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- 21/12/2014 01:00
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No es cualquiera la autora que en siete años publica cuatro novelas exitosas, sobre todo bajo el sello Planeta. Y no se le da a cualquiera el reconocimiento y el mérito que tiene esta escritora de menos de 40 años y formas muy recursivas de contar sus historias.
En la pasada feria del libro de Guadalajara, Laura Martínez-Belli, de padre español y madre nicaragüense, estrenó su última novela La última página , y lo hizo de la mano del periodista mexicano Carlos Puig, quien durante la presentación le hizo preguntas muy directas y trató de amedrentarla; pero Martínez-Belli no se dejó, saliendo airosa de aquella prueba de machismo y rigor periodístico que le impuso el señor Puig, de manera suave, fina, pero firme y contundente.
ENTRE AMÉRICA Y EUROPA
Laura nació en Barcelona, vivió su infancia en Panamá, donde su padre era el gerente de un banco español, y la adolescencia en Madrid. Desde el año 2004 vive en México, así que lo suyo es ser, como ella misma dice, ‘una ciudadana del mundo’.
Sin embargo, su arraigo mexicano lo tiene muy acentuado y es así como sus novelas anteriores se han recreado, la primera, en historias de la Revolución; la segunda, de la cultura his pano religiosa y también del acontecer político; la tercera, en algo tan fantasioso como solamente se puede dar en México; y su cuarta y última publicación, con más decisión y convicción en temas tan delicados como tratar a personas que sufren de Alzheimer, una tensa relación entre madre e hija, y el enfrentarse a las dos caras de uno mismo —de una misma moneda—, de las que quizás uno no se había dado cuenta.
Además, los personajes llevan nombres vinculados a la enfermedad que afecta a tantas personas y que los que más sufren son sus familiares, como lo son Soledad y Olvido.
NOVELÍSTICA
Su formación en Historia del Arte la llevó desde los senderos de los corridos mexicanos a las piezas de arte religioso ( El ladrón de cálices , su segunda novela) y a la exaltación de la naturaleza trastocada en vigorosa y surrealista expresión ( Las dos vidas de Floria , la tercera) para aterrizar en esta obra que devela madurez, conocimiento de los tiempos y de los protagonistas y sobre todo, una trama que sorprende por lo actual y a la vez novedoso.
Me decía Laura en las pláticas que sostuvimos durante la feria, que La última página es una especie de consecuencia directa de Por si no te vuelvo a ver (ópera prima), y es una novela pulida, pensada y repensada. No solo hace gala de su gran conocimiento del ser humano y su psique, sino de los recónditos lugares donde se albergan sentimientos o resentimientos que no sabemos que están latentes.
Este libro fue finalista del Premio Letras Nuevas 2013. Es su novela más intimista. Los otros tienen base histórica, ésta la tiene de la mujer actual, de nuestra época. Reboza de otra ambientación, muy actual y muy convincente.
BANCO DE RECUERDOS
Laura da clases de escritura creativa, tiene dos niños, y participa mucho en las redes sociales. Para todo eso se requiere una gran organización y ella lo hace muy bien. En teoría, y por los horarios de sus obligaciones, escribe por las noches. Cuando está imbuida en la escritura de una novela escribe como unas 8 horas diarias, pero lleva el tema en un cuaderno y donde se le ocurre una idea, lo va anotando. A mi pregunta de si tenía un método de trabajo, sea que la estructura fuera de una y otra forma, dice que no sabía que la tenía hasta que descubrió el propio con esta novela.
Escribir este libro le tomó ocho meses. Las clases y los talleres que imparte le han servido mucho, especialmente para el producto que se ve en La última página , la que considera un homenaje al oficio de escribir y a la literatura. Es a través de sus personajes, y las vidas que ellos llevan y por qué no siguen en uno u otro rol, donde se reflejan los miedos, las inseguridades que todos tienen. Dice que es su propia voz la que habla y el resultado es un tratado no solo de erudición literaria sino –un personaje inspirado en J. D. Sallinger, el autor de El guardián entre el centeno , escrito en 1951— y con referencias a otras obras, sean clásicas o contemporáneas, donde abundan las referencias y citas de escritores iberoamericanos, como Carmen Posadas, Maruja Torres, Antonio Skármeta, Elvira Lindo, Rosa Montero, Carlos Ruiz Zafón, etc.
Una manera muy dúctil y grácil de darle vuelta a la tuerca de expresar lo difícil que es olvidar lo que uno ha hecho en la vida, y que es lo que pasa cuando una persona se enfrenta a la enfermedad de Alzheimer. Para eso hay un ‘banco de recuerdos’, donde cada uno puede depositar una historia y guardarla para que sea leída por otros.
Eso es lo que persigue en apariencia el protagonista principal, el excéntrico Eduard, y por esa razón contrata a Soledad, una mujer soltera rozando los 40 años, con aspiraciones literarias pero con una carrera profesional desastrosa. Las historias que van a depositar en el banco de recuerdos son a veces inverosímiles y otras muy cotidianas, pero a través de ellas Soledad va descubriendo la personalidad de Eduard, la suya propia y los conflictos que tiene en su vida personal, como son sus relaciones afectivas, sean con novios, su madre o sus amigas.
Es un libro que te engancha desde el principio y que disfrutas… hasta ‘la última página’.