• 05/09/2021 00:00

Papeleo

De esa forma, de mano en mano, se pierde un elefante, se pierden expedientes de casos calientes y se cometen errores que ponen en la calle a delincuentes peligrosos

¿Saben ustedes cómo se puede asegurar un Estado de que la corrupción tenga menos resquicios para poder colarse en sus entresijos? Pues miren ustedes, es tan fácil como minimizar la cantidad de personas que tienen que manipular cualquier gestión. Cuantos más papeles, firmas, resguardos, ventanillas y funcionarios estén involucrados en los procesos, más posibilidades hay de que haya que salpicar en uno u otro lugar y más fácil es que te puedan presionar para hacerlo porque, obviamente, más gavetas y escritorios debe recorrer tu solicitud pudiendo perderse con mayor facilidad en el mar proceloso de aquellos que redondean su sueldo con el goteo de los corruptos, (que sí señores, que la corrupción es de dos vías y que igual de corrupto es el que recibe la coima como aquel que la entrega).

De esa forma, de mano en mano, se pierde un elefante, se pierden expedientes de casos calientes y se cometen errores que ponen en la calle a delincuentes peligrosos.

Pero como este desbarajuste no comienza de la nada debemos entender que el principio que rige la estulticia por la cual en el Municipio de Panamá no te acepten para determinados trámites una fotocopia de cédula perfectamente legible si está en un tamaño mayor que el original, es el mismo principio de viveza que permite que un tipo salga de Punta Coco. Seguro que el abogado de este último sí se ha asegurado de que las fotocopias que tenía que presentar estuvieran en el tamaño correcto. E igual que el funcionario del Municipio que rechaza la solicitud a trámite porque tu fotocopia no cumple los requisitos está esperando que tú le ofrezcas bajo la mesa veinte palitos para que él mismo, “Traiga acá caballero que yo le hago el favorcito”, te saque la copia nítida en tamaño 1:1, el otro funcionario, seguro que por un poco más de veinte rúcanos, se encarga de tergiversar, modificar, intercambiar y traspapelar lo que sea menester para que el condenado a vivir en una isla en medio del mar, se pasea en otras costas mucho más lujosas.

Y me quedo yo pensando en lo de la exigencia del Municipio de que las fotocopias para traspaso de carros tengan que estar en el tamaño exacto de la cédula se presta para mucha malicia, una fotocopia a color, de tamaño exacto de la cédula… ¿no se les ocurren a ustedes muchas cosas que hacer con este filón de documentos de identidad listos para plastificarse? En estos casos y en el Estado fallido en el que vivimos, piensen ustedes mal y acertarán casi siempre.

Después de haberse demostrado durante un año y medio que las cosas pueden hacerse virtualmente, que los documentos pueden escanearse y enviarse, ¿volvemos a la fotocopia, a la hojita sellada, a pagar en ventanilla y a depender del funcionario de turno? ¿Regresamos a los tramitadores, a coger número, a aglomerarnos en filas cuando muchas de los trámites pueden y deben hacerse en línea?

Cuando un Estado se empecina en no dejar rastro electrónico de las gestiones e insiste en continuar con el recibo, el sello y las hojitas grapadas en una carpeta amarilla es porque los que lo componen saben perfectamente que esa es la mejor manera de poder manipular cualquier cosa, desde la libertad de un preso peligroso hasta la impunidad de los amigos del Ministro de Cultura. Y del Presi y sus amigotes ya ni hablo, ellos no necesitan manipular nada, ya nos han abofeteado en la cara con su blindaje. Ellos ya pueden hacer lo que quieran porque con papeles o sin papeles, siguen siendo los reyes de la sinvergüenzura.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus