Más vale burro en nacimiento...

Actualizado
  • 16/12/2012 01:00
Creado
  • 16/12/2012 01:00
El Papa Benedicto tiene de vuelta y media a las señoras panameñas, defensoras y amantes a ultranza del tradicional armado del nacimiento...

El Papa Benedicto tiene de vuelta y media a las señoras panameñas, defensoras y amantes a ultranza del tradicional armado del nacimiento. Andan como locas pues, simple y sencillamente, no conciben la idea de eliminar al burro y al buey del pesebre. No hay fiestita navideña a la que vaya donde no aparezca el tema, tarde o temprano, despertando indignación y una algarabía rebelde nunca antes vista. Me resulta increíble realmente, tanto la decisión papal como el impacto que ha tenido en las mujeres de nuestro terruño.

Me puse a investigar cómo era la vaina, y resulta que el Sr. Ratzinger ha escrito un libro llamado ‘La infancia de Jesús’, en el que aclara que los evangelios no mencionan por ningún lado la presencia de animales en el pesebre. Según explica, la aparición de los cuadrúpedos en el nacimiento es el producto de una libre asociación de los católicos que, al ser un pesebre el lugar donde comen las bestias, intuyen que alguna tendría que haber por ahí. Y tan descabellado no es, digo yo. Por otro lado, sostiene que el burro y el buey representan la humanidad, siendo testigo del humilde nacimiento del hijo de Dios. Si el pobre nació en la precariedad anónima de un establo, mejor creer por lo menos que habían dos animales para hacerle compañía. ¡Cómo lo vamos a quitar ahora, ombe!

Yo no soy católico y el Papa Benedicto no me resulta muy simpático que digamos, honestamente. Dicho esto, como comprenderán, el futuro del burro y el buey no me roban el sueño en lo más mínimo. Pero no puedo negar que me parece significativa y muy poderosa la reacción de las panameñas (no quiero ser sexista, pero de momento no he escuchado a ningún hombre comentarlo) ante la posibilidad de que estos animales sean desterrados del imaginario católico que ellas, celosamente, han representado por años de los años. Parece que hay algo muy importante en juego, como si el pequeño Niño Dios les fuera a reclamar: ‘A ver, ¿dónde has metido al burro, qué fue del buey que antes me acompañaba y me daba calor?’.

Se resisten tanto a ser participes de la decisión papal, que no he escuchado una sola de ellas que comente la noticia sin afirmar al final: ‘Yo los voy a poner, no me importa’. ¡Es genial! No sé ustedes, pero yo veo algo hermoso en esa convicción y, pese a mi falta de fe, no puedo menos que apadrinar la anónima rebeldía de estas señoras. Es más, ayudando un poco a la causa, digo yo que si de sacrificar animales se trata, ¿podríamos mejor entregar al olvido al pinche Burrito Sabanero que ya me tiene podrido? No veo la hora de que llegue finalmente a Belén, ¡por Dios! O a los peces que beben y beben en el río, estoy muy preocupado de que les dé una cirrosis hepática cualquier día de estos. Qué manera de beber…

En fin, tanto me puse a indagar en el asunto, que encontré una página web católica que explica en detalle el caso. Y, oh sorpresa, no hay que modificar el nacimiento señoras mías. No me complace para nada ser el abogado del diablo, pero tal parece que en el propio libro, el Papa Benedicto aclara: ‘Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno’. Dicho esto hermanas, no sufran más, duerman tranquilas y hagan el nacimiento como les de la gana.

En recompensa a este esclarecimiento al que he contribuido, solo pido que hagan fuerza y apoyen otras causas mucho más importantes, como la justa y necesaria eliminación del Burrito Sabanero de la faz de la tierra.

COLUMNISTA

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