Demetrio Romero Wong ‘lastimosamente en Panamá se premia la mediocridad'

Actualizado
  • 10/06/2019 02:06
Creado
  • 10/06/2019 02:06
El locutor, uno de los primeros profesionales del micrófono en transmitir los encuentros del béisbol nacional, aborda la evolución de los radiodifusores, tras el Día del Locutor, celebrado ayer 9 de junio. Comparte detalles personales y de la profesión

Con solo su voz educan, informan y entretienen. En Panamá los radiodifusores celebran, el segundo domingo de junio, el Día del Locutor, profesión que a través de los años ha evolucionado pero mantiene su principal virtud, ‘penetrar hasta donde los otros medios de comunicación no llegan', anota Demetrio Romero Wong, un veterano presentador radial. Más de seis décadas tras el micrófono avalan la opinión de Romero sobre las deficiencias que hoy enfrenta la profesión en suelo panameño. ‘He dedicado toda mi vida a la radio y al periodismo. Empecé en 1950 en La Voz del Pueblo. En esa época hablaba en un micrófono el que podía, no el que quería', sostiene el locutor y argumenta que ‘muchos' de los actuales radiodifusores ‘carecen de cultura general', y les aconseja leer, pues ‘con la lectura enriqueces tu bagaje'. Romero Wong, nació el 22 de diciembre de 1932 en la provincia de Bocas del Toro. Fue de los primeros profesionales del micrófono en transmitir los encuentros del béisbol nacional. A sus 83 años, mantiene vívidos recuerdos. ‘Debuté como narrador de béisbol en un partido inaugural entre Colón y Los Santos en Chitré, en 1959. Quedó empatado 3-3. En esos años se jugaba de día y cuando iba cayendo la noche, el árbitro detenía el partido, no había luz', rememora. El bocatoreño también fue pionero en la narración de los bailes típicos, cuando este género musical daba sus primeros pasos en la capital.

¿En qué momento decidió ser locutor?

Tengo un hermano ciego, se llama José Romero Wong. Él tocaba la armónica y se inscribió en un concurso de aficionados. Para ese entonces yo no tenía el deseo de ser locutor, aspiraba ser mecánico de refrigeración. Llevé a mi hermano a concursar a un programa de la emisora La Voz del Pueblo y ganó. Cuando fuimos a recoger el premio ingresamos a la emisora, vi los estudios, conocí a algunos locutores y ya me entró el deseo de querer hablar por radio. Me hice amigo de varios de allí y un día me pusieron una prueba y quedé haciendo turnos esporádicos.

¿Es imprescindible un buen tono de voz para ser locutor?

Diría que no, eso ayuda, pero no es lo más importante. Lo que se necesita es mucho nivel cultural, bagaje de cultura general. Porque el locutor se debe al oyente y el oyente quiere informarse, por lo menos en aquella época, y uno tiene que estar al día de los acontecimientos nacionales e internacionales, leer mucho.

¿Cuál fue el primer programa en el que participó?

Mi primera actuación fue en un programa de variedad. Tenía que animarlo y anunciar. En esa época el locutor era más completo que ahora. Además de ser locutor musical, era presentador, maestro de ceremonia, algunos abarcamos más y llegamos hasta el deporte y leer noticias.

¿A qué famosos entrevistó Romero?

Muchos, pero resalto a Héctor López, el primer panameño en jugar con los Yankees de Nueva York. Y también a la cantante Catalina Carrasco.

¿Qué satisfacciones le ha dado el ser locutor?

Una es las transmisiones del béisbol. En 1963 yo empecé a organizarlas. Era una época en la que los propietarios de las emisoras no le ponían interés al béisbol nacional porque no era rentable. Solo se transmitía el béisbol profesional, el nacional no tenía respaldo. Con mucho esfuerzo económico empecé a organizar las difusiones de los partidos nacionales a través de emisoras como Radio Reforma , de Chitré, y Radio Musical. Los locutores que incursionamos en esto, casi todos, vivíamos en la capital, por lo que los locutores del interior tenían la inquietud de participar. Les di la oportunidad. Todo esto fue noticia y periodistas de le época comentaron: ‘Romero Wong convierte las narraciones del béisbol en una escuela de narradores'; esto para mí es una gran satisfacción.

