Adictos al sexo

C erca del 6% de la población es adicta al sexo, aseguran algunos estudios, por lo que la obsesión por la sexualidad y su entorno podría...

C erca del 6% de la población es adicta al sexo, aseguran algunos estudios, por lo que la obsesión por la sexualidad y su entorno podría ser un grave problema social. Aún cuando es un tipo de adicción que no suele confesarse y que se manifiesta cuando ya es demasiado tarde, generalmente cuando ha destruido una relación de pareja o ha llevado a la ruina a una familia completa.

De eso pueden dar fe, simples mortales y celebridades que han sido tratadas para superar esta enfermedad, que nos trae a la memoria al personaje de Kim Cattral en la serie de tlevisión “Sex and the City”, Samantha Jones.

Frente a la sexualidad vista como enfermedad, la práctica responsable de ésta, por parte de la mayoría de la población, marca la diferencia, al contribuir generalmente al equilibro personal y a la consecución de la codiciada plenitud que todos pretendemos en nuestro recorrido por la vida. Sin perder de vista los aspectos morales y las convicciones de cada cual, ni tampoco los cambios en los comportamientos sexuales que hoy día deben asumirse, de cara a la práctica del sexo seguro para frenar el auge de graves enfermedades como el sida, la sexualidad no debe ser tabú pero tampoco convertirse en una obsesión prioritaria: una práctica responsable, alejada de la represión, es posiblemente el mejor camino posible.

La hipersexualidad se caracteriza por una frecuente estimulación genital que, una vez alcanzada, puede no resultar en la satisfacción emocional (o sexual) a largo plazo del individuo. En cambio, va acompañada de sentimientos de malestar y culpa.

Se piensa que esta insatisfacción es la que alienta la elevada frecuencia de estimulación sexual, así como síntomas psicológicos y neurológicos adicionales. La adicción al sexo o hipersexualidad es un trastorno caracterizado por una necesidad incontrolable de sexo que puede manifestarse, no sólo en la frecuencia y cantidad de las relaciones, sino también en la masturbación y consumo de pornografía.

Esta enfermedad se podría considerar que está de moda, como vemos con frecuencia en las noticias, donde se informa de estrellas que ingresan en clínicas de “desintoxicación al sexo”.

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