medio controlado, pero abierto, natural. Se trata de un experimento en contacto directo con los insectos, los huevos, las larvas. Este es un segmento del mercado, pero no es el único', asegura Valdés
La mariposa se comercializa además con el negocio de la liberación de mariposas en eventos de especial significado como bautizos, quinceaños, bodas e incluso funerales. ‘La mariposa tiene un profundo mensaje de metamorfosis, viene de ser una oruga y se transforma en una mariposa. Ese paso emula algunos pasos de la vida humana', establece Valdés. En bodas se liberan unas 100 mariposas que se cotizan entre 5 y 10 dólares la unidad.
‘Hay una empresa en Panamá que ha dado un paso más allá, haciendo arreglos de flores con crisáidas. Se entrega el arreglo y entre las flores nace una mariposa', agrega el biólogo.
Y así como se vende una crisálida apra un arreglo, la venta de crisálidas se puede multiplicar por cientos o miles cuando las compran grandes amriposarios que exhiben especies de todo el mundo.'Ellos compran la crisálida en Costa Rica, Colombia o Perú, se empacan, se envían y allá nacen. Hay demanda y un mercado que en Costa Rica representó para 2013, cerca de 2 millones de dólares', afirma Valdés.
Debido a su corto periodo de vida, el envío de mariposas es constante, generando muy buenos ingresos a sus productores.
Este año Valdés hará la primera exportación de crisálidas panameñas a Polonia.
Por último, La mariposa también se comercializa después de su muerte. ‘Con las alas de la mariposa secadas en horno se elaboran artesanías. Aretes collares pulseras, anillos que son hechos de alas de mariposa con resina o cristales. La marca Butterfly Gift se está comercializando ya en 4 sucursales de las farmacias Arrocha.
Una mariposa muerta se comercializa también en el mercado internacional para coleccionistas y cuadros que se pueden hacer de manera sostenible.
‘Es un mercado especializado y básicamente por endemismos, puedes ofrecer un producto único', detalla. Así, las mariposas ofrecen ganacias desde antes de nacer hasta después de su muerte.