¿Cuál fue la época más difícil para enviar un mensaje a través de la radio?

‘Mi primera actuación fue en un programa de variedad. Tenía que animarlo y anunciar. En esa época, el locutor era más completo que ahora. Además de ser locutor musical, era presentador y maestro de ceremonia...'

Entre 1964 y 1968. En esa época no existían los programas de llamada telefónica que hoy tenemos, estaban prohibidos. El que quería hacer uso del micrófono, tenía que ir a la emisora e identificarse, pero no se aceptaban llamadas, y menos anónimas. Ramón Pereira, dueño de Radio Mía , quebró esa regla. Puso un programa que se llamaba ‘El Pueblo Opina' y lo moderaba el profesor Luis Restrepo. Las personas podían opinar del tema que se estipulaba diariamente. En esa temporada llego a Radio Musical y el dueño me dice: ‘tenemos que hacer un programa que compita con ‘El Pueblo Opina”. Así nace ‘Dígalo Usted', pero con tema abierto. La gente aprovechó para hablar de política y sobre las cosas malas del Gobierno. Como en todas las épocas los gobernantes tiene una piel muy sensible, quisieron cerrar estos programas. Las emisoras respondieron y se unieron al formato y hoy día más del 90% de las estaciones radiales en Panamá tienen este tipo de programas.

En su andar por la vida, ¿de qué se arrepiente?

De nada, al contrario, estoy agradecido de todas las cosas que me han pasado. Como toda persona, he tenido mis altas y bajas, buenas y malas, pero me siento feliz. Cada mañana le doy gracias a Dios por estar aquí. Ya tengo 86 años, gozo de salud y de buena memoria; padre de seis hijos maravillosos, lamentablemente dos fallecieron, pero me siento contento de mis hijos y de la profesión.

¿Cuál es la mayor virtud de los hombres?

Ser hombre es hacerle frente a tus responsabilidades, no puedes rehuir a tus compromisos. Hoy vemos mucho maltrato a la mujer, creo que ese machismo no hace más hombre a un hombre; al contrario, lo rebaja, lo denigra. Una virtud es trabajar con ganas.

Ha vivido 13 períodos electorales, ¿considera que un gobierno puede beneficiar a la mayoría de los panameños?

¡Claro que se puede!, es cuestión de, primero, no improvisar; y segundo, no querer hacer una república nueva cada cinco años, porque eso es un mal de nuestros gobernantes. Lo que el gobierno anterior hizo consideran está mal hecho y no hay continuidad de los programas, ni siquiera de los buenos. Deben continuar obras y si hay algo mal, corregirlo.

¿Cuándo una mujer pierde su encanto?

Cuando habla con palabras obscenas. Y es igual con los hombres. A veces sorprende ver gobernantes, personas con muchos títulos y que su hablar es desagradable. De nada les sirven los estudios.

La pobreza, al parecer un mal de nunca acabar. ¿Cuál sería el arma ideal para combatirla?

Lo que llamamos educación. Hay que mejorar nuestros programas para que la educación pública llegue a todos los rincones del país. Entre mejor está preparada una persona, mejor le va en la vida. Lastimosamente, en Panamá se premia la mediocridad. Aquí al maleante, que se pasa toda una vida robando, el gobierno le da un incentivo económico para que no robe más; en cambio, en diciembre de cada año nuestros colegios gradúan a cientos de muchachos que tienen el sueño de ir a la universidad y una gran mayoría no puede ir porque no tienen los medios económicos. Para eso los gobiernos no tienen incentivo.

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